El artículo critica el trato deshumanizado y discriminatorio que la sociedad demuestra hacia las personas con enfermedades mentales. La sociedad las etiqueta negativamente y las abandona en sus centros de tratamiento, donde reciben cuidados sin humanidad y se les da tratamiento sólo para reducir síntomas en lugar de buscar las causas de sus trastornos. El autor cuestiona si son realmente las personas con enfermedades mentales quienes están locas o es la propia sociedad la que define lo normal de forma muy rígida.