El documento argumenta que el abuso hacia los animales es un síntoma de desorden mental y que las personas que abusan de animales a menudo también abusan de otros humanos. Señala que el abuso animal puede indicar maltrato infantil y que los niños que maltratan animales probablemente aprendieron esa conducta de sus padres. Sostiene que la sociedad debe tomar el abuso animal más en serio porque está relacionado con la violencia humana.