“Las lucecitas, que brillan, de noche en el cementerio, Están diciendo a los vivos. Que se acuerden de los muertos.”
Una reflexión sobre una noche de introspección y recuerdo
Exposició en la que todas las obras eran tridimensionales con gran variedad de soportes, conceptos y técnicas por los siguientes alumnos de "l´Escola de Plàstica Experimental A. Vives": María Casado, Joan Roselló, Mª Isabel de Piero, Fina Gilabert, Pepa Espasa, Jose A. Crisóstomo, Clairie Gourlay y María Muñoz. Casal de la Música de Gata 2012
PORTAFÓLIO DE CRIMEN Y CASTIGO, REALIZADO CON FRAGMENTOS DE LA PRIMERA PARTE DEL LIBRO DE FIODOR DOSTOIEVSKI. PORTAFÓLIO DE CRIMEN Y CASTIGO, REALIZADO CON FRAGMENTOS DE LA PRIMERA PARTE DEL LIBRO DE FIODOR DOSTOIEVSKI.
Exposició en la que todas las obras eran tridimensionales con gran variedad de soportes, conceptos y técnicas por los siguientes alumnos de "l´Escola de Plàstica Experimental A. Vives": María Casado, Joan Roselló, Mª Isabel de Piero, Fina Gilabert, Pepa Espasa, Jose A. Crisóstomo, Clairie Gourlay y María Muñoz. Casal de la Música de Gata 2012
PORTAFÓLIO DE CRIMEN Y CASTIGO, REALIZADO CON FRAGMENTOS DE LA PRIMERA PARTE DEL LIBRO DE FIODOR DOSTOIEVSKI. PORTAFÓLIO DE CRIMEN Y CASTIGO, REALIZADO CON FRAGMENTOS DE LA PRIMERA PARTE DEL LIBRO DE FIODOR DOSTOIEVSKI.
Procesión de Santa Orosia. Jaca. Los espirituausJP J
Procesión de Santa Orosia. Jaca. Los espirituaus. No copyright infringement intended. Templete (ahora derruido), Plaza Biscós, Jaca, Aragón. Santa Orosia.
Procesión de Santa Orosia. Jaca. Los espirituausJP J
Procesión de Santa Orosia. Jaca. Los espirituaus. No copyright infringement intended. Templete (ahora derruido), Plaza Biscós, Jaca, Aragón. Santa Orosia.
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La posibilidad de encontrar imágenes más allá de la ausencia de color y de luz. Un bello canto a todo el amor que pese a todos los incovenientes, todos llevamos dentro.
Un paseo alrededor de una cultura que por multifacética, suele pasar desapercibida. Un canto a la libertad sobre nuestro propio cuerpo. La posibilidad de eleccíón primaria es lo que siempre se debe respetar. La maravilla de poder elegir.
Sentir que tras la tristeza de la soledad, un rayo de esperanza se atisba en el horizonte de la aceptación de la realidad. Un lugar donde encontrar tu compañía en la ausencia.
El sueño de sentir como una mano ciñe la cintura de tu alma y con un ligero rubor en la voz, te invita a compartir otra canción. El mundo gira un poco más lento al sentir que tras la aceptación por tu parte, tu cabeza se reclina sobre el hombro de mi alma y lenta y cadenciosamente compartimos unos minutos de cómplice intimidad.
La maravilla de la palabra escrita, instantes compartidos en fondos de postales a dos. Ilusiones en distancias imposibles, melancólicas palabras de amor
La suave caricia del recuerdo; ese fresco despertar que aún perdura en la conciencia que disfruta de la certeza del pasado tan real y perdurable como los sentimientos imperecederos.
Siempre he creído (quizá esté equivocado) que la mujer rusa ha soportado el peso más cruel y doloroso de este siglo pasado. Sin embargo también he estado convencido siempre de que por el mismo motivo, han sido las mujeres que con más entereza han afrontado su desgracia. Desde que hace unos días veía con ojos de asombro un reportaje sobre la madre Rusia de la mano de Olga; se empezaba a tejer esta presentación. Tengo que agradecer a Olga el gran trabajo que ha aportado, tanto en la recopilación fotográfica (en la cual es la maestra indiscutible de todos nosotros) como en la música y traducciones. Gracias querida por tu inestimable ayuda.
Hace unos días, una amiga común me hablaba de la necesidad de sentir que el mundo era hermoso, pero que ella no siempre lo podía ver así.
Desde ese momento traté de pensar en como poder poner un punto diferente y positivo. Creo que el mundo no sólo es hermoso por aquello que podemos ver y sentir en nuestra propia vida, con las personas que nos rodean todos los días. No creo que debemos renunciar a los sueños y en momentos de incertidumbre y duda, agarrar con las dos manos los pequeños detalles que nos pueden llenar de esa alegría momentánea, de esa ilusión que produce un instante de comprensión y halago, un instante de sentida y cálida emoción.
En ese sentido, somos afortunados, podemos compartir con amigos "invisibles" nuestra creatividad, nuestras aficiones y nuestra forma de entender la vida. Podemos ofrecer algo de nuestro interior a personas que aunque residen en esa frontera invisible de lo irreal, son emotivamente reales, cotidianos y queridos.
Gracias a todos y sólo pedir un deseo, que sintáis que la vida y el mundo son maravillosos y que cuando esto no se vea así, sintáis que junto con los que nos rodean cada día, hay otros que aún en la distancia, también están cerca y por supuesto, que merece la pena la alegría de un instante y eso contribuye a que el mundo sea un lugar aún más maravilloso.
Gracias por todo lo que me aportáis y por hacer que el mundo sea mejor.
Una mañana de mayo, de un mayo tardío que deja los aromas en ese parque maravilloso que es el Buen Retiro. Espero que disfrutéis conmigo del paseo, sin mas intenciones que el deleite del silencio y la belleza del entorno.
