texto argumentativo, ejemplos y ejercicios prácticos
Poema Vallejo
1. Prof. Ronald De La Cruz R. Compromiso con tu futuro. Prof. Ronald De La Cruz R. Compromiso con tu futuro.
Institución Educativa
Prolong. Trujillo Nº 361 - El Tambo
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Prolong. Trujillo Nº 361 - El Tambo
ESPERGESIA
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Hermano, escucha,
escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
Todos saben que vivo,
que mastico... y no saben
por qué en mi verso
chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
luyidos vientos
desenroscados de la
Esfinge
preguntona del Desierto.
Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio
sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a
distancia denuncia
el paso meridiano de las
lindes a las Lindes.
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
Autor: Cesar Vallejo
TERREMOTO EN PERÚ (2007)
No puedo orar, ni llorar, pero oro
en el silencio frío de la tarde que se va.
No hay ventana ni puerta ni adios,
porque no hay casa ni habitante que se va.
Todo queda en el pecho,
todo permanece en la memoria
porque el dicho olvido no existe para mí.
Los escombros a mis ojos llegan
como heridas fulminadas por un rayo.
Y llamo a mis parientes desde lejanas tierras,
llamo desde este muro que me aplasta,
y el teléfono no suena : extrañas voluntades
lo cortaron,
para preservar sus onerosos dividendos.
Estoy bajo los escombros de la tierra
y respiro, y no respiro, y vuelvo a respirar.
Me llaman por mi nombre y no contesto,
no tengo voz, ni fuerzas ni camino,
estoy bajo una piedra, atrapado por el miedo.
Se oye otra voz, un llanto de niño, de padres,
de amigos.
Se oye la tierra que vuelve a la tierra,
y yo estoy aquí, abrazado a un cadáver,
al cadaver de mi cuerpo, el tuyo, el mío.
Estoy aquí regado en el camino.
Oigo a lo lejos sirenas que se van,
y no me llevan, me dejan,
enterrado en el muro que construyó mi padre,
me quedo en la casa de mis padres,
en la casa de mis hijos, en mi casa para
siempre.
Estoy herido, muy herido
en la carne y en el alma
estoy herido hasta el fondo de mis ojos,
hasta el fondo de mis huesos.
Yo no sueño nada, pero sueño con mañana.
No todo termina aquí, padre, hermano,
amigo que te quedas sentado en esa piedra
acongojado,
que no te venza la orfandad,
ni el oscuro río de la muerte.
Mira aquella luz, el camino, la esperanza, la
fe ;
oye la voz que llama en el desierto.
No fue el mar, fue la noche,
la antesala de la noche.
Debeis continuar y construir otra casa,
una casa más grande y más fuerte,
la casa de tu cuerpo, la casa de tu vida.
En este rincón de la tarde, oro
muy callado, en medio de los ruidos del mar,
del mar humano que gime de dolor,
y oro a Dios, a la Virgen, a los Santos que
olvidé,
por irme por otras sendas más oscuras,
a gastar mi tiempo, mi energía y mi yo.
Aquí estoy sin una lágrima, enterrado
y renaciendo a orillas de este olivo
más allá del viento, más allá del mar.
Autor: Porfirio Mamani Macedo
2. Prof. Ronald De La Cruz R. Compromiso con tu futuro. Prof. Ronald De La Cruz R. Compromiso con tu futuro.
Institución Educativa
Prolong. Trujillo Nº 361 - El Tambo
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Hace ya diez años
que recorro el mundo.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Quien vive de prisa no vive de veras:
quien no hecha raíces no puede dar
fruto.
Ser río que corre, ser nube que pasa,
sin dejar recuerdos ni rastro ninguno,
es triste, y más triste para el que se
siente
nube en lo elevado, río en lo profundo.
Quisiera ser árbol, mejor que ser ave,
quisiera ser leño, mejor que ser humo,
y al viaje que cansa
prefiero el terruño:
la ciudad nativa con sus campanarios,
arcaicos balcones, portales vetustos
y calles estrechas, como si las casas
tampoco quisieran separarse mucho...
Estoy en la orilla
de un sendero abrupto.
Miro la serpiente de la carretera
que en cada montaña da vueltas a un
nudo;
y entonces comprendo que el camino es
largo,
que el terreno es brusco,
que la cuesta es ardua,
que el paisaje mustio...
¡Señor!, ya me canso de viajar, ya siento
nostalgia, ya ansío descansar muy junto
de los míos... Todos rodearán mi asiento
para que diga mis penas y triunfos;
y yo, a la manera del que recorriera
un álbum de cromos, contaré con gusto
las mil y una noches de mis aventuras
y acabaré con esta frase de infortunio:
-¡He vivido poco! ¡Me he cansado
mucho!
Autor: José Santos Chocano
COMPRENSIÓN DE TEXTOS
A CORRER...
Cuentan que cierto día, estaban en el
bosque un caballo y su pequeño hijo,
ambos gustaban de correr sin rumbo
fijo, solo por el placer de sentir el cálido
aire sobre sus cabezas.
Padre e hijo disfrutaban
mucho de estas carreras y el compartir
sus conversaciones que tanto bien hacia
a ambos, siempre tenían pláticas de lo
más amenas y realmente existía una
comunicación constante entre ellos.
Una
mañana, salieron como era su costumbre
a correr, estaban muy felices porque era
un día espléndido, cuando de repente el
pequeño caballo tropezó y cayó rodando,
su padre se detuvo de inmediato
volviendo sobre sus pasos para ver que
le había sucedido a su pequeño hijo.
Se acerco a él para
averiguar si se encontraba bien, y el
pequeño no lograba levantarse, muy
asustado le dijo a su padre: - Siento que
no podré volverme a levantar, me siento
muy lastimado de una pata.
- Hijo,
debes levantarte, acaso ¿Te has roto
algo?- Padre, le dijo el caballito, creo
que no me he roto nada, sin embargo,
un caballo nunca se cae y cuando lo
hace, le resulta sumamente difícil
levantarse.
- Hijo,
estás equivocado, algunos animales
como nosotros caen, pero vuelven a
levantarse y tú te levantarás, porque tú
no tienes nada roto, tu voluntad hará
que te levantes y vuelvas a caminar y a
correr como siempre lo has hecho, no
permitirás que tu mente te haga tomar
una decisión equivocada, creyendo que
porque has caído no podrás levantarte,
además, yo te ayudaré a hacerlo, porque
yo precisaré de tu ayuda, cuando caiga
y necesite levantarme igualmente.
- Pero
padre, ¿cómo podría yo ayudarte a
levantar si soy tan pequeño?
- Hijo no se necesita fuerza física para
dar esa clase de ayuda, solo se requiere
un gran amor, esa es la clase de ayuda
que necesitamos, sentirnos apoyados
por nuestros seres más queridos, y yo te
amo mucho y por esa razón te digo que
te levantes, porque todavía tenemos
muchos caminos que recorrer juntos.
Y nuestro pequeño
caballito, se levantó, se sacudió el polvo,
empezó a caminar junto a su amado
padre y pronto empezaron a correr como
era su costumbre. CAERSE no
es lo importante, lo importante es
LEVANTARSE cuantas veces sea
necesario.
Anónimo.