El documento describe cómo la iglesia primitiva casi arruinó la Gran Comisión de Jesús de predicar el evangelio a todas las naciones debido a sus prejuicios de que solo los judíos podían seguir a Cristo. Pedro tuvo una visión que lo convenció de predicar a los gentiles también, lo que finalmente convenció a la iglesia de Jerusalén de que Dios quería que el mensaje se compartiera con todas las personas sin importar su origen.