Un sueño donde todo el mundo se conjuga en la mirada de los niños, donde volver a dejarse llevar por aquello que nos hace magníficos y desinteresados, el amor.
Un homenaje a unos días pasados (23 de abril) del aniversario de la muerte y nacimiento de uno de los mitos inextinguibles de la literatura universal. Talento encapsulado en versos imperecederos.
Mafalda está más viva que nunca. Reaparece siempre fresca y renovada en sus nuevos libros y periódicos. Hace cine y televisión. Viaja en la imaginación colectiva de infinidad de naciones que son muy diferentes entre ellas culturalmente. Y llega a los lugares más insospechados, volviéndose familiar a generaciones que no tienen nada que ver con la que vio nacer a Mafalda
2. “Yo no sé qué tienen, madre,
Las flores del campo santo,
Que cuando las mueve el viento
Parece que están llorando.”
3. Cuando el frío viento de finales de Octubre
comenzaba a desnudar las ramas de los árboles,
saltaban las castañas en los anafes de las
castañeras apostadas en las esquinas de las
calles, y los días mortecinos daban paso al mes
de Noviembre, el pueblo esperaba la llegada del
día 1, Día de Todos los Santos, para esa noche
emprender el sendero que conducía al
cementerio.
4. El pueblo acudía al él en cualquier día del año,
cuando acompañaban a algún cortejo fúnebre, y
cruzaban sus senderos siendo conscientes de
que la luz que se filtraba entre los cipreses
disponía el ánimo a renegar de la muerte cuando
ya se ha desbordado el vaso de la vida. En estas
ocasiones sus visitas eran de despedida.
5. Pero acudían a él de distinta forma la tarde del
Día de Todos los santos, sintiendo solamente la
soledad que allí reinaba y lo que
verdaderamente significaba. Ese día acudían
para acompañar a los seres que habían perdido.
6. Era costumbre pasar la tarde y la noche del día
1 de Noviembre (día de Todos los Santos), al 2
de Noviembre (día de Los Fieles Difuntos), en
el cementerio, velando la tumba o nicho del ser
más querido y visitando a las familias que
velaban igualmente a los suyos.
7. La sepulturas de segundo orden, con sus nichos
en fila, eran encaladas y adornadas con flores,
rosarios, e incluso alguna fotografía del
difunto.
Las de primer orden, sepulturas de ladrillo
cuadrado, mausoleos de mármol de carrara y
panteones familiares, se limpiaban e igualmente
se adornaban con flores.
8. Era conocimiento popular que las noches de
veladas fúnebres estuvieran llenas de extraños
ruidos que los veladores aseguraban venir de las
tumbas, mezclados con el monótono soniquete del
rezo de Santo Rosario y las Letanías. Las
palmatorias, lamparillas de aceite y las antorchas
alumbraban pobremente el corro de piadosos que
se asentaban en torno a la sepultura de que las
que también aseguraban ellos mismos ver salir los
fuegos fatuos, volando como mariposas fosfóricas
que les hacían cerrar los ojos.
9. Eran noches de espesa bruma e intenso frío.
Los veladores encendían hogueras en torno a la cual
se asentaban para protegerse del rocío de la noche
si estaba raso, o del chirimiri del agua si llovía,
cubiertos con capotes.
El olor del incienso se mezclaba con el de la
podredumbre que rezumaba de las tumbas más
recientes, y los familiares, piadosos, no cesaban en
sus rezos dando de tanto en tanto un trago de
aguardiente para entrar en calor y aliviar las penas.
10. Grupos de mujeres oraban pidiendo indulgencia
por el alma del que ya tan solo quedaban huesos,
depositaban su ofrenda de flores en el hueco del
nicho y rezaban fervorosamente el rosario a la
luz de la luna; otros, los de más posibles
económicos, enviaban a los mayordomos con librea
a permanecer velando de pie, las plañideras
piedras de los mausoleos, engalanados con flores
de trapo y colosales blandones.
11. Llegada cierta hora de la madrugada, los que allí
velaban comenzaban a recorrer la ciudad de los
muertos, suspirando tristemente cuando al ver a
una madre arrodillarse ante la tumba de su hijo, o a
la esposa ante su difunto marido, o la del hijo ante
la de la madre.
Y sale desgarrada de sus gargantas una coplilla,
posiblemente entre sollozos.
12. “¡Mira cuanta cruz de pino
¡Mira cuanta piedra blanca!
¡Mira cuanta florecita!
¡Mira cuanta luminaria!”
“Las lucecitas, que brillan
De noche en el cementerio,
Están diciendo a los vivos
Que se acuerden de los muertos.”
13. Todo esto derivó en que en lugar de un lugar de
recogimiento y oración se fuera convirtiendo poco
a poco en cuna de borrachos y trasnochadores,
pareciendo más un bacanal que un lugar de reposo
eterno, por lo que las autoridades prohibieron
estas veladas a finales del siglo XVIII.
14. En estos días actuales que vivimos, prevalece
la perspectiva festiva de un ritual manipulado y
generador de olvido de lo que significaba esta
noche…, todos celebran Halloween…
15. Por mi parte y como cada noche de difuntos,
encenderé lamparillas por mis seres queridos
que se ausentaron. Su recuerdo se hará
patente…, casi palpable. Unas lágrimas de
ausencia brotarán desde un lugar donde
siempre están conmigo.
16. Sólo quedará silencio, mudo testigo
introspectivo. Tal vez quizás el
rumor de una coplilla rasgue
tímidamente el momento…
“Las lucecitas, que brillan
De noche en el cementerio,
Están diciendo a los vivos
Que se acuerden de los muertos.”
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