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PlebePoesía
Sergio Sarmiento
Ojo de mar
Ojo de mar
Ojo de mar
Sergio Sarmiento Monje
Primera edición: Agosto de 2018
Registro de propiedad intelectual: A - 290487
Plebe Ediciones
Batuco, Región Metropolitana, Chile
Correo electrónico: plebe.ediciones@gmail.com
PlebePoesía
Sergio Sarmiento
Ojo de mar
“Ojo de mar” fue escrito gracias a una beca de creación literaria otorgada
a su autor por el Fondo Nacional del Libro y la Lectura el año 2014.
Palabras Previas
Dotadodeunapersonalidadpolifacé cayrica,ávida,vital
y ar s ca; ingeniero, narrador por excelencia, ac vista literario e
incansable editor, el poeta Sergio Sarmiento (1963) ha publicado
voluntariamente conjuntos de relatos y poemas bajo un radio
limitado, entregando a la imprenta ahora “Ojo de mar”, su úl mo
libro de versos luego de felices publicaciones como “Ocupación”
(2015) o “El refrigerador de Bernardita” (2006), poemario que
derivó en la obra teatral del mismo nombre que dirigiera Hernán
Lacalle.
Dije narrador por excelencia, ya que aparte de sus cuentos
por ahí andan sus “7 maneras de irse a la chucha”, publicada en el
N° 5 de la ex nta revista Esperpen a, ar culo que cuando lo leyó,
el recientemente fallecido Nicanor Parra se desgañitó de la risa,
contactándose por teléfono con su autor para que se fuera a Las
Cruces inmediatamente, la cosa era conversar y reírse de la (aún)
tonta, grave y solemne literatura chilena, surgiendo una relación
amistosaentreelirreverentean poetayestesardónicoycáus co
escritordelaprovinciadeChacabuco.
A la manera de los poemas-relatos del italiano Cesare
Pavese (”Lavorare stanca” o “Trabajar cansa”), pero con la
brillantez que otorga el manejo de la ironía, cada uno de los textos
de este “Ojo de mar” se sos enen como microhistorias intensas y
poé cas, bajo la voz de un observador local, batucano, habitante
de una comuna y pueblo sin importancia del Gran San ago, un
mojón de erra sin prensa turís ca o registro mediá co alguno,
una aldea polvorienta que por fin se muestra, gracias a este poeta,
de manera tolstoianamente universal. Este libro presenta,
además, una poesía ecléc ca, mixturada en ocasiones con un
5
microscopio obje vista y sensual, junto a destellos luminosos de
concentraciónjaponesazen.
“La poesía más importante la han escrito hombres de más
de treinta”. Sergio Sarmiento le da la razón a este aserto del poeta
de Estados Unidos, Ezra Pound, ar fice de “Los Cantos” y
denunciante de la usura. En todo caso, como decía Yasunari
Kawabata, el suicida novelista japonés: “Cuando el autor deja de
lado su pincel de escribir, la obra ingresa al lector con vida propia.
Está en manos del lector que va a su encuentro mantenerla viva o
asesinarlayelautornopuedehacernadaalrespecto.”
Héctor Figueroa Muñoz
6
"Cuando los españoles entraron en el valle de San ago
tuvieron que avanzar por los faldeos de las colinas de Batuco,
porque toda la pradera con que se inicia el valle estaba cubierta
de agua. Un agua poco profunda, a lo sumo de dos metros de
profundidad. Eran grandes pantanos con cañaverales. De eso
sólo queda como recuerdo la precaria laguna de Batuco, y los
totorales que bordean la ruta 5, a la altura de Lampa."
Gastón Souble e Asmussen
7
Invierno en Batuco
El viento cae como piedra en calle Maisonave
los jóvenes pimientos de la plaza se arquean
y por vez primera sus hojas tocan erra
Se vuelan los cober zos de la feria persa
y en triciclos ̶ o en viejos furgones yugoeslavos ̶
mercantes y coleros huyen de la naciente tormenta
Ruidosos evangélicos, que predican ante
un gorrión solitario, que picotea el maicillo
culpan a Satanás, el tentador, de la desgracia
Yo observo el cielo: gruesas nubes avanzan
desde los cerros hasta la plaza, amenazando
con hacer desaparecer el pueblo entero
Pronto seremos un montón de ausencia
pronto seremos como esos planetas que estallaron
antes de la invención de los telescopios
Sueños nunca soñados, mercancías y dioses
jamás adorados, pimientos que jamás se arquearon
ante vientos que nunca jamás corrieron
9
Humedal de Batuco
Los an guos pensaron que se trataba
de un ojo de mar, de una pupila oceánica
(de no se sabe qué cabeza divina)
varada en medio del valle central
Túneles secretos, se supone, traían
el agua y la sal desde playas remotas
(desde Valparaíso, según los humildes
desde Viña, según los arribistas)
La sal, sin embargo (se supo después)
proviene de la erra y de la hierba del salitre
y el agua, de las lluvias de cada invierno
y de los desagües y de las sucias acequias
Lo más puro y lo más infecto
forman el humedal, forman la belleza
igual que en esta vida
igual que en esta poesía
10
Mujer fumando
La casa, que es de madera, se está
cayendo como soplada por el viento
En el jardín hay tarros con cardenales
helechos y otras especies carne de perro
Hay una bicicleta oxidada, hay un sillón
con escaras, hay un miosporo raquí co
En la puerta, junto al medidor de la luz
una rubia agrietada contempla la calle
Tiene los hombros caídos y la cabeza
inclinada, como si no pudiese sostenerla
De su boca sale un humo grueso y blanco
parecido al que los crematorios exhalan
Tal vez esté muerta, la vida la doblegó
pero como nadie se acuerda de ella
Ni ella misma se acuerda de sí misma
no se ha dado cuenta y sigue allí
Está ca en el pa o de la mediagua
fumando en espera de novedades:
Un subsidio, un paquete de mercadería
una monedita solidaria, un cer ficado de defunción
11
Evaporaciones
Cisnes, garzas, becasinas, patos
flotan sobre las aguas del humedal
Es primavera y en su lecho abunda
̶ aún ̶ el diáfano legado del invierno
Después vendrá el tórrido verano
después vendrá el hurto del agua
Con ella los propietarios de la viña
han de regar sus premiados parronales
Una laguna evaporada emergerá
sobre lo que hoy es una laguna viva
Un cementerio de pájaros ascenderá
hasta el cielo, volará entre las nubes
El sol se ha de oscurecer, caerá la ceniza
en nuestros ojos, que también son humedales
12
13
Atardecer
Los caminos que llevan a la laguna
se encuentran a borrados de amantes
(soledad distribuida en pares)
En automóviles estacionados
apagados, empañados, empolvados
enen ayuntamiento estos gorriones
Tras el sexo, en el retrovisor se inspeccionan
las caras, ruborosas, y se ordenan el pelo y la ropa
y encienden cigarrillos para calmar la respiración
Fumando escuchan los cantos nocturnos de las aves
fumando se figuran que están en una selva de África
fumando desempañan el parabrisas para ver las aves de África
Y no ven nada más que la luna, redonda, en el cielo
como suspendida por un mago; la luna y, a veces, una nube
amarilla cruzando la noche cual carabela que busca puerto
Recordando historias de psicópatas que amantes
en si os solitarios asesinan –si os que son como África–
se asustan y echan a andar el motor
Encienden los faroles, encienden la radio
bajan los seguros y escuchando una liviana
canción de moda se alejan del humedal
Entrando en la carretera aceleran
adquieren velocidad, se vuelven manchas de luz
que la noche traga y disuelve
14
Un fenómeno primaveral
Miles y miles de orugas cruzan
–cada primavera–
el camino que conduce a Lo Fontecilla
Esto ocurre a un costado de la an gua casa patronal
hoy conver da en local de remate de autos
Cruzan allí –supongo– porque junto a la reliquia oligarca
(administrada actualmente por un mar llero de medio pelo)
subsiste un bosquecito de pimientos que parece
propicio para el crecimiento de las crisálidas
Buscando mutar en seres alados, en parapentes
pequeños y coloridos, cruzan las orugas el sendero
pero terminan como borrones sobre el asfalto
como errores de escritura, aplastadas
por los vehículos que van y vienen
Montones de futuras mariposas naranjinegras
–o negrianaranjadas–
son arrolladas cada día sin que nadie (quien escribe
no es la excepción) se detenga a salvarlas o des ne
al menos un minuto de su empo
para comentar el terrible hecho
Marcelo
Bebía demasiado, nadie sabe para qué
Por jugar, los niños del pueblo lo apedreaban
Era un blanco fácil: zigzagueaba menos que un cometa
Cada noche quedaba rado en el camino
Junto a unos pimientos añosos, cerca de la fábrica de ladrillos
Dormía Marcelo la mona
Los transeúntes paraban para ofrecerle ayuda
Lo van a atropellar, vecino, decían
Y él los mandaba a la cresta
Estoy bien, mascullaba molesto
Antes de aparecer apuñalado en el camino
Antes de conver rse en la animita que es hoy
15
Pozos profundos
Construye pozos profundos
con una barrena de acero taladra
el hígado negro de la erra
Esa fila de eucaliptos que crece
verde pálido y la copa que rebosa
agua limpia y fresca son su obra
Lo mismo las melgas húmedas
que alimentan los parronales
sauvignon blanc del senador
Son su obra incluso las espigadillas
y los yuyos y los cardos que arman
maleza junto al pilón del agua
Y las copiosas lágrimas de su polola
que en la noria cada noche llora
haciendo aullar a los perros
Su cara contusa, sus ilusiones
rotas como cacharros de greda
son parte, también, de su obra
16
Estanque en la noche
De noche, sentado sobre un tronco
lanzo piedras al estanque: una tras otra
vuelan, caen, se sumergen, forman oleajes
que desordenan las estrellas encarceladas
en la tranquila superficie del ojo ar ficial
Aquí mismo estuve –hace algún empo–
con una mujer que iba conmigo y ya no va más
una mujer que en el espejo del baño se pintó
una cara nueva, una boca nueva y me dio
las llaves y las gracias y tomó el colec vo
Juntos observamos la luna y las estrellas
juntos lamentamos la muerte de la poesía
juntos imaginamos rutas que nos llevarían
lejos de estas aguas oscuras donde beben
reses, pájaros, equinos, chivos, liebres
Ahora, solitario, melancólico y ocioso
apedreo las rutas nunca transitadas, las estrellas
encarceladas en el estanque y finalmente nada pasa:
tras un rato el agua se aquieta y todo vuelve
a estar intacto, puro como al comienzo
No soy un buen bombardero, me digo,
no soy un buen hacedor de big bangs, me digo
y fumando más que un amigo que padece esquizofrenia
bajo el cielo verdadero, inaccesible a mis piedrazos
venga vos, desanimado regreso a casa
17
Deser ficación
El desierto avanza
se dice que está a las puertas de San ago
llegando a Llay Llay un ejército de arena marcha
fusilando ajos papas cebollas lechugas, ajus ciando
a campesinos de Montenegro, Til Til y Huechún
convir endo gallinas en piedras
queltehues en cielo despejado
y en ripio la leche de las vacas
Se dice que llegará hasta el mismo barrio alto
se dice que hará desaparecer la Moneda y el centro
se dice que acabará con las fábricas y con el comercio
y las inversiones extranjeras y las iglesias y los estadios
se dice que destruirá la red de agua potable
este desierto que invade otro desierto
18
19
Descubrimiento nocturnal
El bus sufrió un desperfecto
y tuvimos que descender
La noche estaba muy fría
los pasajeros protestaban
Yo me quedé mirando el paisaje
callado, enojado, puteando
Y mientras el chofer revisaba el motor
vi una vaca parada en un potrero
La luna alumbraba su pelaje blanco
que se recortaba en la penumbra
El universo entero estaba allí
bajo las tupidas estrellas, pastando
En un mundo helado, congelado
sin reclamos, plácida, la vaca vivía
Más encima era bella
más encima era perfecta
El chofer maldijo y llamó por teléfono:
pronto habrá trasbordo, gritó después
Al rato vino otro bus
y reanudamos el viaje a Batuco
Yo me fui mirando por el vidrio
empañado, las imágenes rurales
20
Y vi que lo mismo de siempre
era lo que nunca había visto
Poesía hay en todo cuanto los ojos
abarcan, anoté en mi cabeza
Y me reí como oligofrénico
y me golpeé el cráneo
Tres veces contra el vidrio:
plang
plang
plang
celebrando tan importante descubrimiento
Serey
Serey fotogra a trenes como nadie. Serey esculpe mar lla
modela. Serey se las sabe todas. Serey fabrica matacolas con latas
de cerveza, con alicates de punta, con cajas de fósforos. Serey es
experto en soldadura. En oxicorte.En plasma. Serey es escultor de
caballos y cabellos. Serey es experto en cine. En video. En música.
