Entrambasaguas es una capital municipal situada a 25 km de Santander y a 45 m de altitud. Tuvo 903 habitantes en 2004 y 1069 en 2008. Destaca la casa de Villar o palacio de los Fernández de Velasco declarado Bien de Interés Cultural en 1985, la casa Pezuela encargada en 1727, la iglesia parroquial de San Vicente del siglo XVI reformada en el XVII y las ermitas de San Miguel de Elechino y San Antonio.

1. Entrambasaguas. Capital del municipio situada a 25 km de Santander y a 45 m
de altitud, cuenta con 903 habitantes en 2004 y 1069 habitantes en 2008 .
De su patrimonio civil hay que destacar la serie de residencias señoriales de
la Edad Moderna entre ellas destaca la casa de Villar, también conocida como
el palacio de los Fernández de Velasco y declarada Bien de Interés Cultural
en 1985, compuesto por dos bloques y una capilla. La casa Pezuela,
encomendada por el matrimonio Juan Manuel Pezuela y María Muñoz en 1727.
También son de reseñar la iglesia parroquial de San Vicente, cuyo origen se
remonta a finales del XVI, reformada en el XVII y las ermitas de San Miguel
de Elechino y San Antonio.
ENTRAMBASAGUAS

2. Hoznayo
-Hoznayo atrae por su gastronomía y otras cosas. Y recordad que
Hoznayo es un barrio del lugar de Término, que tantas cosas, antes
y ahora, incluida la feria de que hablaremos...
¿De qué feria se trata? ¿Qué día se celebra?
San Lucas el 19 de octubre.

3. Hoznayo. Esta localidad está a 2 km de la capital y 55 m de altitud.
Tiene una población de 399 hab. (2004) y 697 hab en 2008. Entre sus
manifestaciones artísticas se cuenta la iglesia de la Asunción, y el
palacio de los Acebedo, un magnífico edificio en estado de abandono
absoluto. En la capilla de este arruinado palacio se encontraban las
estatuas orantes de varios miembros de la familia de los Acebedo. En
la actualidad están custodiadas en el Palacio de Los Hornillos de Las
Fraguas y declaradas Bien de Interés Cultural en 2003. Por último
señalar que también en Hoznayo se alzan los restos del balneario de
Fuente del Francés.

4. -La leyenda cuenta que un religioso francés, huyendo de los horrores
de la Revolución, vino a parar a estos parajes, ocultándose en la cueva.
Y dicen que, de tanto llorar, sus ojos vinieron a irritarse de tal manera
que le causaron un mal de la vista. En una ocasión notó que lavándoselos
con las aguas de la fuente, sus ojos sanaron. De ahí el descubrimiento
de las virtudes de las aguas y de su nombre.