Simone de Beauvoir fue una filósofa y escritora francesa representante del existencialismo ateo. Se graduó en filosofía en la Sorbona y conoció a Jean-Paul Sartre, quien fue su compañero de vida. Escribió obras importantes como El segundo sexo y Los mandarines, y defendió los derechos de la mujer. Representó la idea de que una no nace mujer sino que se convierte en una, y criticó la familia y la muerte natural.

1. SIMONE DE BEAUVOIR
Melanie Aguilar
Sandra Gaspar

2. Biografia
(París, 1908-1986)
Pensadora y novelista
francesa, representante
del movimiento
existencialista ateo y
figura importante en la
reivindicación de los
derechos de la mujer.
Originaria de una familia
burguesa, destacó desde
temprana edad como
una alumna brillante.

3. Estudió en la Sorbona y en 1929 conoció a Jean-
Paul Sartre, que se convirtió en su compañero
durante el resto de su vida. Se graduó en
filosofía y hasta 1943 se dedicó a la docencia en
los liceos de Marsella, Ruan y París.

4. Frases
No hay muerte natural: nada de lo que sucede al
hombre es natural puesto que su sola presencia pone
en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y
aun si los hombres la conocen y la aceptan, es una
violencia indebida
Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido
franquear la distancia que la separa del hombre. El
trabajo es lo único que puede garantizarle una
libertad completa.

5. No se nace sino que se deviene mujer.
La verdad es una y el error, múltiple
La familia es un nido de perversiones.
El esclavo que obedece escoge obedecer.
La belleza es aún más difícil de explicar que la
felicidad
¿Qué es un adulto? Un niño inflado por la edad
Las personas felices no tienen historia.
Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible
que procede del alma.

6. Obras destacadas
• El segundo sexo (1949)
• Los mandarines (1954)
• La sangre de los otros (1945)
• Memorias de una joven formal (1958)
• La vejez (1970)
• Final de cuentas (1972)
• Una muerte muy dulce

7. Una Muerte muy Dulce
• “Lo que más nos agotaba eran las agonías de
mamá, sus resurrecciones y nuestra propia
contradicción. En esa carrera entre el
sufrimiento y la muerte deseábamos
ardientemente que ésta llegara primero”.

8. • Si encontraba a una mujer de cincuenta años
postrada porque acababa de perder a su madre, la
consideraba una neurótica: todos somos mortales;
a los ochenta años se es lo suficientemente viejo
para convertirse en un muerto…
Pero no. No se muere de haber nacido, ni de haber
vivido, ni de vejez. Se muere de algo.