Serey es maestro de primera. Serey es cesante eterno. Serey no le
trabajaalosweones.SereyesElvisPresley.SereyesBeck.Sereyes
Ian Cur s. Serey piensa que con este poema va a pasar a la
historia. Serey es el hombre inmortal. Serey es la sensibilidad
hecha persona. Serey se enamora de Safo. Y llora porque Safo le
escribe poemas (cursis) a una niñita universitaria con pupilas de
cometas. Serey baja al inframundo. Serey duerme en una cama de
hierro. Serey fotogra a hombres topo, campesinos sin campo,
indigentes bipolares. Serey se emborracha viendo los par dos del
Estrella Solitaria. Serey rompe una garrafa en el cráneo de un
delantero rival que lo mira feo. Serey es perseguido por el FBI.
Serey se oculta en los cerros de Polpaico. Serey se alimenta de
culebrasyraíces.Sereyseintervienelacaraconunpuñal.Sereyha
cambiado. Serey es otro. Serey dejó el ron por la cerveza. Serey
tomó el micrófono y la uñeta. Serey es la estrella máxima de los
pubs de Colina, Til Til y Lampa. Serey es la eterna promesa de la
canción chacabucana. Serey aúlla ante el público. Serey escupe
otro Serey que lo aplaude. Serey se enamora de Serey. Serey se
canta a sí mismo. Serey se aburre de Serey y lo deja cantando solo
ante cuarenta penumbras borrachas. Serey enciende la cámara.
Serey sale a la noche rural. Serey fotogra a la bruma nocturna. Y
entraenelladeapoco.Ysacafotossinflash alamuerte.Ysetoma
una de pisco. Y piensa en Safo. Y en los cambios de sexo. Y se cura
como tagua. Y despierta en la cuneta, entre una botellas
quebradasquebrillanconlosprimerosrayosdelsol.
21
22
Cuasimodo (décima disfrazada)
En bicicletas, carretas, automóviles
y caballos, bajo sol, llovizna o rayos,
ves dos todos de fiesta (el cura romano
en la testa) los católicos de la población,
desde el falluto al santurrón, acercan
la imagen de Cristo a los enfermos
no vistos en misa de resurrección.
Comulgan los moribundos, mas
no se libran de la calva, fríos y ciegos
cualquier alba se despiden de este mundo,
donde una farsa es lo profundo: no es la fe
̶ está claro ̶ un mapa que salve de la muerte lapa,
el cuasimodo ¡qué viva! es linda jornada
fes va, aunque inú l como el Papa.
23
Champas (cuatro notas acerca del césped)
1
EnsusPoemasenProsa,CharlesBaudelairesitúa
alosbuscadoresdequimerasenunavastallanura
polvorienta,sinsendas,nicésped,ideaqueenlolocal
secons tuyecomounaciertoplenodelfantás co
franchutedrogo.Estoporqueenloscondominios
delazona,dondepocossonlosbuscadoresdequimeras
ymuchoslosseresvulgares,áreaspolvorientasnoseven
sinopastelones,radieresy,principalmente,grandes
carpetasdecéspedreciéncortado,verdeeinsolente
ocultandola erra.Litrosylitrosdeaguaseusanpara
mantenerlobonito,paraqueluzca,mientraselhumedal
yloscerrosylasespeciesqueenelloshabitanmuerendesed
2
El pasto es para las vacas, dijo el Chino Ríos
en Wimbledon, cri cando la superficie usada
para prac car tenis en el monárquico país
Su afirmación se puede leer, también, como
una protesta contra el desperdicio que conlleva
cul var alimentos por mo vos ornamentales
El que cul ve pasto que se lo dé a las vacas
que no lo use como una forma de mostrar poder
o riqueza, como descubrió la aristocracia medieval
Claro, porque rodear un cas llo de césped
y exhibirlo ante una plebe que apenas puede
sembrar hortalizas, es una idea 100% déspota
El Chino Ríos, por cierto, no en ende nada de esto
fue un chiripazo su frase, un ro que dio en la red
dejando al oponente descolocado, desar culado
El Chino Ríos, si pudiera, viviría en un cas llo
rodeado de césped y gente imbécil a quien mear
¿Y las vacas? Ni ahí estaría con las vacas
3
A la plaza que un césped dibuja, ralo y pobre,
y donde todo está correcto, flores, árboles,
los burgueses jadeantes, que ahogan los calores,
traen todos los jueves, de noche, su estul cia.
J. A. Rimbaud
No solo entre gente fascinada con SODIMAC & Disney
sino también entre poetas hay quienes aún ven al césped
como libre manifestación de la naturaleza. Elvira Hernández
por ejemplo, en un poema cuyo nombre he olvidado
se queja de un césped que es plás co, de una nieve que
no es nieve, como si la verde hierba cortada y recortada
por jardineros –negros y amarillos y rojos– fuese tan natural
tan hija de dios mío, como la sustancia blanca que el cielo
derrama. La palabra césped –empero– siempre ha estado
ligada a lo ar ficioso. Primi vamente designaba un trozo de
erra del tamaño de un ladrillo, que siendo extraído con las
hierbas que contuviese, se usaba para enmascarar o tapar
un vacío (gracias, Diccionario E mológico de Chile). Hoy
se vende en rollos, y sirve para lo mismo: enmascarar o
tapar un vacío. En las canchas de la FIFA, en las áreas
verdes estatales, en Mundo Mágico, en los cementerios
en los condominios, en las empresas del parque industrial
imparable, imperialista, fastuoso, crece el césped, fruc fica
haciendo desaparecer la roja erra cruda, las piedras
el liquen mul color que las envuelve y ennoblece
24
4
Las revoluciones mercan les abrieron
los jardines de los palacios a la población
Y la inicia va fue un éxito
Creáronse luego los parques públicos
2
ampliando la oferta de metros de césped
para el uso de las masas
Y la inicia va fue un éxito
La gente de la época jugaba croquet
o almorzaba sobre la grama, como muestran
las pinturas de Edouard Manet
La humilde criada de Baudelaire
–pobrecita ella, nadie le llevaba clavelinas–
por humanidad fue enterrada bajo el césped
(Un césped mal tenido –reseco y ralo–
como la cabellera de quien se somete
a radioterapia y parece que igual va a morir)
Millonarios y pobres, difuntos y vivos
héteros y homos, honestos y mafiosos
iden ficaron el césped con la idea de la belleza
Y se pusieron a sembrar chépica alemana
en sus jardines privados, en sus tumbas a plazo
agrediendo a la naturaleza y a los parques para vivos
Agrediendo a la belleza, que como se ha comentado
sin la presencia de la muerte, escondida bajo el pasto
no ene más valor que un maniquí de Falabella o París
25
El Gitano
En medio de la vía férrea
como dirigiendo el mundo
el Gitano mueve los brazos:
arriba/abajo
a un lado/al otro
Recién consumió una papelina
y los muertos postes del telégrafo
y las nubes y los algarrobos danzan
como si los estuviese dirigiendo
el mismo Leonard Bernstein
La embriaguez lo ha hecho olvidar
su trabajo de sapo de los trenes, de emprendedor
que pide monedas solidarias a los hyundai
a los mack a los ford a los pegaso
que circulan por el lugar
Junto a la moribunda estación
en una placita también moribunda
sus compañeros de suerte, indigentes
que como él piden monedas en la línea
celebran su acto: cantan, beben, ríen, bailan
Y la vida parece una fiesta
26
Dulce de membrillo
Para Liliana Sarmiento
Fui a casa de mi hermana
y después del café
después del pan con dulce de membrillo
después de comentar novedades de parientes y conocidos
me entregó un obsequio envuelto en papel de diario:
era un corazón de piedra combarbalita
Te lo compré en Antofagasta –dijo
Al llegar a casa, tras la despedida
lo puse en un estante donde reposan
variados obsequios similares: un pingüino
de Punta Arenas, un barquito de San Antonio
un moái de Isla de Pascua, una zampoña de Iquique
una cruz del milenio de Coquimbo y otras
miniaturas que parientes y amigos
me han obsequiado durante años
Acumulando polvo por meses
haciéndose invisible como los demás suvenires
quedó hasta que alguien –no recuerdo quién–
me preguntó por el origen de ese corazón
azul y yo recordé a mi hermana y el café
y el pan con dulce de membrillo
27
Dedales de oro
En la berma del camino Lo Fontecilla
sobre un averiado sillón de dos cuerpos
un gato plomizo duerme la resaca
A su lado se acumulan desechos varios:
caca de perro, la caparazón de una aspiradora
un sobre de analgésico, una zapa lla huacha
Más allá –donde termina la cinta de asfalto–
junto al cuerpo de un perro atropellado
dedales de oro comienzan a brotar
Pasa una mujer en bicicleta
28
29
Restaurante El Álamo
(A la manera de Giovanni Mochi)
Caras cur das, dientes escasos
sobre una mesa azul descascarada
beben sendas cañas de nto
Estuvieron sacando hortalizas
en las erras de una empresa agrícola
y ahora enen plata para celebrar
Tienen, además, dos sacos de zanahorias
que en parte de pago el capataz les dio
y eso los hace sen r poderosos
Ahora no son unos gañanes de mierda
ahora son gente con capital, con futuro
no pobres pájaros viviendo el día a día
Su empo –en consecuencia– se ha vuelto
infinito como las botellas que en la estantería
detrás del mesón, brillan como planetas
Dulce firmamento del que beberán
hasta que los pesos –como los selknam–
se ex ngan y borrachos salgan a la calle
Cargando los sacos de zanahorias a la espalda
oscilando como una piragua en un ciclón
hasta la plaza de Batuco llegarán
Meados, robados, acalambrados
con los sacos y los bolsillos vacíos
sobre el pasto húmedo han de despertar
Pájaros en el humedal (1)
Arrancando del despiadado hielo
que quita la verdura de los árboles
que carboniza la semilla y el gusano
que desnuda los nutri vos matorrales
sobre ciudades que de norte a sur se vuelven
mes zas colonias, oscurecidas fotocopias
del pálido rostro anglosajón, volamos
Sobre el metal y el cartón de los techos
sobre secoyas cortadas, sobre rascacielos
y calles y cementerios y cul vos de yuca
sobre mineras que autopsian la erra
buscando la verdura y la semilla
y los matorrales y los gusanos
para mul plicarnos volamos
30
31
Un cementerio lacustre
Fui a la laguna y la hallé evaporada: osamentas
carroñas, hinojos flacos y huraños, grietas formando
un mosaico de la gran desolación ocupaban el si o
donde ayer las nubes se miraban al espejo
Examinando el cuerpo podrido de una carpa
que hedía junto a una lata de Monster Energy Drink
me dije: este no es un cementerio marino, este
es –apenas–un pequeño cementerio lacustre
Me dije: los muertos, en esta erra quebrada
no se encuentran bien, los muertos, en este ojo de mar
son el glaucoma, son la conjun vi s, son la ceguera
me dije: el desierto es para Ud. señor Ceniza
Volví a casa pensando en mi piñufla condición
en mi incapacidad para hacer llover (no soy un mago)
para revivir peces (no soy un pequeño dios), y me acordé
del o de un amigo que antaño, en la laguna, pescaba
El hombre atrapaba carpas y se las daba a sus perros
para ahorrar, decía y a veces hasta llegaba con un coipo
amarrado a su cinturón, un coipo gordo y bigotudo
de grandes dientes blancos, aba do con escopeta
En la calle todos le gritaban: ¡buena, Manolito!
