El diálogo presenta a tres jóvenes que contemplan el cielo estrellado. Taumante se encuentra maravillado y lleno de preguntas existenciales, mientras que Juan le dice que no debe inquietarse y que todo es obra de Dios. Diego argumenta que solo la ciencia puede explicar los misterios del universo. Taumante critica que pensar y reflexionar es una pérdida de tiempo.