La educación moral puede entenderse de varias formas: como socialización para enseñar valores éticos fundamentales, como construcción que reconoce el papel de la sociedad pero también la autonomía individual, o como clarificación de valores para que cada persona elija sus propios principios de manera crítica. También puede enfocarse en la formación de hábitos virtuosos a través de la cultura comunitaria o en promover el diálogo y la empatía emocional para construir la personalidad moral de forma crítica e intersubjetiva.