En México, los expresidentes reciben pensiones vitalicias que cuestan millones de pesos al erario público cada año. Estas pensiones son excesivas e injustificadas considerando la pobreza en el país. La pensión más costosa es la de Felipe Calderón, que cuesta 812,547 pesos al mes, incluyendo un sueldo de 95,000 pesos para su prima. En total, las pensiones de los 5 expresidentes suman más de 2 millones de pesos al mes, dinero que podría usarse para necesidades más urgentes.