alzando latas de cerveza, alzando botellones de blanco
mientras Manolito iba a un almacén por carbón
para armar un asado al que no invitaba a nadie
Me dije: la sequedad no comenzó hoy, la sequedad
es permanente. Y lamenté las grietas del ojo de mar
la carpa podrida, los hinojos secos, el frágil esqueleto
de un cisne que tuve que pisar para con nuar mi camino
Montañismo
Hay grandes poetas que nadie lee
son tan grandes que es necesario elevarse
por sobre los árboles más altos para ver
de qué se trata su historia
Escalar montañas, por supuesto,
no es un deporte top en estos días
no atrae al ciudadano ni a la ciudadana
que prefieren, más bien, ac vidades de sillón
Nadie quiere sacarse la cresta
nadie quiere perder los dientes
nadie quiere subir a las cordilleras
y las montañas se van quedando solas
Ayer subí a la cabeza de Trakl y estaba vacía
no había huellas en la nieve, intactos
como el primer día de la creación
se hallaban sus versos
32
33
Alexander Blok
Bajo un extenuado foco de sodio
en un peladero donde crecían las pencas
vimos pasar al mismísimo Alexander Blok
Recién habíamos tenido ayuntamiento
y nos parecía que la erra estaba encantada
(había en el cielo un graznido de queltehues)
Alexander Blok habló poco con nosotros
la nieve ha sepultado todos los caminos, dijo
y luego se perdió en el bosque de espinos
Solitarios nos quedamos bajo la noche rusa
en medio de un paisaje que se volvió blanco
como la tez de los niños ahogados en los pozos
En ese peladero, que ahora es una bodega industrial
rodeada por un cerco eléctrico, una cárcel regida por
la ley laboral, nada bello ha florecido úl mamente
Las moradas pencas dejaron de crecer, el bosque
de espinos fue cortado, ausentes se encuentran
los queltehues y no hay pronós co de nevazón
En vez de la voz de Alexander Blok se puede escuchar
a un guardia que putea a los choferes de las furgonetas
de reparto, que entran y salen todo el día
34
Padre
Cuando me vine al campo
(eso hace más de quince años)
mi padre no estuvo de acuerdo
¿Qué vas a hacer entre esos espinos y esas piedras
y esa maleza seca?, preguntó con desprecio
y yo sen odio por su persona
Pasaron los años y gracias al riego y la siembra
el terreno se cubrió de árboles y de sombra
de viento fresco, de pájaros, de insectos
Mi padre, entonces, comenzó a visitar
la parcela con frecuencia, pues le parece, indica
muy beneficioso el contacto con la naturaleza
Apenas llega me solicita que lo invite
a dar una vuelta, y encuentra todo bello:
los membrillos y las tencas, los toritos y los huilles
Se ve que pasa un buen momento, un momento
excelente para su salud, pero de todas formas
yo sigo sin endo odio por su persona
Informe
La luna es un ojo
de buey con cor nas blancas, dice, mientras aspira
un cigarrillo de marihuana mirando el cielo
Yo contemplo el cielo
y no veo ningún ojo de buey, menos cor nas blancas
pero le digo que sí, que ene toda la razón
Te regalo esa imagen
Sarmiento, escríbela, ordena entonces, como si se tratase
de una genialidad capaz de engrandecer la obra de cualquiera
Y yo, que nunca vi
lo que ella vio, yo que ni siquiera estoy seguro de saber
lo que es un ojo de buey, callado cumplo su orden
Me traiciono solo porque ella es hermosa
porque ene la piel suave
como los damascos
porque ene sexo
como nadie
porque ella
es la fuente
donde adquiero
forma y volumen
yo, que soy líquido e informe
yo, que nunca termino de cuajar
35
36
Pájaros en el humedal (2)
No somos inteligentes ni creyentes
ni pacientes ni contribuyentes ni residentes
de ninguna república, ranía o imperio
No tenemos flor patria ni cons tución
ni memoria ni bandera ni dios ni gobierno
ni escudo ni himno ni diccionario
Salvo una que otra paloma vendida
que va y viene con mensajes, no defendemos
ningún límite, ninguna aduana, ningún señorío
Estamos siempre de paso
no creemos en el progreso ni en la ciencia
tampoco en la filoso a, tampoco en el catecismo
Tal vez por eso nos envenenan el agua
tal vez por eso nos secan los humedales
tal vez por eso hay un deporte que consiste
en disparar al cielo y asesinarnos
37
Tiro de gracia
De vez en cuando
cerca de medianoche mi vecino
irrumpe en mi casa con su linterna
y su escopeta y sus tontos perros caros
alarmado porque escuchó ruidos
en el cerco posterior
Yo le digo que no pasa nada
y lo hago pasar y le ofrezco un cafecito
y me dispongo a escuchar sus opiniones nazis
mientras pienso que el hombre no ene solución
que el daño es irrecuperable, que lo mejor
sería sacarlo de circulación
Beneficiarlo con un balazo
en la cabeza, como se hace
en los hipódromos o en las guerras
con los caballos y otras bes as que se dañan
una pata, en este caso el cerebro
y ya no son ú les a la sociedad
38
Historiadelagua
Al principio,
el humedal llegaba hasta Quilicura, cubriendo casi diez mil
hectáreas. Hoy, sin embargo, es apenas un borrón húmedo, un
poemaentretodosdesescrito.
Las piscinas,
en cambio, han aumentado su presencia en la zona, es mándose
la existencia de unas 5.000 unidades –plás cas, de concreto, de
fibra– que u lizan, al menos, unos 40.000.000 litros de agua por
temporada.
Se trata de agua
extraída de la misma laguna y sus napas, agua clorada, capada,
muerta,dondesebau zanlosescandalososevangélicosyfamilias
normales, con una idea menos cada año, celebran los
aniversarios.
Alabando a Dios,
tomando sol, bebiendo marke ng, asando el cerdo oferta de
UNIMARC, repi endo las frases del karaoke, creyendo que la
felicidad es un servicio que se compra con tarjeta de crédito, cada
cualaportasuoportunadosisdeveneno.
A este ritmo
–no es un secreto– la laguna pronto se ha de secar, convir éndose
en un descampado apto para la creación de nuevos condominios
repletosdepiscinas,quitasolesyparrillas.
Allí, en amplios
espacios –pagaderos en uefes– afortunadas familias accederán a
una calidad de vida superior, una vida en armonía total con la
naturaleza,comosediceenjergainmobiliaria.
39
Madre mía (o Vecino vegetal)
He permanecido demasiados años en esta casa
he cuidado a mi madre, he administrado sus medicamentos
he regado los cardenales, he ido a diario por el pan, he asis do
a los en erros de sus parientes y sus amistades de juventud
sus primeros amores, sus Elvis Presley, sus Luis Dimas
Por complacerla rechacé a una mina que le parecía poco santa
–una mina que en realidad era poco santa– y junto a sus ovarios
despechados, sus ovarios abandonados por padre y padrastro
atado a sus lágrimas lianas en casa me quedé, alcohólico
como sus dos hombrones, pero leal como ninguno
Por estar junto a ella no hice una carrera, ergo, no tengo
plata propia, vivo de su pensión y de pololos que don Nano
el ferretero del barrio, me encarga de vez en cuando: trámites
que me permiten ir al centro y entrar en los cafés con piernas
y mirar mujeres fáciles que para mí son di ciles
Para no aburrirme paso las noches en la terraza, bebiendo
fumando, avistando en el trozo de cielo que me toca, la luna
y las estrellas, anestesiándome mientras mi madre, recostada
ve tele junto a sus cajas de remedios, sus galletas de soda
y sus afiches –oxidados– de Eduardo Frei Ruiz Tagle
A veces siento ganas de escapar, pero somos los dos nomás
es decir, para que yo fuese libre ella tendría que morir, morir
me digo cuando el ron entra en mis venas y agita mi cabeza
haciéndome planificar su indolora muerte accidental
detalle a detalle, hasta que el sueño me derrota
Borracho me acuesto cada jornada, la cabeza en blanco
pero a la mañana siguiente voy temprano por el pan, a endo
a mi madre, riego los cardenales, le pido plata para cigarrillos
y tras leer el diario, viendo no cias, sentado ante la mesa
espero el almuerzo, bien peinadito, como a ella le gusta
40
Abril
Frente a la ventana fumo
celebrando una nueva cosecha
Se cuela, por el mosquitero
un matorral de viento helado
Una araña pollito cruza los
nopales y se mete en su nido
De mi cabeza sale un verso: lo veo
pararse en un frutero, lo veo aletear
Lo veo seguir a unos tordos, lo veo
perderse en las borrosas nubes otoñales
Miro la laguna: una garza permanece
inmóvil por treinta y siete segundos
41
GriceldaNúñez
Enuncerrollenodepiedrasytorreseléctricas
bajounanubemitadgrismitadrosa,hayunárbol
quesellamaGriceldaNúñez.Viveen erraárida
recibeelataquedelquintral,peronoloodianiodia
alcolibríquedesusangresealimenta.Noposee
noria,estanqueoacequia,sololaslluviasdejunio
yjulioirrigansusdécimas,suarteingenuo,supoesía
poblacional.Confirmezaaguantalasequía,lasplagas
losincendios,elcortedesusramasporpartedeindigentes
queconmachetesbuscanleña.Tomando ntocon
azúcarycanela,marihuaneándosesinmarihuana,ordena
lassílabas,verdealospesares,dejacaersonorasquirincas
enelsordo empo.UnespinosinespinasesGriceldaNúñez
unespinoconespinelasesGriceldaNúñez,sobreviviente
detodaslasmasacres,primerísimapoetabatucana.
