El documento propone una reestructuración de la directiva juvenil de las iglesias para mejorar su efectividad. Sugiere dividir las responsabilidades entre los miembros de la directiva de manera que cada uno se enfoque en una tarea específica como el liderazgo social, de cultos, programas o evangelismo. El objetivo es que cada sección esté mejor organizada y más comprometida para beneficiar espiritual y personalmente a los jóvenes de la iglesia.