1. ROMANTICISMO
En 1815 Napoleón Bonaparte es derrotado por una coalición integrada por Austria,
Rusia, Prusia (parte de Alemania actual) e Inglaterra. El mismo año sus vencedores se
reúnen en el Congreso de Viena y deciden la restauración del mapa europeo anterior a la
Revolución francesa y a las anexiones napoleónicas, y la vuelta de esos territorios al
régimen de monarquía absoluta. Esto provocará reacciones ideológicas que se traducirán
en movimientos armados a lo largo del siglo XIX. Una de estas reacciones es el liberalismo
político, ideología burguesa opuesta al absolutismo que defiende los derechos individuales
y la ampliación de la participación política. Mientras que el liberalismo moderado se
conforma con una monarquía constitucional con sufragio censatario, los liberales radicales
exigen un sistema parlamentarista con sufragio universal. El liberalismo caracterizará:
a) A las revoluciones europeas de los años 20, como la del Coronel Riego en España,
que se niega a sofocar el movimiento independentista hispanoamericano y se levanta
contra el absolutismo de Fernando VII, y la lucha de Grecia para independizarse del
Imperio turco.
b) A las de los años 30, como el derrocamiento de Carlos X en Francia y su sustitución
por Luis Felipe de Orleans, el “rey burgués” y la independencia de Bélgica de Holanda.
c) Al levantamiento francés de 1848 (año de la publicación del Manifiesto del Partido
Comunista por Marx y Engels), en el que, ante el mayor protagonismo de las masas
trabajadoras, la burguesía pasa de revolucionaria a conservadora y, luego del
derrocamiento de Luis Felipe y el establecimiento de la II República, apoyará al presidente
Luis Napoleón en el golpe de estado que lo convertirá en Napoleón III.
2. Otra de las reacciones a la labor del Congreso de Viena es el nacionalismo, que
busca que toda población con elementos en común, tales como lengua, religión,
tradiciones, costumbres, pasado histórico, etc., considerada una nación, comparta
también un mismo territorio y una misma autoridad, es decir, que integre un Estado.
Esta ideología será adoptada tanto por las naciones sometidas, como la cristiana
Grecia al musulmán Imperio turco, como por las naciones fragmentadas que buscan
unificarse, como Italia, que logrará su unificación en 1861, y Alemania que la
conseguirá en 1871.
El Romanticismo es una corriente de pensamiento que exalta los sentimientos
como reacción al racionalismo neoclásico y la libertad individual frente a las normas
establecidas. El individualismo romántico conduce al artista a la evasión del mundo
que lo rodea, lo que lo lleva a refugiarse o buscar inspiración en lo histórico, lo
exótico, lo heroico y lo sublime. Esto último es todo aquello capaz de producirnos un
sentimiento de vértigo que a la vez nos repele y nos atrae hacia el abismo, ese
sentimiento de infinitud que los artistas buscarán ante todo en la naturaleza,
especialmente en paisajes poblados de ruinas apreciadas, no como vestigio de
civilizaciones pasadas, sino por su carácter incompleto, por las marcas que el tiempo
ha dejado en ellas, por su sometimiento a la naturaleza que sigue su curso,
cubriéndolas de vegetación. En el siglo XVIII, Burke consideraba que la relación entre
lo bello y lo sublime está en que lo bello es aquello que nos gusta sin que
necesitemos poseerlo y lo sublime es lo que nos produce miedo sin que pueda
hacernos daño, es decir, que en ambos casos existe un alejamiento del objeto para
su apreciación.