42
Estanque
Recostados sobre mentas, malvas y tea nos
junto al estanque –donde flota un caballo muerto–
contemplamos la noche microscópica
Lo único nuestro es un paquete de cigarrillos
veinte soles encendidos en los labios
y un silencio que anuncia más silencio
La precariedad es nuestro emblema –la mudez–
una bandera negra cada día más negra, un caballo
hinchado flotando bajo el firmamento
Tardes de cine
Para Juan Peris Sgorbini (QEPD)
Silbando canciones de Sinatra, bebiendo malta
preguntando por los parientes, preparas charquicán
en la cocina, mientras Daniel, el pekinés, te mira
con sus ojos que brillan oscuros
como ciruelas recién lavadas
Cuando la olla avisa, preparas una bandeja para
tu mujer, que está en la cama, enfisema pulmonar
flotando en un loco cielo de pas llas
Destapas otra malta, después, y te sientas en el sofá
que está enfermo también, fa ga de materiales
y apagas la tele, que transmite las no cias
Me preguntas si realmente almorcé
Te digo que sí
Recuerdas cuando fuiste guaripola en la aviación
Recuerdas cuando apostabas marlboros en un pool de Llo Lleo
Recuerdas cuando el infarto te hizo visitar el otro mundo
Recuerdas a una novia an gua, una que se parecía
a Ronda Fleming en “Duelo de Titanes”, y me miras
con tus ojos que son del color del río Maipo
en la noche, cuando alumbra la luna
Fotos pegadas en las paredes muestran
a tus hijos, y a tus nietos, y a tu mujer, la Nona
cuando joven, ves da como estrella del ecran
Terminas la segunda malta
dejas la botella sobre una estufa apagada
junto a un macetero de agónicas siemprevivas
43
La cuerda se está acabando, hijo, dices después
y examinas las agrietadas paredes de la casa
que el terremoto botó y levantaste a medias
Me preguntas si quiero un cor to de coñac
Te digo que sí
En unos vasos pequeños, verdes, con rombos
y círculos amarillos, brindamos por algo
no recuerdo bien por qué
Después ponemos la tele y sentados
sobre el sofá nos concentramos viendo
una serie policial gringa, más mala que la cresta
que por ese empo parecía buena
44
45
Avispa
Una avispa amarilla ha caído en la piscina
patalea el insecto en ese océano celeste plás co
sin que yo haga nada por su vida o por su muerte
La naturaleza me ha enseñado a no meterme
en sus asuntos, la naturaleza me ha enseñado
que en este si o manda ella y yo obedezco
La piedad, aquí, en el campo, no funciona
la avispa no otorga ni solicita compasión
tampoco el espino, tampoco el quillay
Aquí todos aceptan su fortuna
aquí la quejumbre no funciona
aquí el estoicismo es ley de la república
Subwoofers (décima disfrazada)
Aun en el lejano valle, se oye de noche̶
y de día la música de la tontería. Escúchenla,̶
no es un detalle, invade el potrero y la calle: son
tambores primi vos, hi fi si ando los oídos.
La tecnología avanza, nunca jamás se cansa
de su avasallante sino. Sin embargo, el camino
del humano está al revés, sabio no lo hace la red,
los chips no le otorgan no, negro se ve su des no.
La an gua tribu animista se halla, otra vez,
a la vista. No nos hagamos los lesos, la técnica
no es progreso, barbarie es lo que se avista.
46
47
Anteayer
En su momento las cosas parecían bellas
incluso perfectas: el cedrón perfumaba el aire
los cardenales abrían sus endebles cerebros rojos
y entre los árboles, mejor que Charlie Parker, sonaba una tenca
Nos besamos ernamente, escuchamos a los Clash
filmamos películas porno, cul vamos marihuanzas
hablando de gatos, gacetas, galaxias y gardenias
pasamos tardes bajo el mandarino florecido
No nos faltaba nada, podíamos estar días enteros
juntos sin latearnos, nos gustaba la misma ropa
el mismo cine, el mismo futuro, la misma micro celeste
pasaba por las avenidas de nuestra infancia
Las cosas parecían bellas, incluso perfectas
hasta que un día se volvieron pesados pájaros de piedra
incapaces de trinar, algo ocurrió en alguna parte y
todo se volvió obligatorio, horrendo e imperfecto
Se secó el cedrón, la tenca dejó de sonar
se acabó el THC, y en el paradero quedaron dos niños
esperando una micro que ya no vendrá
una micro celeste que cambió de recorrido
48
Kinesis de los espinos
Queman, unos vecinos, abrojos secos:
malvas, pencas, or gas, llantenes, ascienden
al cielo en una columna oscura fúnebre̶ ̶
que hacia el norte la brisa inclina
Movidas por la misma brisa, las ramas
de los espinos se mueven semejando maestros
de hatha yoga que delicadamente ensayan
el pranayama o el ardha kurmasana
En la escuela, bajo un cielo crecientemente negro
niños y niñas prac can bailes folclóricos, burdos
zapateos, habría que decir, si se los compara
con la fina kinesis de los espinos
49
Batuco
An guamente fue un caserío costumbrista, una parada del tren a
Valparaíso, un expendio de palomitos y gaseosas, un balneario
con bailables tropicales, un puterío con mantel de hule donde los
milicos ̶ gallardos ̶ jugaban a enamorarse de melancólicos
traves s. En ese empo se araba la erra del afrancesado
patroncito. Había dictadura católica. Y oligarquía. Y pipeño. Y
hambre. Hoy el campo está ocupado por condominios: pequeñas
soledades con portones automá cos, palmeras y piscinas. Los
habitantes an guos laboran como jardineros, guardias de
seguridadodomés casquepúberesabandonadosadoptancomo
mamadres. Del resto, una parte trabaja en el parque industrial. En
MADETEC, en SOLITREL, en RHONA, en COVISA, en NEW
HOLLAND, en ELECTRA, en TREMAC. La otra parte cul va retazos
de erra sobreviviente. O pide monedas en la plaza Tomás
González, en calle Argen na, en el cruce férreo. O recolecta
cartones, papeles, maderas, latas y botellas en triciclos, carretas o
carre llas. También hay quienes se introducen en las casas de
noche, cuando el capital humano duerme en brazos del dios
Tricalma, llevándose ar culos que al día siguiente serán reducidos
enlaplaza,frentealasalacuna,apreciosquenadiepuederesis r.
50
Paisaje de primavera
Manzanillas florecen
en los bordes del sendero
El viento sacude las barbas
y el pelaje de los chivos
Mi vecino, que es un facho de mierda
mira la bandera chilena flamear y su pecho se hincha
como si hubiese fallecido por inmersión
Como una niña de primera comunión
el almendro se llena de blancos botones
Los borrachos toman la decisión más seria
del año: dejan el nto y vuelven a la cerveza
Una liceana, que se ha quitado la ropa de invierno
vuela sobre el humedal de Batuco
Quinientos uques la siguen
51
Parcela de agrado
Me solicitó que sostuviese
la manguera mientras iba a dar el agua.
Su obje vo: llenar unas bolsas plás cas que
colgando de los árboles para atrapar moscas servían.
Las traje del extranjero, señaló cien fico, enen
una esencia que atrae y embriaga a los insectos.
Se trataba de una muerte agradable: agonizar
drogado y en éxtasis, qué mejor. Una muerte a toda raja.
Más allá, sobre la parrilla, trozos de cordero
se asaban, humeaban. Otra muerte a toda raja.
Sírvete una cerveza, invitó después. Y mientras
bebíamos lo escuché hablar de refugios en la nieve.
Y resorts, y playas caribeñas, y otros mundos donde
un buen insec cida tampoco estaría de sobra.
52
Pájaros en el humedal (3)
Un invierno quisimos
dejar de lado el salvajismo
no ser más brutos emplumados
viviendo en la helada intemperie
sin luz y sin vivienda, sin técnica y sin arte
Sobrevolamos, entonces, las ciudades
pero en vez de hallar un paraíso nos encontramos
con escuelas que promueven la ignorancia
con hospitales que se encargan de provocar dolor
con negociantes que esclavizan por dinero
con autoridades que dividen a la bandada
con polluelos que odian a sus padres
con religiones que ahogan el espíritu
53
Orgasmos
Todo aquí parece bello:
el cielo las nubes las rosas
amarillas que cul va una vecina
los caballos que pastan entre los algarrobos
las estrellas que afloran en el cielo nocturno
Una belleza, me digo a veces, hecha
para que hombres y mujeres disfrutemos
pero me equivoco, la cosa no es así
la naturaleza no piensa en nadie
la naturaleza es egoísmo puro
la naturaleza ene sexo
solo consigo misma
Vivimos en medio de sus orgasmos
54
Recambio
Lentamente
los vecinos fallecen y nueva gente
ocupa sus dormitorios, sus lámparas
sus mesas, sus cucharas, los restos del
tarro de café, el azúcar a medio terminar
En algún momento
todos habremos abandonado nuestros
dormitorios, nuestras lámparas, nuestras mesas
nuestras cucharas y nadie se dará cuenta porque
el recambio es indetectable como las falsificaciones
del gran maestro Beltracchi
Y el azúcar seguirá endulzando el café
Fin de fiesta
La mesa del pa o está cubierta
de vasos, latas y botellas vacías
En el jardín, un auto que pasa
hace brillar la baba de los caracoles
en los mantos de Eva impregnada
La luna, que por su descomunal tamaño
fascinó a los invitados, ahora no impresiona
a nadie: fue tragada por un nubarrón
Junto al agua de los perros, una cucaracha
que alguien pisó mueve las patas, se retuerce
hasta que con mis bototos la repaso
Después cierro puertas y ventanas
después apago la luz y como una semilla
que entra en la erra, me acuesto
En sábana oscura, esa, helada
el amanecer me ha de encontrar
55
INDICE
56
Palabras previas, 5
Invierno en Batuco, 9
Humedal de Batuco, 10
Mujer fumando, 11
Evaporaciones, 12
Atardecer, 13
Un fenómeno primaveral, 14
Marcelo, 15
Pozos profundos, 16
Estanque en la noche, 17
Deser ficación, 18
Descubrimiento nocturnal, 19
Serey, 21
Cuasimodo (décima disfrazada), 22
Champas (cuatro notas acerca del césped), 23
El Gitano, 26
Dulce de membrillo, 27
Dedales de oro, 28
Restaurante El Álamo, 29
Pájaros en el humedal (1), 30
Un cementerio lacustre, 31
Montañismo, 32
Alexander Blok, 33
Padre, 34
Informe, 35
Pájaros en el humedal (2), 36
Tiro de gracia, 37
Historia del agua, 38
Madre mía (o Vecino Vegetal), 39
Abril, 40
Gricelda Núñez, 41
Estanque, 42
Tardes de cine, 43
Avispa, 45
Subwoofers (décima disfrazada), 46
Anteayer, 47
Kinesis de los espinos, 48
Batuco, 49
Paisaje de primavera, 50
Parcela de agrado, 51
Pájaros en el humedal (3), 52
Orgasmos, 53
Recambio, 54
Fin de fiesta, 55
Ojo de mar
Sergio Sarmiento Monje
Primera edición digital
Agosto de 2018
Batuco, Región Metropolitana, Chile
A la manera de los poemas-relatos del italiano
Cesare Pavese (”Lavorare stanca” o “Trabajar
cansa”), pero con la brillantez que otorga el
manejo de la ironía, cada uno de los textos de
este “Ojo de mar ” se sos enen como
microhistorias intensas y poé cas, bajo la voz de
un observador local, batucano, habitante de una
comuna y pueblo sin importancia del Gran
San ago,unmojónde errasinprensaturís cao
registro mediá co alguno, una aldea polvorienta
que por fin se muestra, gracias a este poeta, de
maneratolstoianamenteuniversal.
