Un soldado le pide permiso a su teniente para ir a buscar a su amigo que no ha regresado del campo de batalla. El teniente se niega, diciendo que probablemente está muerto. El soldado desobedece la orden y va a buscarlo, regresando una hora más tarde cargando el cuerpo mortalmente herido de su amigo. El teniente se enoja y le pregunta si valía la pena arriesgar su vida por un cadáver, a lo que el soldado moribundo responde que sí, porque pudo decirle "Estaba seguro que vendrías"