la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
Señor yo quiero ascender contigo al cielo @cda@
1. ¡Señor yo quiero ascender contigo al Cielo! Solemnidad de la
Ascensión del Señor – Ciclo B
Hechos 1, 1-11: Se fue elevando a la vista de sus apóstoles.
Salmo Responsorial 46: R/ Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Efesios 1, 17-23: Lo hizo sentar a su derecha en el cielo.
Efesios 4, 1-13: Hasta que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.*
Marcos 16,15-20: Subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Contrario a la Resurrección del Señor la Ascensión de
Jesucristo tal como nos narran San Lucas (en los
Hechos de los Apóstoles) y San Marcos ocurrió estando
los discípulos presente. Pero esto que nos narran tanto
Lucas como Marcos nos dice algo muy importante para
todos los bautizados. Ya que Cristo sufrió su pasión,
muerte en la Cruz y venció la muerte al resucitar, todos
los miembros de la Iglesia por medio del bautismo (Ver
Rm. 6, 1-20) y muertos al pecado renacemos a una vida
nueva. Así cada uno de nosotros también resucitaremos
y ascenderemos ante la presencia Real, Infinita y
Beatifica del Padre y de esta forma ser coherederos del
Reino de Dios que el mismo Jesús nos prometió con
gran insistencia.
Hoy la Palabra de Dios no solo nos habla de un evento
que sucedió en el pasado sino que nos expone lo que es
o está sucediendo actualmente pero más aún nos
2. atestigua lo que sucederá en el futuro. En esto estriba la
trascendencia de lo que nos habla hoy la Palabra de
Dios en que Jesús al obrar no obra para sí mismo sino
más bien actúa para el bien de todos nosotros. Entonces
no debemos preguntar: ¿Qué actitudes debemos asumir
ante estas promesas grandiosas que nos hace el Señor?
Nuestra actitud debe ser una llena de gozo ya que
estamos hablando de una de las promesas más
importante para nuestra vida cristiana.
San Lucas en los Hechos de los Apóstoles nos presenta
el relato de la Ascensión del Señor. Este relato lucano
de los Hechos es el que más detalles nos presenta entre
todos los evangelios. En los tiempos apostólicos (o sea
en los inicios) de la Iglesia la Ascensión formo parte del
kerigma o primer anuncio de la Buena Nueva de
Jesucristo. Esto de por si nos deja ver la gran
importancia que tuvo este evento para el desarrollo de
las nuevas comunidades cristianas que se iban
fundando. Nos debemos preguntar: ¿sigue teniendo esa
importancia trascendental actualmente este evento para
el bien de nuestras comunidades eclesiales? ¿Si no
3. fuera así como tenemos que trabajar y contribuir para
lograr este propósito?
Veamos y reflexionemos en algunos de los detalles que
nos presenta Lucas. Les dio numerosas pruebas de que
estaba vivo. Con esta declaración ya se nos deja ver que
la Resurrección del Señor no fue una “visión o
alucinación colectiva” como han afirmado algunos
“estudiosos”. También se nos dice que los apóstoles y
los primeros discípulos fueron testigos de Jesús
animados por el Espíritu Santo. ¿Somos nosotros
testigos animados e inspirado por el Espíritu Santo?
¿Nuestra vida y nuestro testimonio dicen y reflejan que
le Señor resucito y está en el Cielo (= es la Presencia
Eterna y Beatifica del Dios) junto al Padre Dios?
El hagiógrafo (autor bíblico) nos dice que Jesús está
sentado a la derecha de Dios Padre. Es muy común
escuchar la expresión que esta persona (algún familiar o
algún amigo, etc.) sea “nuestra mano derecha”.
Cuando usamos esta expresión estamos afirmando que
tenemos la confianza plena en dicha persona para que
haga gestiones en nuestro nombre.
