El documento discute si la Ley de Dios, incluyendo el mandato de descansar el sábado, sigue vigente. Explica que la ley ritual, que incluía sacrificios, fue "clavada en la cruz", pero que los Diez Mandamientos son eternos. Citando a Jesús y los escritos de Pablo y Santiago, argumenta que la Ley Real, incluyendo el cuarto mandamiento sobre el sábado, debe seguirse por los cristianos como una señal de obediencia y amor hacia Dios.