Keynes creía que los precios eran rígidos a la baja debido al monopolio y otras prácticas, pero que si los precios fueran flexibles y disminuyeran junto con otras circunstancias, podría mejorar la situación económica. Una reducción de precios aumentaría el stock monetario real manteniendo constante el stock monetario nominal, lo que reduciría las tasas de interés y, si los inversionistas y consumidores reaccionan a tasas más bajas, aumentaría la demanda agregada, los ingresos y el emple
1. Keynes consideraba que los precios, como ya hemos visto en este capítulo, eran
bastante inflexibles a la baja. El monopolio y otras prácticas de colusión podían
impedir que el nivel de precios disminuyese, incluso en el caso de una demanda
agregada decreciente en la economía. Pero, ¿que sucedía si los precios eran
flexibles a la baja? Como proposición teórica, Keynes creía que los precios
decrecientes y un conjunto de circunstancias adicionales podían mejorar la
situación. De hecho, a esto se le llama a menudo efecto Keynes. Suponiendo
que el stock monetario nominal permanezca constante, una reducción de precios
aumentaría el stock monetario real. Como se ve fácilmente en el grafico 19.6, el
tipo de interés disminuiría con una M constante y un P reducido. Dadas las dos
circunstancias, de que la economía no se encuentre en la trampa de la liquidez
y de que los inversionistas y consumidores reaccionen de hecho ante tipos de
interés más bajos, la demanda agregada, la renta y el empleo aumentarían. De
otra manera, la disminución de los precios no tendría
ningún efecto.