4. El Catecismo de la Iglesia Católica nos explica que
significa e implica el que el Hijo de Dios este sentado a
la derecha del Padre (ver CIC # 659 al 667). “Sentarse
a la derecha del Padre significa la inauguración del
reino del Mesías, cumpliéndose la visión del profeta
Daniel respecto del Hijo del hombre: ‘A él se le dio
imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y
lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno,
que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás’
{Dn. 7, 14}. A partir de este momento, los Apóstoles se
convirtieron en los testigos del ‘Reino que no tendrá
fin’ {Símbolo de Niceno-Constantinopolitano: DS
150}” (CIC # 664). El mismo catecismo también nos
explica citando a uno de los grandes Padre de la Iglesia
que es estar sentado a la derecha: “Por derecha del
Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad,
donde el que existía como Hijo de Dios antes de todos
los siglos como Dios y consubstancial al Padre, está
sentado corporalmente después de que se encarnó y de
que su carne fue glorificada” {San Juan Damasceno,
Expositio fidei # 75 [De fide orthodoxa, 4, 2]: PG 94,
1104} (CIC # 663).
5. San Pablo en su carta a los Efesios nos indica que
estamos llamados a vivir la esperanza por “una
gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son
suyos” (Ef. 1, 18). Esta es una esperanza que hizo
tambalear el inmovilismo o resistencia al cambio de las
sociedades antiguas. Cualquier similitud con nuestra
actualidad no es mera coincidencia. Por eso hay que
decir que fe y esperanza van juntas pero ambas no
pueden ser inactividad sino actividad que nos lleva al
fin y al cabo al que es todo Amor. Para vivir de ese
amor y en ese amor conmigo mismo y con todos los
demás aquí y en la eternidad.
Esta carta paulina también nos expone que Jesús quien
es la Cabeza de la Iglesia está sentado a la derecha del
Padre. Ya he explicado esto previamente (ver CIC #
659 al 667). Pablo expone la Ascensión (quizás de
forma indirecta) como la consecuencia final, sin
preocuparse de la descripción de cómo sucedió. Lo que
importa para él es que Jesús "está sentado a la derecha
de Dios en el cielo, por encima de todo principado,
potestad, fuerza y dominación. Y Dios Padre todo lo
puso bajos sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza,
6. sobre todo" (Ef. 1, 21–22). Como consecuencia lógica
Jesús es declarado y atestiguado por el Padre como Rey
de reyes y Señor de señores.
Una de las ventajas que nos da o proporciona el
evangelio es que rompe con las fronteras y barreras.
San Marcos acentúa con gran énfasis el mandato que
Cristo les da ante de su ascensión de ir anunciar
(predicar) la Buena Nueva de Jesucristo a todas las
naciones. La historia de la Iglesia nos demuestra como
esto se ha realizado. Luego del kerigma se iniciaba el
tiempo del catecumenado para luego recibir los
sacramentos de la Iniciación Cristiana (Bautismo,
Confirmación {o Crismación en oriente} y la
Comunión). Desde del bautismo vamos caminando en
la fe (ver Heb. 11, 1). Recordemos que la fe además de
ser una virtud teologal (junto a la esperanza y la caridad
{= amor hecho acción}) es también una
bienaventuranza (ver Jn. 20, 29).
Cristo subió al Cielo pero recordemos que Él nos
prometió estar presente y vivo en la Comunidad
Eclesial que su Cuerpo y más aún Él nos prometió su
7. presencia real en la Eucaristía (ver capítulo 6 del
Evangelio de San Juan). Cristo por medio de sus
acciones, milagros o signos nos invita a vivir la
santidad. Por medio de la santidad somos separados o
sacados aparte para vivir como lo hizo Cristo Jesús.
El Señor sube al Cielo a la Morada Eterna del Padre
pero no estamos solos Él nos prometió al otro Paráclito
(=Espíritu Santo quien es nuestro defensor y abogado)
el cual no solo gobierna nuestras vidas (si le dejamos)
sino que también gobierna, guía y santifica a la Iglesia.
Pidamos los dones al Espíritu Santo para que se
transformen en frutos y así que nuestra vida eclesial sea
una de testimonio y motive a otros vivir esta santidad
que brota del Corazón Amoroso de Jesucristo.
¡Oh Espíritu Santo eleva un día mi corazón y mi ser a la
Patria Celestial del Padre Misericordioso donde su Hijo
Amado está a su derecha!
* Nota: la liturgia para esta Solemnidad de la Ascensión del Señor en el Ciclo B nos da varias opciones para la segunda
lectura. Simplemente decidí reflexionar en Efesios 1, 17-23 por entenderlo más apropiado.
PD: “Nadia ha subido el Cielo, sino aquel que ha bajado del
Cielo” (San Agustín).