El documento compara a Balaam y su burro, que recibió una revelación divina sin preparación, con Apolo, quien se preparó estudiando las Escrituras. Mientras el mensaje del burro no cambió a Balaam, Apolo usó argumentos lógicos poderosos que atacaban pensamientos erróneos. El documento concluye que, aunque Dios puede usar a cualquiera, como hijos de Dios debemos prepararnos más allá de esperar revelaciones, para fortalecer espiritualmente a otros.