Este documento describe un mundo distópico en el año 2032 donde la contaminación y el cambio climático han destruido el medio ambiente. La narradora, una doctora llamada Rose, recuerda con nostalgia los tiempos pasados antes de la degradación ambiental. Ahora, debe tratar a pacientes que enferman debido a la contaminación y siente culpa por la negligencia pasada de la humanidad hacia el medio ambiente. El documento sirve como advertencia sobre las consecuencias del daño ecológico si no se toman medidas para combatir el
Globalization of the World after the terrorists attack on 9/11. Focus on not only the economic and political impact but also on a social-cultural scale.
ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE PRIMER GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024. Por JAVIE...JAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA crea y desarrolla el “ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE 1ER. GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024”. Esta actividad de aprendizaje propone retos de cálculo algebraico mediante ecuaciones de 1er. grado, y viso-espacialidad, lo cual dará la oportunidad de formar un rompecabezas. La intención didáctica de esta actividad de aprendizaje es, promover los pensamientos lógicos (convergente) y creativo (divergente o lateral), mediante modelos mentales de: atención, memoria, imaginación, percepción (Geométrica y conceptual), perspicacia, inferencia, viso-espacialidad. Esta actividad de aprendizaje es de enfoques lúdico y transversal, ya que integra diversas áreas del conocimiento, entre ellas: matemático, artístico, lenguaje, historia, y las neurociencias.
1. Cierra los ojos.
Imagina un campo, los pájaros cantan, hay un pequeño río al lado, el sol alegra el día. Respira,
siente tus pulmones llenos de oxígeno. ¿A que es bonito?
Pero ya no es así.
Casi no hay pájaros, el río está seco. Cuesta respirar, han talado todos los árboles y el sol ya no
calienta, abrasa.
Ya no es bonito.
Pero es la realidad.
Bienvenidos a mi mundo.
Bienvenidos a 2032.
Hubo una época en la que nada de esto era así. Me gusta recordar aquellos momentos sola, en
mi casa, sin mascarillas ni ropa especial de por medio. Paseo por ella la mayor parte del día,
mirando fotos de aquel tiempo en el que esto nos parecía muy lejano.
Que tontos éramos.
Cojo un portafotos en el que todos mis amigos y yo estamos en un bosque, riendo. Recuerdo
perfectamente ese día.
Ahora, todo está seco y apenas quedan restos de esos árboles en los que tanto jugábamos. Me
ajusto mi traje especial para rayos UV. Suspiro y me coloco la mascarilla.
Salgo de mi casa y camino, viendo a los niños disfrutar su infancia en un lugar que no debería
ser así; ancianos que se lamentan de no haber parado esto a tiempo; gente como yo, caminando
a paso rápido, pensando en sus cosas.
Entro en la puerta del hospital y me preparo para un largo día de trabajo.
-Rose, ven aquí- dice Mitch sujetando una tabla con información de un paciente. Me la entrega.-
Caitlin, 9 años, tiene los síntomas de una gripe pero con muchas nauseas, hemos analizado sus
deposiciones y cumple los síntomas.
-Lo comprobaré- me acerco a una niña pelirroja- Hola Caitlin, mi nombre es Rose, ¿cómo te
encuentras?
-Bien- su voz parece apagada- aunque me duele aquí- señala su abdomen.
-Bueno, vamos hacer que se te pase ese dolor, ¿vale?
Le sonrío y voy junto a Mitch.
-Todo apunta a Hepatitis A, seguramente causada por...
-Agua contaminada- me interrumpe. Suspira.
2. -Subirla a planta -Asiente y se va.
Y así paso el día, viendo como la gente se muere por nuestro egoísmo. Nos avisaron de que esto
ocurriría y nosotros nos reímos y seguimos contaminando, pensando que la contaminación no
era algo tan importante. Y ahora nos aferramos a este mundo que está más muerto que vivo.
Cuando el reloj marca las cinco recojo mis cosas y camino hacia la puerta. Antes de marcharme,
miro hacia atrás. El sentimiento de culpabilidad se instala en mi ser. Aparto a la mirada y me
marcho, deseando llegar a casa.
Cuando abro la puerta de mi hogar, la culpa aún me carcome y cada minuto que pasa me dan
ganas de llorar. Pero ya no valdría de nada. Ahora todo es demasiado tarde. Ya no hay solución.
Ya no vivimos, sobrevivimos. Ya nada sirve para remediar lo que hicimos.
Si pudiera hablar con mi yo del pasado le diría muchas cosas. Que disfrutara, que el tiempo pasa
demasiado rápido. Que reciclara, que no derrochara agua, que convenciera a sus amigos,
porque esas pequeñas cosas son las que cambian el mundo.
Pero no puedo, y esa impotencia me mata por dentro. La impotencia de no poder hacer nada, de
que sea tan tarde.
El día deja poco a poco paso a la noche. Una noche en la que la luz artificial eclipsa a la
oscuridad. Una noche que no es noche.
Me meto en mi cama y cierro los ojos, intentando imaginar que esto es una pesadilla, que me
voy despertar.
Pero es la realidad.