1. ¿QUE HACER CON LA BASURA TECNOLOGICA?
La basura tecnológica en nuestro país cada año se desecha aproximadamente
más de 300 mil toneladas de esta, conformada principalmente por aparatos
electrodomésticos y electrónicos. Una modesta cifra que se estima mucho mayor,
ya que sólo se contabilizan los residuos que se tiran a la basura y no aquellos que
se mantienen almacenados en casa, oficinas o escuelas. Países como Pakistán,
China, India. Ghana y Nigeria son algunos de los más afectados por el e-
waste(describen dispositivos eléctricos o electrónicos desechados); a tal grado
que los deciles más pobres de su población han encontrado en el “reciclaje
clandestino” de residuos electrónicos un verdadero medio de vida que, por
desgracia, conlleva un alto costo ambiental y de salud pública.
En primer lugar, ¿Recuerdas tu primera computadora? ¿Tu primer celular? ¿La
televisión con la que creciste en casa de tus papás? Tu abuela tiene razón: ya no
hacen las cosas como antes. Los celulares se vuelven obsoletos en un parpadeo,
las computadoras dejan de ser veloces al cabo de un par de instalaciones y los
gadgets parecen tener una vigencia máxima de apenas unos cuantos meses.
Adquirir y desechar tecnología se ha convertido en todo un nuevo estilo de vida;
sin embargo, ¿te has preguntado qué consecuencias trae? Si se piensa en la gran
cantidad de componentes con los que están elaborados estos aparatos, es fácil
caer en cuenta de que el verdadero problema radica en las sustancias -muchas de
ellas tóxicas- que desprenden estos residuos. Un ejemplo claro son los metales
pesados como mercurio, plomo, cadmio, níquel, selenio, arsénico, cramo y bramo
que contienen la mayoría de los aparatos que nos rodean y que, de no ser
debidamente desechados, se convierten en un riesgo para la salud y el ambiente.
Los contaminantes que acompañan a los residuos tecnológicos se pueden
clasificar en:
. Gases policlorados: son provocados por la combustión de plásticos y hules que
comúnmente aíslan los cables eléctricos.
. Polibrornados: son compuestos retardantes de la flama, empleados en los
plásticos que están expuestos a condiciones de tlamabilidad (cancerígenos y
neurotóxicos).
. Penoles, dioxinas, furanos y CO2: son gases altamente tóxicos que se
generan con la combustión de los plásticos empleados en la mayoría de los
componentes electrónicos.
2. A final de cuentas, lo importante es asumir nuestra responsabilidad como sociedad
y como consumidores sobre qué debemos hacer con ellos cuando ya no nos son
útiles. Una forma de reducir la basura tecnológica es utilizando las 3 “R”:
REDUCE
¿Es estrictamente necesario comprar un aparato nuevo? Disminuir nuestro
consumo es una de las acciones más urgentes. Preguntarnos si es necesario, si
es la mejor opción o si no existe una alternativa es una forma de ponernos un
freno.
REUTILIZA
Si por necesidad debes cambiar algún equipo electrónico por uno nuevo, evalúa
qué tan funcional continúa siendo; piensa que quizá existan otras personas con
una menor demanda de funciones o desempeño de ese aparato. Un equipo cuyo
poder de cómputo te “quede chico” puede serie útil a tus sobrinos que apenas
cursan la primaria o a tu mamá, que la utiliza para entrar a Internet. Regálala,
véndela o intercámbiala por otros articulas. Otra forma es mandar a reparar los
articulas en vez de sustituirlos. Aunque existen productos que es más barato
comprar que arreglar, hay otros que todavía pueden dar batalla.
RECICLA
En los últimos años se han impulsado camparías de acopio de residuos
electrónicos en distintas entidades del país. Su objetivo es llevar la mayor cantidad
posible de residuos a centros donde, tras desmantelarlos, se aprovechen sus
componentes. Estos son algunos aparatos susceptibles de participar:
* Computadoras y laptops
* Teléfonos celulares y fijos
* Monitores, ratones y teclados
* Impresoras
* Discos duros
* Fuentes de poder y reguladores
* Consolas de videojuegos
* Cables y cargadores
* Reproductores de música y video
* Televisores