La motricidad fina se desarrolla desde los 2-4 meses hasta la edad escolar, comenzando con la coordinación de manos y ojos y los cimientos de la motricidad a los 5 meses. Se mejora la precisión y exactitud a medida que el niño crece y está unida al desarrollo de la inteligencia. Algunas formas de desarrollar la motricidad fina incluyen encajar tuercas y tornillos, dibujar, modelar, enhebrar y realizar actividades como laberintos y crucigramas.