Héctor Figueroa Muñoz
Sergio Sarmiento (San ago de Chile, 1963) ha publicado los
poemarios “El Fervoroso Fes n” (1999), “Mutante” (2003),
“El Refrigerador de Bernardita (y la muchacha de za)”
(2006),“Enlaberma”(2011),“Ocupación”(2015);asícomo
el conjunto de relatos “Capital” (2006). Su obra, que ha
obtenido dis nciones en diversos certámenes literarios, ha
sido difundida a través de variados medios convencionales
y digitales. Ha sido, además, director de la revista literaria
Esperpen a(2000-2013)yeditordelarevistaElMalMenor
(2015-2018).

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Ojo de mar

  • 2.
  • 4. Ojo de mar Sergio Sarmiento Monje Primera edición: Agosto de 2018 Registro de propiedad intelectual: A - 290487 Plebe Ediciones Batuco, Región Metropolitana, Chile Correo electrónico: plebe.ediciones@gmail.com
  • 6. “Ojo de mar” fue escrito gracias a una beca de creación literaria otorgada a su autor por el Fondo Nacional del Libro y la Lectura el año 2014.
  • 7. Palabras Previas Dotadodeunapersonalidadpolifacé cayrica,ávida,vital y ar s ca; ingeniero, narrador por excelencia, ac vista literario e incansable editor, el poeta Sergio Sarmiento (1963) ha publicado voluntariamente conjuntos de relatos y poemas bajo un radio limitado, entregando a la imprenta ahora “Ojo de mar”, su úl mo libro de versos luego de felices publicaciones como “Ocupación” (2015) o “El refrigerador de Bernardita” (2006), poemario que derivó en la obra teatral del mismo nombre que dirigiera Hernán Lacalle. Dije narrador por excelencia, ya que aparte de sus cuentos por ahí andan sus “7 maneras de irse a la chucha”, publicada en el N° 5 de la ex nta revista Esperpen a, ar culo que cuando lo leyó, el recientemente fallecido Nicanor Parra se desgañitó de la risa, contactándose por teléfono con su autor para que se fuera a Las Cruces inmediatamente, la cosa era conversar y reírse de la (aún) tonta, grave y solemne literatura chilena, surgiendo una relación amistosaentreelirreverentean poetayestesardónicoycáus co escritordelaprovinciadeChacabuco. A la manera de los poemas-relatos del italiano Cesare Pavese (”Lavorare stanca” o “Trabajar cansa”), pero con la brillantez que otorga el manejo de la ironía, cada uno de los textos de este “Ojo de mar” se sos enen como microhistorias intensas y poé cas, bajo la voz de un observador local, batucano, habitante de una comuna y pueblo sin importancia del Gran San ago, un mojón de erra sin prensa turís ca o registro mediá co alguno, una aldea polvorienta que por fin se muestra, gracias a este poeta, de manera tolstoianamente universal. Este libro presenta, además, una poesía ecléc ca, mixturada en ocasiones con un 5
  • 8. microscopio obje vista y sensual, junto a destellos luminosos de concentraciónjaponesazen. “La poesía más importante la han escrito hombres de más de treinta”. Sergio Sarmiento le da la razón a este aserto del poeta de Estados Unidos, Ezra Pound, ar fice de “Los Cantos” y denunciante de la usura. En todo caso, como decía Yasunari Kawabata, el suicida novelista japonés: “Cuando el autor deja de lado su pincel de escribir, la obra ingresa al lector con vida propia. Está en manos del lector que va a su encuentro mantenerla viva o asesinarlayelautornopuedehacernadaalrespecto.” Héctor Figueroa Muñoz 6
  • 9. "Cuando los españoles entraron en el valle de San ago tuvieron que avanzar por los faldeos de las colinas de Batuco, porque toda la pradera con que se inicia el valle estaba cubierta de agua. Un agua poco profunda, a lo sumo de dos metros de profundidad. Eran grandes pantanos con cañaverales. De eso sólo queda como recuerdo la precaria laguna de Batuco, y los totorales que bordean la ruta 5, a la altura de Lampa." Gastón Souble e Asmussen 7
  • 10.
  • 11. Invierno en Batuco El viento cae como piedra en calle Maisonave los jóvenes pimientos de la plaza se arquean y por vez primera sus hojas tocan erra Se vuelan los cober zos de la feria persa y en triciclos ̶ o en viejos furgones yugoeslavos ̶ mercantes y coleros huyen de la naciente tormenta Ruidosos evangélicos, que predican ante un gorrión solitario, que picotea el maicillo culpan a Satanás, el tentador, de la desgracia Yo observo el cielo: gruesas nubes avanzan desde los cerros hasta la plaza, amenazando con hacer desaparecer el pueblo entero Pronto seremos un montón de ausencia pronto seremos como esos planetas que estallaron antes de la invención de los telescopios Sueños nunca soñados, mercancías y dioses jamás adorados, pimientos que jamás se arquearon ante vientos que nunca jamás corrieron 9
  • 12. Humedal de Batuco Los an guos pensaron que se trataba de un ojo de mar, de una pupila oceánica (de no se sabe qué cabeza divina) varada en medio del valle central Túneles secretos, se supone, traían el agua y la sal desde playas remotas (desde Valparaíso, según los humildes desde Viña, según los arribistas) La sal, sin embargo (se supo después) proviene de la erra y de la hierba del salitre y el agua, de las lluvias de cada invierno y de los desagües y de las sucias acequias Lo más puro y lo más infecto forman el humedal, forman la belleza igual que en esta vida igual que en esta poesía 10
  • 13. Mujer fumando La casa, que es de madera, se está cayendo como soplada por el viento En el jardín hay tarros con cardenales helechos y otras especies carne de perro Hay una bicicleta oxidada, hay un sillón con escaras, hay un miosporo raquí co En la puerta, junto al medidor de la luz una rubia agrietada contempla la calle Tiene los hombros caídos y la cabeza inclinada, como si no pudiese sostenerla De su boca sale un humo grueso y blanco parecido al que los crematorios exhalan Tal vez esté muerta, la vida la doblegó pero como nadie se acuerda de ella Ni ella misma se acuerda de sí misma no se ha dado cuenta y sigue allí Está ca en el pa o de la mediagua fumando en espera de novedades: Un subsidio, un paquete de mercadería una monedita solidaria, un cer ficado de defunción 11
  • 14. Evaporaciones Cisnes, garzas, becasinas, patos flotan sobre las aguas del humedal Es primavera y en su lecho abunda ̶ aún ̶ el diáfano legado del invierno Después vendrá el tórrido verano después vendrá el hurto del agua Con ella los propietarios de la viña han de regar sus premiados parronales Una laguna evaporada emergerá sobre lo que hoy es una laguna viva Un cementerio de pájaros ascenderá hasta el cielo, volará entre las nubes El sol se ha de oscurecer, caerá la ceniza en nuestros ojos, que también son humedales 12
  • 15. 13 Atardecer Los caminos que llevan a la laguna se encuentran a borrados de amantes (soledad distribuida en pares) En automóviles estacionados apagados, empañados, empolvados enen ayuntamiento estos gorriones Tras el sexo, en el retrovisor se inspeccionan las caras, ruborosas, y se ordenan el pelo y la ropa y encienden cigarrillos para calmar la respiración Fumando escuchan los cantos nocturnos de las aves fumando se figuran que están en una selva de África fumando desempañan el parabrisas para ver las aves de África Y no ven nada más que la luna, redonda, en el cielo como suspendida por un mago; la luna y, a veces, una nube amarilla cruzando la noche cual carabela que busca puerto Recordando historias de psicópatas que amantes en si os solitarios asesinan –si os que son como África– se asustan y echan a andar el motor Encienden los faroles, encienden la radio bajan los seguros y escuchando una liviana canción de moda se alejan del humedal Entrando en la carretera aceleran adquieren velocidad, se vuelven manchas de luz que la noche traga y disuelve
  • 16. 14 Un fenómeno primaveral Miles y miles de orugas cruzan –cada primavera– el camino que conduce a Lo Fontecilla Esto ocurre a un costado de la an gua casa patronal hoy conver da en local de remate de autos Cruzan allí –supongo– porque junto a la reliquia oligarca (administrada actualmente por un mar llero de medio pelo) subsiste un bosquecito de pimientos que parece propicio para el crecimiento de las crisálidas Buscando mutar en seres alados, en parapentes pequeños y coloridos, cruzan las orugas el sendero pero terminan como borrones sobre el asfalto como errores de escritura, aplastadas por los vehículos que van y vienen Montones de futuras mariposas naranjinegras –o negrianaranjadas– son arrolladas cada día sin que nadie (quien escribe no es la excepción) se detenga a salvarlas o des ne al menos un minuto de su empo para comentar el terrible hecho
  • 17. Marcelo Bebía demasiado, nadie sabe para qué Por jugar, los niños del pueblo lo apedreaban Era un blanco fácil: zigzagueaba menos que un cometa Cada noche quedaba rado en el camino Junto a unos pimientos añosos, cerca de la fábrica de ladrillos Dormía Marcelo la mona Los transeúntes paraban para ofrecerle ayuda Lo van a atropellar, vecino, decían Y él los mandaba a la cresta Estoy bien, mascullaba molesto Antes de aparecer apuñalado en el camino Antes de conver rse en la animita que es hoy 15
  • 18. Pozos profundos Construye pozos profundos con una barrena de acero taladra el hígado negro de la erra Esa fila de eucaliptos que crece verde pálido y la copa que rebosa agua limpia y fresca son su obra Lo mismo las melgas húmedas que alimentan los parronales sauvignon blanc del senador Son su obra incluso las espigadillas y los yuyos y los cardos que arman maleza junto al pilón del agua Y las copiosas lágrimas de su polola que en la noria cada noche llora haciendo aullar a los perros Su cara contusa, sus ilusiones rotas como cacharros de greda son parte, también, de su obra 16
