El documento habla sobre el segundo mandamiento de no tomar el nombre de Dios en vano. Explica que debemos orar a Dios con humildad y respeto, invocando los nombres de Jesús, José y María. También menciona que los salmos enseñan cómo dirigirnos al Señor en la oración y que la mejor forma de llamar a Dios es "Padre" como Jesús enseñó. Finalmente, recuerda que por el bautismo somos hechos hijos de Dios.