Este documento compara la dureza de lavar la ropa a mano en agua fría con las dificultades del caminar cristiano. Al principio, tanto lavar la ropa como seguir a Dios parecen tareas imposibles de soportar debido al frío/dolor que causan. Sin embargo, con el tiempo las manos se acostumbran al frío al igual que los cristianos se acostumbran a las dificultades, permitiéndoles perseverar y completar eventualmente las tareas asignadas con alegría.