Este poema describe cómo llevar una cruz en el bolsillo sirve como un recordatorio diario para el autor de que es un cristiano y de que Jesucristo es el Señor de su vida. La cruz no tiene poderes mágicos ni protege físicamente, sino que recuerda al autor a ser agradecido, esforzarse por servir mejor a Dios y compartir la paz que tiene con otros cristianos.