3. El S XIX, marcado también por la “cuestión obrera”, verá nacer al socialismo.
Primeramente, al socialismo que Marx y Engels denominaron “utópico” por creer en la
posibilidad de una reconciliación entre explotadores y explotados. En esta corriente se
inscriben el francés Charles Fourier, para quien la solución a la dehumanización de la era
industrial estaba en organizar a la sociedad en pequeñas comunidades autosuficientes
con trabajo electivo y rotativo y reparto de las ganancias denominadas falansterios; el
empresario inglés Robert Owen, que mejoró las condiciones de vida y trabajo de sus
propios obreros e impulsó las leyes obreras y el cooperativismo, y el francés Pierre
Joseph Proudhon que consideraba a la propiedad privada como un robo y creía que la
sociedad no podía ser transformada de acuerdo a un plan preconcebido, sino que
simplemente debía darse un “orden en la anarquía” en donde todo el mundo actuaría
ética y responsablemente sin necesitar un gobierno. Por su parte, los alemanes Karl Marx
y Friedrich Engels, quienes consideraban científico a su propio socialismo, creían que la
lucha de clases era el motor de la historia y que ésta tenía por fin la instauración de la
sociedad socialista (sin propiedad privada, sin clases sociales y sin Estado), que se logra
a través de una revolución proletaria, transitoriamente dirigida por la dictadura del
proletariado hasta que desaparezca el Estado. Estas teorías fueron posteriormente
revisadas por el alemán Eduardo Bernstein, a quien podemos considerar el padre de la
socialdemocracia actual, para quien los objetivos a cumplir son la disminución de las
diferencias sociales y la existencia de un Estado Servicio Social con economía mixta
(propiedad privada y estatal). Dichos objetivos no necesitan de una revolución para ser
alcanzados sino que basta con una reforma que se logrará a partir de la presencia de
partidos socialistas en el Parlamento.
4. El exotismo domina el cuadro La muerte de Sardanápalo, del francés Eugène
Delacroix. La anécdota relatada con ese despliegue de color y movimiento que
evidencian su admiración por Rubens, es la última voluntad de un monarca asirio
que, sitiado y sin posibilidad de sobrevivir, ordena que le traigan todas sus
pertenencias (lo que incluye a los caballos, los esclavos, los guardias y las mujeres
del harén) para que perezcan con él. En medio del desorden, se destacan la
impasible figura del monarca con una bella, blanca e iluminada esclava que yace de
espaldas a sus pies, el conjunto del guardia y la muchacha del harén (cuya blanca
piel también atrae la luz) que arquea su cuerpo a punto de ser apuñalado en primer
plano, y el esclavo negro que lucha con el blanco corcel que también ha de ser
sacrificado. La perspectiva diagonal de la cama nos recuerda a un cuerno de la
abundancia, frente al que se desparrama, además de los seres vivos, una multitud
de lujosos objetos.
6. Lo heroico es tratado por Delacroix en La Libertad guiando al pueblo, obra
inspirada en el levantamiento francés de 1830, en la que aparece autorretratado el
propio Delacroix, que, individualista como todo romántico, acompaña al pueblo en su
lucha pero se distingue claramente del mismo por sus ropajes. A propósito del
cuadro, Delacroix escribió a su hermano “He comenzado un tema moderno, una
barricada... y, si no he luchado por la patria, por lo menos pintaré para ella.”(17) La
composición geométrica de la obra, en la que el arma de Delacroix es uno de los
lados de un triángulo cuyo vértice es la mano de la Libertad que porta la bandera (el
otro lado termina en la mano izquierda del niño armado), el carácter alegórico de la
figura central y su perfil griego, confieren a la obra cierto aire clásico, contrarrestado
sin embargo por la agitación que domina la imagen en donde hasta las posturas de
los heridos y los cadáveres son dinámicas, y el uso dramático de la luz, que estalla
en la blusa del cuerpo caído en primer plano, destaca a la Libertad y la envuelve,
junto con el niño que representa el futuro por el cual se lucha, en un halo que se
disuelve al fondo entre las nubes y el lejano paisaje urbano. El tamaño de las
reproducciones (el original mide 260 x 325 cm) generalmente impide apreciar la
pincelada suelta del artista, perceptible por ejemplo en el Retrato de Chopin,que hace
posible la mezcla óptica, es decir, que el ojo del espectador perciba mezclados los
colores que fueron aplicados por separado. No es esta forma de pintar lo único que
convierte a Delacroix en antecedente del impresionismo, sino también su estudio del
color, dado que limitó el uso del negro para las sombras y aplicó en ellas el color
complementario del objeto que las producía, siguiendo las leyes cromáticas del
contraste simultáneo estudiadas por Chevreul.