El legendario constructor y escultor Dedalo era muy celoso y hábil con las herramientas. Su sobrino Talos era también muy ingenioso e inventó el serrucho inspirándose en una mandíbula de serpiente. Dedalo, lleno de celos, arrojó a Talos desde un precipicio por su invento. Aunque no pudieron probarlo, condenaron a Dedalo al destierro.