  • 19. Estanque en la noche De noche, sentado sobre un tronco lanzo piedras al estanque: una tras otra vuelan, caen, se sumergen, forman oleajes que desordenan las estrellas encarceladas en la tranquila superficie del ojo ar ficial Aquí mismo estuve –hace algún empo– con una mujer que iba conmigo y ya no va más una mujer que en el espejo del baño se pintó una cara nueva, una boca nueva y me dio las llaves y las gracias y tomó el colec vo Juntos observamos la luna y las estrellas juntos lamentamos la muerte de la poesía juntos imaginamos rutas que nos llevarían lejos de estas aguas oscuras donde beben reses, pájaros, equinos, chivos, liebres Ahora, solitario, melancólico y ocioso apedreo las rutas nunca transitadas, las estrellas encarceladas en el estanque y finalmente nada pasa: tras un rato el agua se aquieta y todo vuelve a estar intacto, puro como al comienzo No soy un buen bombardero, me digo, no soy un buen hacedor de big bangs, me digo y fumando más que un amigo que padece esquizofrenia bajo el cielo verdadero, inaccesible a mis piedrazos venga vos, desanimado regreso a casa 17
  • 20. Deser ficación El desierto avanza se dice que está a las puertas de San ago llegando a Llay Llay un ejército de arena marcha fusilando ajos papas cebollas lechugas, ajus ciando a campesinos de Montenegro, Til Til y Huechún convir endo gallinas en piedras queltehues en cielo despejado y en ripio la leche de las vacas Se dice que llegará hasta el mismo barrio alto se dice que hará desaparecer la Moneda y el centro se dice que acabará con las fábricas y con el comercio y las inversiones extranjeras y las iglesias y los estadios se dice que destruirá la red de agua potable este desierto que invade otro desierto 18
  • 21. 19 Descubrimiento nocturnal El bus sufrió un desperfecto y tuvimos que descender La noche estaba muy fría los pasajeros protestaban Yo me quedé mirando el paisaje callado, enojado, puteando Y mientras el chofer revisaba el motor vi una vaca parada en un potrero La luna alumbraba su pelaje blanco que se recortaba en la penumbra El universo entero estaba allí bajo las tupidas estrellas, pastando En un mundo helado, congelado sin reclamos, plácida, la vaca vivía Más encima era bella más encima era perfecta El chofer maldijo y llamó por teléfono: pronto habrá trasbordo, gritó después Al rato vino otro bus y reanudamos el viaje a Batuco Yo me fui mirando por el vidrio empañado, las imágenes rurales
  • 22. 20 Y vi que lo mismo de siempre era lo que nunca había visto Poesía hay en todo cuanto los ojos abarcan, anoté en mi cabeza Y me reí como oligofrénico y me golpeé el cráneo Tres veces contra el vidrio: plang plang plang celebrando tan importante descubrimiento
  • 23. Serey Serey fotogra a trenes como nadie. Serey esculpe mar lla modela. Serey se las sabe todas. Serey fabrica matacolas con latas de cerveza, con alicates de punta, con cajas de fósforos. Serey es experto en soldadura. En oxicorte.En plasma. Serey es escultor de caballos y cabellos. Serey es experto en cine. En video. En música. Serey es maestro de primera. Serey es cesante eterno. Serey no le trabajaalosweones.SereyesElvisPresley.SereyesBeck.Sereyes Ian Cur s. Serey piensa que con este poema va a pasar a la historia. Serey es el hombre inmortal. Serey es la sensibilidad hecha persona. Serey se enamora de Safo. Y llora porque Safo le escribe poemas (cursis) a una niñita universitaria con pupilas de cometas. Serey baja al inframundo. Serey duerme en una cama de hierro. Serey fotogra a hombres topo, campesinos sin campo, indigentes bipolares. Serey se emborracha viendo los par dos del Estrella Solitaria. Serey rompe una garrafa en el cráneo de un delantero rival que lo mira feo. Serey es perseguido por el FBI. Serey se oculta en los cerros de Polpaico. Serey se alimenta de culebrasyraíces.Sereyseintervienelacaraconunpuñal.Sereyha cambiado. Serey es otro. Serey dejó el ron por la cerveza. Serey tomó el micrófono y la uñeta. Serey es la estrella máxima de los pubs de Colina, Til Til y Lampa. Serey es la eterna promesa de la canción chacabucana. Serey aúlla ante el público. Serey escupe otro Serey que lo aplaude. Serey se enamora de Serey. Serey se canta a sí mismo. Serey se aburre de Serey y lo deja cantando solo ante cuarenta penumbras borrachas. Serey enciende la cámara. Serey sale a la noche rural. Serey fotogra a la bruma nocturna. Y entraenelladeapoco.Ysacafotossinflash alamuerte.Ysetoma una de pisco. Y piensa en Safo. Y en los cambios de sexo. Y se cura como tagua. Y despierta en la cuneta, entre una botellas quebradasquebrillanconlosprimerosrayosdelsol. 21
  • 24. 22 Cuasimodo (décima disfrazada) En bicicletas, carretas, automóviles y caballos, bajo sol, llovizna o rayos, ves dos todos de fiesta (el cura romano en la testa) los católicos de la población, desde el falluto al santurrón, acercan la imagen de Cristo a los enfermos no vistos en misa de resurrección. Comulgan los moribundos, mas no se libran de la calva, fríos y ciegos cualquier alba se despiden de este mundo, donde una farsa es lo profundo: no es la fe ̶ está claro ̶ un mapa que salve de la muerte lapa, el cuasimodo ¡qué viva! es linda jornada fes va, aunque inú l como el Papa.
  • 25. 23 Champas (cuatro notas acerca del césped) 1 EnsusPoemasenProsa,CharlesBaudelairesitúa alosbuscadoresdequimerasenunavastallanura polvorienta,sinsendas,nicésped,ideaqueenlolocal secons tuyecomounaciertoplenodelfantás co franchutedrogo.Estoporqueenloscondominios delazona,dondepocossonlosbuscadoresdequimeras ymuchoslosseresvulgares,áreaspolvorientasnoseven sinopastelones,radieresy,principalmente,grandes carpetasdecéspedreciéncortado,verdeeinsolente ocultandola erra.Litrosylitrosdeaguaseusanpara mantenerlobonito,paraqueluzca,mientraselhumedal yloscerrosylasespeciesqueenelloshabitanmuerendesed 2 El pasto es para las vacas, dijo el Chino Ríos en Wimbledon, cri cando la superficie usada para prac car tenis en el monárquico país Su afirmación se puede leer, también, como una protesta contra el desperdicio que conlleva cul var alimentos por mo vos ornamentales El que cul ve pasto que se lo dé a las vacas que no lo use como una forma de mostrar poder o riqueza, como descubrió la aristocracia medieval Claro, porque rodear un cas llo de césped y exhibirlo ante una plebe que apenas puede sembrar hortalizas, es una idea 100% déspota
  • 26. El Chino Ríos, por cierto, no en ende nada de esto fue un chiripazo su frase, un ro que dio en la red dejando al oponente descolocado, desar culado El Chino Ríos, si pudiera, viviría en un cas llo rodeado de césped y gente imbécil a quien mear ¿Y las vacas? Ni ahí estaría con las vacas 3 A la plaza que un césped dibuja, ralo y pobre, y donde todo está correcto, flores, árboles, los burgueses jadeantes, que ahogan los calores, traen todos los jueves, de noche, su estul cia. J. A. Rimbaud No solo entre gente fascinada con SODIMAC & Disney sino también entre poetas hay quienes aún ven al césped como libre manifestación de la naturaleza. Elvira Hernández por ejemplo, en un poema cuyo nombre he olvidado se queja de un césped que es plás co, de una nieve que no es nieve, como si la verde hierba cortada y recortada por jardineros –negros y amarillos y rojos– fuese tan natural tan hija de dios mío, como la sustancia blanca que el cielo derrama. La palabra césped –empero– siempre ha estado ligada a lo ar ficioso. Primi vamente designaba un trozo de erra del tamaño de un ladrillo, que siendo extraído con las hierbas que contuviese, se usaba para enmascarar o tapar un vacío (gracias, Diccionario E mológico de Chile). Hoy se vende en rollos, y sirve para lo mismo: enmascarar o tapar un vacío. En las canchas de la FIFA, en las áreas verdes estatales, en Mundo Mágico, en los cementerios en los condominios, en las empresas del parque industrial imparable, imperialista, fastuoso, crece el césped, fruc fica haciendo desaparecer la roja erra cruda, las piedras el liquen mul color que las envuelve y ennoblece 24
  • 27. 4 Las revoluciones mercan les abrieron los jardines de los palacios a la población Y la inicia va fue un éxito Creáronse luego los parques públicos 2 ampliando la oferta de metros de césped para el uso de las masas Y la inicia va fue un éxito La gente de la época jugaba croquet o almorzaba sobre la grama, como muestran las pinturas de Edouard Manet La humilde criada de Baudelaire –pobrecita ella, nadie le llevaba clavelinas– por humanidad fue enterrada bajo el césped (Un césped mal tenido –reseco y ralo– como la cabellera de quien se somete a radioterapia y parece que igual va a morir) Millonarios y pobres, difuntos y vivos héteros y homos, honestos y mafiosos iden ficaron el césped con la idea de la belleza Y se pusieron a sembrar chépica alemana en sus jardines privados, en sus tumbas a plazo agrediendo a la naturaleza y a los parques para vivos Agrediendo a la belleza, que como se ha comentado sin la presencia de la muerte, escondida bajo el pasto no ene más valor que un maniquí de Falabella o París 25
  • 28. El Gitano En medio de la vía férrea como dirigiendo el mundo el Gitano mueve los brazos: arriba/abajo a un lado/al otro Recién consumió una papelina y los muertos postes del telégrafo y las nubes y los algarrobos danzan como si los estuviese dirigiendo el mismo Leonard Bernstein La embriaguez lo ha hecho olvidar su trabajo de sapo de los trenes, de emprendedor que pide monedas solidarias a los hyundai a los mack a los ford a los pegaso que circulan por el lugar Junto a la moribunda estación en una placita también moribunda sus compañeros de suerte, indigentes que como él piden monedas en la línea celebran su acto: cantan, beben, ríen, bailan Y la vida parece una fiesta 26
