El documento presenta las historias y perspectivas de varios palestinos e israelíes que han sido afectados por el conflicto israelí-palestino. Los palestinos describen haber sido desplazados de sus hogares y tierras durante y después de la guerra de 1948, y continúan sufriendo bajo el bloqueo y la ocupación israelí. Los israelíes también han sido víctimas de la violencia, pero muchos apoyan soluciones pacíficas en lugar de más guerra. La pobreza, el desempleo y
1. Nacimiento: Jerusalén. Actualmente vive en Ramala.
Trabajo: Ingeniero.
"Mi padre, que nació en Lod, en la Palestina previa a 1948, nunca pudo volver
allí. Después de la guerra se fue a vivir a Berzeit y después vivió en los
alrededores de Ramala. Yo tampoco puedo ir a Jerusalén, que es donde nací. La
mayoría de los abuelos de los que estamos aquí son de la Palestina previa a
1948 –comenta en un café antiguo de la ciudad de Ramala-. Ahora ellos son
refugiados, ¿si la guerra afectó nuestras vidas? Sí, todo lo que teníamos antes
del 48 pasó a manos del Gobierno de Israel. Ben Gurión, donde está el
aeropuerto, era parte de nuestra tierra y nunca olvidaremos lo que nos
pertenece".
Ahmed Saqer, 1952.
Nacimiento: Lod, sur de Tel Aviv, Israel. Actualmente vive en el campo de
refugiados de Amari.
"Yo vivía en Lod, tenía 400 'durum' de tierra, éramos ricos. Después de la
guerra del 48 fuimos de campo en campo hasta que llegamos al de Amari sin
dinero. Dios nos dio dinero y ahora tenemos un gran edificio en Betunia.
Palestina es muy fuerte, su gente es exitosa. Tengo siete hijas y cinco chicos, no
tenemos mucho dinero, pero todos estudian en la universidad de Berzeit."
Khaled Ali Youssef Abu Sushe, 1964.
2. Nacimiento: Ramla, al sur de Tel Aviv, Israel. Actualmente vive en el campo de
refugiados de Amari.
Trabajo: Conductor.
"Antes vivía en Abu Sushe, cerca de Ramla. Llegué al campo de refugiados de
Amari en 1967. Cuando dejas tu casa, el lugar donde naciste, todo cambia en tu
vida. Los recuerdos eran mejores, si mi familia pudiera volver ahí, todo sería
diferente. Recuerdo que cuando éramos jóvenes íbamos a Abu Sushe para ver la
arqueología, los hornos de pan, la cueva de las palomas, los establos, los pozos
de agua, pero ahora todo eso ha desaparecido; ahora es zona agrícola para
plátanos, sandías, etc. Hay casas palestinas antiguas que aún permanecen ahí,
pero ahora en ellas viven israelíes, mientras nosotros vivimos en una prisión,
sin podernos mover a ningún lado. Todos los días de Ramadán, los soldados
entraron en el campo a las seis de la mañana para disparar, tirar granadas de
sonido y gases; no nos dejaron dormir ni un día. Antes del Ramadán venían por
la noche. El Gobierno de Israel dijo que mi primo, de la familia Abu Hamed,
mató al soldado en Amari (a mediados de mayo) y en una redada le destrozaron
la casa. Ahora lo que quieren es derrumbarla. Hay seis personas de la misma
familia en prisión; uno de ellos es al que acusan de haber matado al soldado".
Ahmad Flefel, 1959.
Roni Keidar. Israelí, activista pro-paz.
Keidar, residente de la comunidad de Netiv Haasará, a tan solo 400 metros de Gaza, forma
parte de una organización que intenta establecer lazos entre gente de ambos lados del
conflicto. "Hay dos formas de salir de una situación como esa, una es salir con más odio y
resentimiento y la otra es decir 'paremos un segundo y busquemos la razón de por qué esto
esta pasando y la manera de detenerlo".
Contrario a la opinión de muchos de los residentes de las comunidades israelíes fronterizas,
ella no cree que la solución pase por una nueva guerra para erradicar a Hamás, el
movimiento islamista que controla de facto el enclave desde 2007, sino en mejorar la
calidad vida de los residentes de Gaza.
"Hay que darles una vida que tenga sentido vivir", porque hoy lanzan cohetes hacia Israel
sin temor a las consecuencias "porque no tienen nada para perder", expli
3. Nacimiento: Ramla, sur de Tel Aviv, Israel. Actualmente vive en el campo de
refugiados de Amari.
Trabajo: En una compañía de productos farmacéuticos; actualmente está
retirado.
