Benjamín Franklin inventó el pararrayos en 1752 al proponer el uso de varillas metálicas en los tejados para desviar los rayos. Realizó experimentos que demostraron que los pararrayos protegen de los impactos de rayos. Más adelante, Nikola Tesla y otros mejoraron el diseño y funcionamiento de los pararrayos, pero todos funcionan desviando los rayos hacia el suelo a través de una conexión eléctrica.