  • 29. Dulce de membrillo Para Liliana Sarmiento Fui a casa de mi hermana y después del café después del pan con dulce de membrillo después de comentar novedades de parientes y conocidos me entregó un obsequio envuelto en papel de diario: era un corazón de piedra combarbalita Te lo compré en Antofagasta –dijo Al llegar a casa, tras la despedida lo puse en un estante donde reposan variados obsequios similares: un pingüino de Punta Arenas, un barquito de San Antonio un moái de Isla de Pascua, una zampoña de Iquique una cruz del milenio de Coquimbo y otras miniaturas que parientes y amigos me han obsequiado durante años Acumulando polvo por meses haciéndose invisible como los demás suvenires quedó hasta que alguien –no recuerdo quién– me preguntó por el origen de ese corazón azul y yo recordé a mi hermana y el café y el pan con dulce de membrillo 27
  • 30. Dedales de oro En la berma del camino Lo Fontecilla sobre un averiado sillón de dos cuerpos un gato plomizo duerme la resaca A su lado se acumulan desechos varios: caca de perro, la caparazón de una aspiradora un sobre de analgésico, una zapa lla huacha Más allá –donde termina la cinta de asfalto– junto al cuerpo de un perro atropellado dedales de oro comienzan a brotar Pasa una mujer en bicicleta 28
  • 31. 29 Restaurante El Álamo (A la manera de Giovanni Mochi) Caras cur das, dientes escasos sobre una mesa azul descascarada beben sendas cañas de nto Estuvieron sacando hortalizas en las erras de una empresa agrícola y ahora enen plata para celebrar Tienen, además, dos sacos de zanahorias que en parte de pago el capataz les dio y eso los hace sen r poderosos Ahora no son unos gañanes de mierda ahora son gente con capital, con futuro no pobres pájaros viviendo el día a día Su empo –en consecuencia– se ha vuelto infinito como las botellas que en la estantería detrás del mesón, brillan como planetas Dulce firmamento del que beberán hasta que los pesos –como los selknam– se ex ngan y borrachos salgan a la calle Cargando los sacos de zanahorias a la espalda oscilando como una piragua en un ciclón hasta la plaza de Batuco llegarán Meados, robados, acalambrados con los sacos y los bolsillos vacíos sobre el pasto húmedo han de despertar
  • 32. Pájaros en el humedal (1) Arrancando del despiadado hielo que quita la verdura de los árboles que carboniza la semilla y el gusano que desnuda los nutri vos matorrales sobre ciudades que de norte a sur se vuelven mes zas colonias, oscurecidas fotocopias del pálido rostro anglosajón, volamos Sobre el metal y el cartón de los techos sobre secoyas cortadas, sobre rascacielos y calles y cementerios y cul vos de yuca sobre mineras que autopsian la erra buscando la verdura y la semilla y los matorrales y los gusanos para mul plicarnos volamos 30
  • 33. 31 Un cementerio lacustre Fui a la laguna y la hallé evaporada: osamentas carroñas, hinojos flacos y huraños, grietas formando un mosaico de la gran desolación ocupaban el si o donde ayer las nubes se miraban al espejo Examinando el cuerpo podrido de una carpa que hedía junto a una lata de Monster Energy Drink me dije: este no es un cementerio marino, este es –apenas–un pequeño cementerio lacustre Me dije: los muertos, en esta erra quebrada no se encuentran bien, los muertos, en este ojo de mar son el glaucoma, son la conjun vi s, son la ceguera me dije: el desierto es para Ud. señor Ceniza Volví a casa pensando en mi piñufla condición en mi incapacidad para hacer llover (no soy un mago) para revivir peces (no soy un pequeño dios), y me acordé del o de un amigo que antaño, en la laguna, pescaba El hombre atrapaba carpas y se las daba a sus perros para ahorrar, decía y a veces hasta llegaba con un coipo amarrado a su cinturón, un coipo gordo y bigotudo de grandes dientes blancos, aba do con escopeta En la calle todos le gritaban: ¡buena, Manolito! alzando latas de cerveza, alzando botellones de blanco mientras Manolito iba a un almacén por carbón para armar un asado al que no invitaba a nadie Me dije: la sequedad no comenzó hoy, la sequedad es permanente. Y lamenté las grietas del ojo de mar la carpa podrida, los hinojos secos, el frágil esqueleto de un cisne que tuve que pisar para con nuar mi camino
  • 34. Montañismo Hay grandes poetas que nadie lee son tan grandes que es necesario elevarse por sobre los árboles más altos para ver de qué se trata su historia Escalar montañas, por supuesto, no es un deporte top en estos días no atrae al ciudadano ni a la ciudadana que prefieren, más bien, ac vidades de sillón Nadie quiere sacarse la cresta nadie quiere perder los dientes nadie quiere subir a las cordilleras y las montañas se van quedando solas Ayer subí a la cabeza de Trakl y estaba vacía no había huellas en la nieve, intactos como el primer día de la creación se hallaban sus versos 32
  • 35. 33 Alexander Blok Bajo un extenuado foco de sodio en un peladero donde crecían las pencas vimos pasar al mismísimo Alexander Blok Recién habíamos tenido ayuntamiento y nos parecía que la erra estaba encantada (había en el cielo un graznido de queltehues) Alexander Blok habló poco con nosotros la nieve ha sepultado todos los caminos, dijo y luego se perdió en el bosque de espinos Solitarios nos quedamos bajo la noche rusa en medio de un paisaje que se volvió blanco como la tez de los niños ahogados en los pozos En ese peladero, que ahora es una bodega industrial rodeada por un cerco eléctrico, una cárcel regida por la ley laboral, nada bello ha florecido úl mamente Las moradas pencas dejaron de crecer, el bosque de espinos fue cortado, ausentes se encuentran los queltehues y no hay pronós co de nevazón En vez de la voz de Alexander Blok se puede escuchar a un guardia que putea a los choferes de las furgonetas de reparto, que entran y salen todo el día
  • 36. 34 Padre Cuando me vine al campo (eso hace más de quince años) mi padre no estuvo de acuerdo ¿Qué vas a hacer entre esos espinos y esas piedras y esa maleza seca?, preguntó con desprecio y yo sen odio por su persona Pasaron los años y gracias al riego y la siembra el terreno se cubrió de árboles y de sombra de viento fresco, de pájaros, de insectos Mi padre, entonces, comenzó a visitar la parcela con frecuencia, pues le parece, indica muy beneficioso el contacto con la naturaleza Apenas llega me solicita que lo invite a dar una vuelta, y encuentra todo bello: los membrillos y las tencas, los toritos y los huilles Se ve que pasa un buen momento, un momento excelente para su salud, pero de todas formas yo sigo sin endo odio por su persona
  • 37. Informe La luna es un ojo de buey con cor nas blancas, dice, mientras aspira un cigarrillo de marihuana mirando el cielo Yo contemplo el cielo y no veo ningún ojo de buey, menos cor nas blancas pero le digo que sí, que ene toda la razón Te regalo esa imagen Sarmiento, escríbela, ordena entonces, como si se tratase de una genialidad capaz de engrandecer la obra de cualquiera Y yo, que nunca vi lo que ella vio, yo que ni siquiera estoy seguro de saber lo que es un ojo de buey, callado cumplo su orden Me traiciono solo porque ella es hermosa porque ene la piel suave como los damascos porque ene sexo como nadie porque ella es la fuente donde adquiero forma y volumen yo, que soy líquido e informe yo, que nunca termino de cuajar 35
  • 38. 36 Pájaros en el humedal (2) No somos inteligentes ni creyentes ni pacientes ni contribuyentes ni residentes de ninguna república, ranía o imperio No tenemos flor patria ni cons tución ni memoria ni bandera ni dios ni gobierno ni escudo ni himno ni diccionario Salvo una que otra paloma vendida que va y viene con mensajes, no defendemos ningún límite, ninguna aduana, ningún señorío Estamos siempre de paso no creemos en el progreso ni en la ciencia tampoco en la filoso a, tampoco en el catecismo Tal vez por eso nos envenenan el agua tal vez por eso nos secan los humedales tal vez por eso hay un deporte que consiste en disparar al cielo y asesinarnos
  • 39. 37 Tiro de gracia De vez en cuando cerca de medianoche mi vecino irrumpe en mi casa con su linterna y su escopeta y sus tontos perros caros alarmado porque escuchó ruidos en el cerco posterior Yo le digo que no pasa nada y lo hago pasar y le ofrezco un cafecito y me dispongo a escuchar sus opiniones nazis mientras pienso que el hombre no ene solución que el daño es irrecuperable, que lo mejor sería sacarlo de circulación Beneficiarlo con un balazo en la cabeza, como se hace en los hipódromos o en las guerras con los caballos y otras bes as que se dañan una pata, en este caso el cerebro y ya no son ú les a la sociedad
  • 40. 38 Historiadelagua Al principio, el humedal llegaba hasta Quilicura, cubriendo casi diez mil hectáreas. Hoy, sin embargo, es apenas un borrón húmedo, un poemaentretodosdesescrito. Las piscinas, en cambio, han aumentado su presencia en la zona, es mándose la existencia de unas 5.000 unidades –plás cas, de concreto, de fibra– que u lizan, al menos, unos 40.000.000 litros de agua por temporada. Se trata de agua extraída de la misma laguna y sus napas, agua clorada, capada, muerta,dondesebau zanlosescandalososevangélicosyfamilias normales, con una idea menos cada año, celebran los aniversarios. Alabando a Dios, tomando sol, bebiendo marke ng, asando el cerdo oferta de UNIMARC, repi endo las frases del karaoke, creyendo que la felicidad es un servicio que se compra con tarjeta de crédito, cada cualaportasuoportunadosisdeveneno. A este ritmo –no es un secreto– la laguna pronto se ha de secar, convir éndose en un descampado apto para la creación de nuevos condominios repletosdepiscinas,quitasolesyparrillas. Allí, en amplios espacios –pagaderos en uefes– afortunadas familias accederán a una calidad de vida superior, una vida en armonía total con la naturaleza,comosediceenjergainmobiliaria.
