Los residuos electrónicos generan problemas por los componentes tóxicos que contienen como el plomo, mercurio y cadmio. A menudo se envían estos residuos a países en desarrollo donde las personas trabajan en condiciones peligrosas para extraer los materiales valiosos. La legislación española requiere que los fabricantes y entidades locales se hagan cargo de los equipos electrónicos obsoletos y los gestionen de forma responsable y segura. Existen certificaciones como e-Stewards para garantizar que las empresas de reciclaje cumplen