1. EL ALMA
San Agustín (354-430) enseña que el alma constituye la esencia del hombre, no
solo por su estrecha relación con Dios, sino porque en si misma es una parte de
la vida divina.
San Agustín pensaba que el alma es inmortal por las siguientes razones:
El alma es el sujeto de la razón
El alma es el sujeto de una razón inalterable
El alma es inmortal porque es el sujeto de la ciencia eterna
El alma es inmortal porque no es susceptible de cambio
San Agustín también pensaba que:
El alma humana conoce las cosas materiales y su esencia
El alma humana no es preexistente, sino creación de la nada
El hombre debe tener la idea de la verdad para poder reconocerla
La verdad está en el alma, en la razón.
2. San Agustín, investiga el misterio del hombre, su naturaleza, su espiritualidad y su
libertad. El ser humano está compuesto por un cuerpo y el espíritu. Obteniendo
en cuenta que la cárcel del alma no es el cuerpo humano, sino el cuerpo
corruptible; por lo que el alma no puede ser dichosa sin el cuerpo.
San Agustín de Hipona dijo que el cuerpo corruptible es la cárcel del alma, pero que el
alma no puede ser dichosa sin el cuerpo. San Agustín no está de acuerdo con Platón,
quien decía que el cuerpo es la cárcel del alma.
San Agustín creía que la mente humana está relacionada con realidades inmutables e
inteligibles. Con este principio, San Agustín demostró la existencia de Dios, la
espiritualidad del alma y su inmortalidad.
Platón fue uno de los primeros filósofos en reflexionar sobre el cuerpo y los deseos en
relación con el alma. Platón creía que el cuerpo era una limitación para los deseos del
alma. Platón también dijo que la vida del hombre es una especie de presidio, donde el
alma está presa en el cuerpo.
Plotino creía que el cuerpo es la prisión del alma y que el propósito del alma es
retornar al Uno a través de una vida de sabiduría y virtud.
3. El mundo
El mundo fue creado de la nada por un acto libre y voluntario de Dios. Al
principio todo estaba en un estado de confusión, pero poco a poco se fue
organizando gracias a las
razones seminales puestas por Dios en la materia creada.
A manera de una semilla, esas ideas se desenvuelven por el influjo de las
circunstancias materiales y bajo la acción de Dios. La explicación agustiniana
es, pues, dinámica en un marco evolutivo que no rechaza la acción de Dios
ni de la materia.