  • 41. 39 Madre mía (o Vecino vegetal) He permanecido demasiados años en esta casa he cuidado a mi madre, he administrado sus medicamentos he regado los cardenales, he ido a diario por el pan, he asis do a los en erros de sus parientes y sus amistades de juventud sus primeros amores, sus Elvis Presley, sus Luis Dimas Por complacerla rechacé a una mina que le parecía poco santa –una mina que en realidad era poco santa– y junto a sus ovarios despechados, sus ovarios abandonados por padre y padrastro atado a sus lágrimas lianas en casa me quedé, alcohólico como sus dos hombrones, pero leal como ninguno Por estar junto a ella no hice una carrera, ergo, no tengo plata propia, vivo de su pensión y de pololos que don Nano el ferretero del barrio, me encarga de vez en cuando: trámites que me permiten ir al centro y entrar en los cafés con piernas y mirar mujeres fáciles que para mí son di ciles Para no aburrirme paso las noches en la terraza, bebiendo fumando, avistando en el trozo de cielo que me toca, la luna y las estrellas, anestesiándome mientras mi madre, recostada ve tele junto a sus cajas de remedios, sus galletas de soda y sus afiches –oxidados– de Eduardo Frei Ruiz Tagle A veces siento ganas de escapar, pero somos los dos nomás es decir, para que yo fuese libre ella tendría que morir, morir me digo cuando el ron entra en mis venas y agita mi cabeza haciéndome planificar su indolora muerte accidental detalle a detalle, hasta que el sueño me derrota Borracho me acuesto cada jornada, la cabeza en blanco pero a la mañana siguiente voy temprano por el pan, a endo a mi madre, riego los cardenales, le pido plata para cigarrillos y tras leer el diario, viendo no cias, sentado ante la mesa espero el almuerzo, bien peinadito, como a ella le gusta
  • 42. 40 Abril Frente a la ventana fumo celebrando una nueva cosecha Se cuela, por el mosquitero un matorral de viento helado Una araña pollito cruza los nopales y se mete en su nido De mi cabeza sale un verso: lo veo pararse en un frutero, lo veo aletear Lo veo seguir a unos tordos, lo veo perderse en las borrosas nubes otoñales Miro la laguna: una garza permanece inmóvil por treinta y siete segundos
  • 44. 42 Estanque Recostados sobre mentas, malvas y tea nos junto al estanque –donde flota un caballo muerto– contemplamos la noche microscópica Lo único nuestro es un paquete de cigarrillos veinte soles encendidos en los labios y un silencio que anuncia más silencio La precariedad es nuestro emblema –la mudez– una bandera negra cada día más negra, un caballo hinchado flotando bajo el firmamento
  • 45. Tardes de cine Para Juan Peris Sgorbini (QEPD) Silbando canciones de Sinatra, bebiendo malta preguntando por los parientes, preparas charquicán en la cocina, mientras Daniel, el pekinés, te mira con sus ojos que brillan oscuros como ciruelas recién lavadas Cuando la olla avisa, preparas una bandeja para tu mujer, que está en la cama, enfisema pulmonar flotando en un loco cielo de pas llas Destapas otra malta, después, y te sientas en el sofá que está enfermo también, fa ga de materiales y apagas la tele, que transmite las no cias Me preguntas si realmente almorcé Te digo que sí Recuerdas cuando fuiste guaripola en la aviación Recuerdas cuando apostabas marlboros en un pool de Llo Lleo Recuerdas cuando el infarto te hizo visitar el otro mundo Recuerdas a una novia an gua, una que se parecía a Ronda Fleming en “Duelo de Titanes”, y me miras con tus ojos que son del color del río Maipo en la noche, cuando alumbra la luna Fotos pegadas en las paredes muestran a tus hijos, y a tus nietos, y a tu mujer, la Nona cuando joven, ves da como estrella del ecran Terminas la segunda malta dejas la botella sobre una estufa apagada junto a un macetero de agónicas siemprevivas 43
  • 46. La cuerda se está acabando, hijo, dices después y examinas las agrietadas paredes de la casa que el terremoto botó y levantaste a medias Me preguntas si quiero un cor to de coñac Te digo que sí En unos vasos pequeños, verdes, con rombos y círculos amarillos, brindamos por algo no recuerdo bien por qué Después ponemos la tele y sentados sobre el sofá nos concentramos viendo una serie policial gringa, más mala que la cresta que por ese empo parecía buena 44
  • 47. 45 Avispa Una avispa amarilla ha caído en la piscina patalea el insecto en ese océano celeste plás co sin que yo haga nada por su vida o por su muerte La naturaleza me ha enseñado a no meterme en sus asuntos, la naturaleza me ha enseñado que en este si o manda ella y yo obedezco La piedad, aquí, en el campo, no funciona la avispa no otorga ni solicita compasión tampoco el espino, tampoco el quillay Aquí todos aceptan su fortuna aquí la quejumbre no funciona aquí el estoicismo es ley de la república
  • 48. Subwoofers (décima disfrazada) Aun en el lejano valle, se oye de noche̶ y de día la música de la tontería. Escúchenla,̶ no es un detalle, invade el potrero y la calle: son tambores primi vos, hi fi si ando los oídos. La tecnología avanza, nunca jamás se cansa de su avasallante sino. Sin embargo, el camino del humano está al revés, sabio no lo hace la red, los chips no le otorgan no, negro se ve su des no. La an gua tribu animista se halla, otra vez, a la vista. No nos hagamos los lesos, la técnica no es progreso, barbarie es lo que se avista. 46
  • 49. 47 Anteayer En su momento las cosas parecían bellas incluso perfectas: el cedrón perfumaba el aire los cardenales abrían sus endebles cerebros rojos y entre los árboles, mejor que Charlie Parker, sonaba una tenca Nos besamos ernamente, escuchamos a los Clash filmamos películas porno, cul vamos marihuanzas hablando de gatos, gacetas, galaxias y gardenias pasamos tardes bajo el mandarino florecido No nos faltaba nada, podíamos estar días enteros juntos sin latearnos, nos gustaba la misma ropa el mismo cine, el mismo futuro, la misma micro celeste pasaba por las avenidas de nuestra infancia Las cosas parecían bellas, incluso perfectas hasta que un día se volvieron pesados pájaros de piedra incapaces de trinar, algo ocurrió en alguna parte y todo se volvió obligatorio, horrendo e imperfecto Se secó el cedrón, la tenca dejó de sonar se acabó el THC, y en el paradero quedaron dos niños esperando una micro que ya no vendrá una micro celeste que cambió de recorrido
  • 50. 48 Kinesis de los espinos Queman, unos vecinos, abrojos secos: malvas, pencas, or gas, llantenes, ascienden al cielo en una columna oscura fúnebre̶ ̶ que hacia el norte la brisa inclina Movidas por la misma brisa, las ramas de los espinos se mueven semejando maestros de hatha yoga que delicadamente ensayan el pranayama o el ardha kurmasana En la escuela, bajo un cielo crecientemente negro niños y niñas prac can bailes folclóricos, burdos zapateos, habría que decir, si se los compara con la fina kinesis de los espinos
  • 51. 49 Batuco An guamente fue un caserío costumbrista, una parada del tren a Valparaíso, un expendio de palomitos y gaseosas, un balneario con bailables tropicales, un puterío con mantel de hule donde los milicos ̶ gallardos ̶ jugaban a enamorarse de melancólicos traves s. En ese empo se araba la erra del afrancesado patroncito. Había dictadura católica. Y oligarquía. Y pipeño. Y hambre. Hoy el campo está ocupado por condominios: pequeñas soledades con portones automá cos, palmeras y piscinas. Los habitantes an guos laboran como jardineros, guardias de seguridadodomés casquepúberesabandonadosadoptancomo mamadres. Del resto, una parte trabaja en el parque industrial. En MADETEC, en SOLITREL, en RHONA, en COVISA, en NEW HOLLAND, en ELECTRA, en TREMAC. La otra parte cul va retazos de erra sobreviviente. O pide monedas en la plaza Tomás González, en calle Argen na, en el cruce férreo. O recolecta cartones, papeles, maderas, latas y botellas en triciclos, carretas o carre llas. También hay quienes se introducen en las casas de noche, cuando el capital humano duerme en brazos del dios Tricalma, llevándose ar culos que al día siguiente serán reducidos enlaplaza,frentealasalacuna,apreciosquenadiepuederesis r.
  • 52. 50 Paisaje de primavera Manzanillas florecen en los bordes del sendero El viento sacude las barbas y el pelaje de los chivos Mi vecino, que es un facho de mierda mira la bandera chilena flamear y su pecho se hincha como si hubiese fallecido por inmersión Como una niña de primera comunión el almendro se llena de blancos botones Los borrachos toman la decisión más seria del año: dejan el nto y vuelven a la cerveza Una liceana, que se ha quitado la ropa de invierno vuela sobre el humedal de Batuco Quinientos uques la siguen
  • 53. 51 Parcela de agrado Me solicitó que sostuviese la manguera mientras iba a dar el agua. Su obje vo: llenar unas bolsas plás cas que colgando de los árboles para atrapar moscas servían. Las traje del extranjero, señaló cien fico, enen una esencia que atrae y embriaga a los insectos. Se trataba de una muerte agradable: agonizar drogado y en éxtasis, qué mejor. Una muerte a toda raja. Más allá, sobre la parrilla, trozos de cordero se asaban, humeaban. Otra muerte a toda raja. Sírvete una cerveza, invitó después. Y mientras bebíamos lo escuché hablar de refugios en la nieve. Y resorts, y playas caribeñas, y otros mundos donde un buen insec cida tampoco estaría de sobra.
  • 54. 52 Pájaros en el humedal (3) Un invierno quisimos dejar de lado el salvajismo no ser más brutos emplumados viviendo en la helada intemperie sin luz y sin vivienda, sin técnica y sin arte Sobrevolamos, entonces, las ciudades pero en vez de hallar un paraíso nos encontramos con escuelas que promueven la ignorancia con hospitales que se encargan de provocar dolor con negociantes que esclavizan por dinero con autoridades que dividen a la bandada con polluelos que odian a sus padres con religiones que ahogan el espíritu
  • 55. 53 Orgasmos Todo aquí parece bello: el cielo las nubes las rosas amarillas que cul va una vecina los caballos que pastan entre los algarrobos las estrellas que afloran en el cielo nocturno Una belleza, me digo a veces, hecha para que hombres y mujeres disfrutemos pero me equivoco, la cosa no es así la naturaleza no piensa en nadie la naturaleza es egoísmo puro la naturaleza ene sexo solo consigo misma Vivimos en medio de sus orgasmos
  • 56. 54 Recambio Lentamente los vecinos fallecen y nueva gente ocupa sus dormitorios, sus lámparas sus mesas, sus cucharas, los restos del tarro de café, el azúcar a medio terminar En algún momento todos habremos abandonado nuestros dormitorios, nuestras lámparas, nuestras mesas nuestras cucharas y nadie se dará cuenta porque el recambio es indetectable como las falsificaciones del gran maestro Beltracchi Y el azúcar seguirá endulzando el café
  • 57. Fin de fiesta La mesa del pa o está cubierta de vasos, latas y botellas vacías En el jardín, un auto que pasa hace brillar la baba de los caracoles en los mantos de Eva impregnada La luna, que por su descomunal tamaño fascinó a los invitados, ahora no impresiona a nadie: fue tragada por un nubarrón Junto al agua de los perros, una cucaracha que alguien pisó mueve las patas, se retuerce hasta que con mis bototos la repaso Después cierro puertas y ventanas después apago la luz y como una semilla que entra en la erra, me acuesto En sábana oscura, esa, helada el amanecer me ha de encontrar 55
  • 58. INDICE 56 Palabras previas, 5 Invierno en Batuco, 9 Humedal de Batuco, 10 Mujer fumando, 11 Evaporaciones, 12 Atardecer, 13 Un fenómeno primaveral, 14 Marcelo, 15 Pozos profundos, 16 Estanque en la noche, 17 Deser ficación, 18 Descubrimiento nocturnal, 19 Serey, 21 Cuasimodo (décima disfrazada), 22 Champas (cuatro notas acerca del césped), 23 El Gitano, 26 Dulce de membrillo, 27 Dedales de oro, 28 Restaurante El Álamo, 29 Pájaros en el humedal (1), 30 Un cementerio lacustre, 31 Montañismo, 32 Alexander Blok, 33 Padre, 34 Informe, 35 Pájaros en el humedal (2), 36 Tiro de gracia, 37
  • 59. Historia del agua, 38 Madre mía (o Vecino Vegetal), 39 Abril, 40 Gricelda Núñez, 41 Estanque, 42 Tardes de cine, 43 Avispa, 45 Subwoofers (décima disfrazada), 46 Anteayer, 47 Kinesis de los espinos, 48 Batuco, 49 Paisaje de primavera, 50 Parcela de agrado, 51 Pájaros en el humedal (3), 52 Orgasmos, 53 Recambio, 54 Fin de fiesta, 55
  • 60. Ojo de mar Sergio Sarmiento Monje Primera edición digital Agosto de 2018 Batuco, Región Metropolitana, Chile
  • 61.
  • 62. A la manera de los poemas-relatos del italiano Cesare Pavese (”Lavorare stanca” o “Trabajar cansa”), pero con la brillantez que otorga el manejo de la ironía, cada uno de los textos de este “Ojo de mar ” se sos enen como microhistorias intensas y poé cas, bajo la voz de un observador local, batucano, habitante de una comuna y pueblo sin importancia del Gran San ago,unmojónde errasinprensaturís cao registro mediá co alguno, una aldea polvorienta que por fin se muestra, gracias a este poeta, de maneratolstoianamenteuniversal. Héctor Figueroa Muñoz Sergio Sarmiento (San ago de Chile, 1963) ha publicado los poemarios “El Fervoroso Fes n” (1999), “Mutante” (2003), “El Refrigerador de Bernardita (y la muchacha de za)” (2006),“Enlaberma”(2011),“Ocupación”(2015);asícomo el conjunto de relatos “Capital” (2006). Su obra, que ha obtenido dis nciones en diversos certámenes literarios, ha sido difundida a través de variados medios convencionales y digitales. Ha sido, además, director de la revista literaria Esperpen a(2000-2013)yeditordelarevistaElMalMenor (2015-2018).