La Biblia establece que los padres son responsables de instruir a sus hijos en los caminos del Señor. Deben amar a Dios sobre todas las cosas y enseñar los mandamientos de las Escrituras a sus hijos diariamente. Los padres deben criar a sus hijos con disciplina y amonestación del Señor, educándolos pero sin provocarlos a ira. La Palabra de Dios debe ser la guía para la crianza de los hijos a fin de que aprendan a obedecer, amar a Dios y servirle.