"Soy refugiado en el campo de Amari. Nací aquí tras la Nakba, pero los que más
sufrieron fueron mis padres. Mi padre era el único hijo, se convirtió en un
profesor reputado y la gente le trataba como a un director general, le
respetaban. Cuando era pequeño, me contó que mi abuelo escuchó rumores de
que los soldados estaban asesinando a la gente y que se llevaron a las mujeres
embarazadas para matarlas. Mi abuelo tomo a mi padre e intentó esconderlo
para que nadie lo encontrara. Había una fundación llamada 'Hagana' (la
organización predecesora de las Fuerzas de Defensa Israelíes, que patrocinó
Menájem Beguín, ex primer ministro israelí y premio Nobel de la paz). Ellos
fueron los autores de una masacre en la que dispararon a todas las mujeres
embarazadas. Lo triste de todo esto es que fue real. Mi familia tenía 90 durums
de tierra, tan grande como el campo de Amari. Nos fuimos de allí y ahora hay
una fábrica de cemento en donde viven judíos de origen marroquí, iraquí y de
otros países árabes. Antes solíamos saltar el muro para ir a esas tierras y coger
algunos frutos de los árboles que pertenecían a mi familia. Los judíos que viven
ahí nos solían decir que ellos venían de Marruecos sin saber dónde iban a vivir".
Alla Mustafa - Palestina. Perdió a su madre y hermanos.
"No he podido volver a tener un vida normal aquí", señala la joven palestina Alla
Mustafa, que tenía 16 años durante la guerra, en la que perdió a su madre y sus
cuatro hermanos menores de edad en un bombardeo israelí en Rafah, al sur del
enclave.
"Si tuviera el poder en mi mano para hacer algo contra los judíos que mataron a mi
madre y mis hermanos, les haría lo mismo que me hicieron a mí, para que sientan
el mismo dolor", apunta la joven, evidenciando que las heridas del conflicto siguen
más que abiertas.
Mustafa lamenta junto a su padre: "Ya no pienso en lo que ocurrirá mañana.
Después de la muerte de mi madre y mis hermanos, no pienso en nada. Ni quiero
que me perturbe la política ni el futuro".
Y asegura que para lo que no está preparada es para vivir otra guerra, aunque
espera "cualquier cosa de los judíos", "cualquier noche o cualquier día".
4. ehan Berman - Israelí, herido.
Jehan Berman, un agricultor israelí que por entonces vivía en una de las comunidades
israelíes más cercanas a la frontera, casi al final de la guerra recibió el impacto de los
fragmentos de un explosivo lanzado desde Gaza, que le entraron por la espalda y salieron
por el costado del pecho. Sucedió mientras hacía de escudo humano a su mujer y su hijo,
que ese día celebraba su tercer cumpleaños.
"Sobreviví de milagro, pero quedamos todos traumatizados. Tratamos de retomar una vida
normal pero no es fácil, porque desde entonces nunca paró", cuenta a Efe en el kibutz
Maguen, mientras demuestra la limitada movilidad de su brazo izquierdo, en cuya mano
perdió toda sensibilidad.
Cuando Berman dice que "nunca paró", se refiere a la tensión que desde entonces
prácticamente no ha cesado en la zona, ya sea por las protestas semanales en la franja
conocidas como las Marchas del Retorno y duramente reprimidas por el Ejército israelí, los
recurrentes intercambios de fuego o por los recientes intentos de infiltración por parte de
gazatíes armados.
Ahed Baker - Palestino. Perdió a un hijo, un nieto y dos sobrinos
"En el futuro no habrá una sola guerra, habrá muchas. Nosotros y los israelíes estamos en
un conflicto permanente e interminable a menos que nos otorguen nuestros derechos",
opina Ahed Baker, padre de Zakaria, uno de los cuatro niños fallecidos en uno de los
episodios más trágicos de aquel conflicto, cuando fueron bombardeados mientras jugaban
en las playas de la ciudad de Gaza.
"Quedamos destruidos después de la guerra, psicológica y financieramente: mataron a
niños y destruyeron nuestra economía", agrega.
"Ruego a Dios que se vengue del Estado de ocupación (Israel) y de aquellos que lo
respaldan y apoyan, principalmente aquellos que les dan armas, como el tirano
estadounidense", maldice Baker.
5. Samir Zaqout. Palestino, activista de derechos humanos.
Zaqout, director de Monitoreo y Concienciación del Centro de Derechos Humanos Al
Mezan, coincide con la necesidad de mejorar las condiciones de vida en la franja y alerta
que la "pobreza (80 %) y el alto desempleo (70 % entre los jóvenes)" están provocando
unos niveles de estrés y de violencia que incluso los gazatíes ejercen contra ellos mismos.
Remarca también la importancia de solucionar las divisiones políticas internas palestinas,
que "están matando todo proceso político para dar a la gente en Gaza una esperanza de que
algún día tendrán una situación diferente, que tendrán una vida normal como otros".
Y advierte que es por estos factores por lo que la gente ha comenzado a "pensar
individualmente en vengarse por lo que pasó con sus familias", porque "ya mucha gente
piensa que no hay nada peor" que la situación actual, en la que "no hay nada que perder".
También asegura que muchísimos jóvenes piensan en emigrar "porque aquí solo hay
muerte y cualquier sitio es mejor que vivir en Gaza". Y quienes permanecen, creen que no
hay nada peor "que lo que tienen, ni siquiera una guerra, porque no hay nada que perder".
"No creo que ahora nadie condenara a Hamás si toma alguna acción para iniciar una
agresión", predice.
https://www.youtube.com/watch?v=FJNcyvjV304