El documento discute el alto costo de la Thermomix y cómo su valor no se justifica solo por su uso culinario, sino también por su valor simbólico como signo de estatus social. Aunque la Thermomix es cara, algunas personas se sienten presionadas a comprarla para no parecer de menor estatus que sus amigos. Sin embargo, el documento argumenta que para personas de alto estatus económico como el destinatario y su esposo, no es necesario demostrar su riqueza comprando la Thermomix.