El documento resume las investigaciones del sociólogo Emile Durkheim sobre los orígenes de la religión. Durkheim estudió a los aborígenes australianos y concluyó que el ser humano tiene una disposición natural hacia la religiosidad, descubriendo espontáneamente la presencia de elementos sobrenaturales. No inventaron dioses sino que llegaron naturalmente a concebirlos debido a su sociabilidad y vínculos entre sí y con las cosas de las que dependían, sin ningún tipo de especulación.