Este documento discute la propuesta de reemplazar el término "accidente" por "siniestro" para referirse a los accidentes de tránsito. El autor argumenta que esta propuesta carece de sustento técnico y científico, y que los términos propuestos como alternativas son ambiguos y no caracterizan adecuadamente el evento. Además, sostiene que enfocarse en cambiar el nombre desvía la atención de temas más importantes para mejorar la seguridad vial.