La distribución de líquidos entre los vasos sanguíneos y los tejidos se rige por la Ley de Starling, la cual establece que el balance depende de la presión hidrostática y la presión oncótica en los capilares y en el líquido intersticial. La presión oncótica del plasma se debe principalmente a las proteínas como la albúmina y globulinas, mientras que la presión oncótica del líquido intersticial depende de la cantidad de proteínas que han salido de los capilares hacia los tejidos.