El zorzal le gustaba revolver la huerta de una anciana, sacando las plantitas recién brotadas. El zorzal era maldadoso porque insistía en ir a revolver las siembras de la anciana a pesar de tener otras áreas para escarbar. Una mañana, la anciana decidió acabar con el zorzal y le disparó un tiro con su escopeta, hiriéndolo. Nunca más se le volvió a ver en la huerta.