El documento presenta un resumen de la historia "El tigre que vino a tomar el té" de Judith Kerr. Cuenta que Sofía y su madre están tomando el té cuando un tigre educadamente pide si puede unirse a ellas. El tigre se come toda la comida y bebida en la casa antes de irse educadamente. Más tarde, la familia sale a cenar a un restaurante y Sofía y su madre compran comida para tigres por si vuelve.
Es una historia personal que Francisco José Comas Lorenzo quiere llevar a laficción.
La historia trascurre en la isla de Gran Canaria y el protagonista se ve envuelto en una red tejida por una femme fatale, que lleva a Francisco José a sumergirse en cuatro años de aislamiento social.
Es una historia personal que Francisco José Comas Lorenzo quiere llevar a laficción.
La historia trascurre en la isla de Gran Canaria y el protagonista se ve envuelto en una red tejida por una femme fatale, que lleva a Francisco José a sumergirse en cuatro años de aislamiento social.
¿Qué harías si paseando por el bosque de tu pueblo, descubrieses una burbuja con un gnomo dentro, pidiéndote que entres en ella?
Óscar, Tom y Sandra, son tres chiquillos que viven en un pueblo de España en el año 1.979. Una mañana de Octubre, deciden hacer novillos e irse de excursión a un bosque cercano. Su inseparable perrito Topo va tras ellos, pero cuando se adentran en el bosque, desaparece. Buscando a Topo, descubren una gigantesca burbuja que tendrán que atravesar para rescatarlo, y así realizarán el más fantástico viaje al pasado que jamás habrían podido sospechar: Retrocederán al año 510 y viajarán hasta Lutecia, un pueblo dentro de una isla donde conviven gnomos y humanos.
Con la ayuda de Lukuá, un gnomo amigo, se enteran de que a Topo lo tiene apresado Colungo, el cruel y avaricioso jefe del pueblo, que les pedirá un tesoro a cambio de liberar al animal. En la búsqueda del tesoro, que según la leyenda yace en las riberas del río, vivirán muchas aventuras, incluso un combate con un soldado en Las Arenas de Lutecia, y todo ello en un tiempo limitado, pues su estancia en Lutecia… ¡Sólo puede durar tres días!
¿Qué harías si paseando por el bosque de tu pueblo, descubrieses una burbuja con un gnomo dentro, pidiéndote que entres en ella?
Óscar, Tom y Sandra, son tres chiquillos que viven en un pueblo de España en el año 1.979. Una mañana de Octubre, deciden hacer novillos e irse de excursión a un bosque cercano. Su inseparable perrito Topo va tras ellos, pero cuando se adentran en el bosque, desaparece. Buscando a Topo, descubren una gigantesca burbuja que tendrán que atravesar para rescatarlo, y así realizarán el más fantástico viaje al pasado que jamás habrían podido sospechar: Retrocederán al año 510 y viajarán hasta Lutecia, un pueblo dentro de una isla donde conviven gnomos y humanos.
Con la ayuda de Lukuá, un gnomo amigo, se enteran de que a Topo lo tiene apresado Colungo, el cruel y avaricioso jefe del pueblo, que les pedirá un tesoro a cambio de liberar al animal. En la búsqueda del tesoro, que según la leyenda yace en las riberas del río, vivirán muchas aventuras, incluso un combate con un soldado en Las Arenas de Lutecia, y todo ello en un tiempo limitado, pues su estancia en Lutecia… ¡Sólo puede durar tres días!
Mafalda está más viva que nunca. Reaparece siempre fresca y renovada en sus nuevos libros y periódicos. Hace cine y televisión. Viaja en la imaginación colectiva de infinidad de naciones que son muy diferentes entre ellas culturalmente. Y llega a los lugares más insospechados, volviéndose familiar a generaciones que no tienen nada que ver con la que vio nacer a Mafalda
1. Texto original para leer
El tigre que vino a tomar el té, de Judith Kerr, 1968
Sofía y su madre están merendando en la cocina cuando suena el timbre. Se preguntan quién puede
ser, pero no se les ocurre quién, así que van a abrir la puerta.
Cuando Sofía abre la puerta, se encuentra un tigre que dice, con toda educación: «Discúlpeme, estoy
hambriento. ¿Podría tomar un té con ustedes? La madre de Sofía le invita a pasar y le ofrece un
sandwich. El tigre se come todos los sándwiches de un solo bocado. ‘¡Glup!’ y, con cara de tener
mucha más hambre, hace lo mismo con todos los pasteles, todas las galletas y toda la tarta, regándolo
con toda la leche de la jarra y todo el té de la tetera. Luego se pone a rebuscar más, hasta que acaba
con toda la comida que hay en la casa y con todo el líquido también, incluida el agua de las tuberías.
Entonces, también con mucha educación, dice «Gracias por el té. Será mejor que me vaya ahora», y
se va.
Cuando el papá de Sofía vuelve, le cuentan la visita del tigre y lo que pasó y él propone salir a cenar.
Así que salen, ya de noche. ‘Todas las farolas de la ciudad estaban encendidas, y todos los coches
llevaban las luces puestas’, y se van a cenar a un restaurante.
Al día siguiente, Sofía y su madre van a hacer una gran compra y se acuerdan de comprar una lata de
comida para tigres por si acaso.
Cómo tener una voz de calidad
Para una buena calidad de voz, ensaya a diario.
Lee en voz alta, una media de 30 minutos/día.
Respira diafragmática y abdominalmente.
Vocaliza bien. Proyecta. Sonríe.
Haz que salga la música que hay en tu voz.
2. Vamos a trabajar la intensidad: En el siguiente texto diferenciamos 5 niveles. Imagínate que estás
solo/a en tu habitación y piensas en voz alta o bien que le estás contando una confidencia a un/a
buen/a amigo/a.
Se trata de leer cada nivel aumentando la intensidad y apreciando diferencias entre uno y otro:
El primer nivel se debe leer con un volumen muy bajo, reflexivo y con un tono grave.
En el segundo, hemos de subir unos pocos decibelios e imprimirle un poco más de énfasis,
aunque sin pasarnos.
En el tercero, subimos más el volumen y empezamos a mostrar nuestro enojo.
En el cuarto, el cabreo se hace patente y la intensidad ha aumentado por encima de nuestro
volumen habitual. Casi gritando.
El quinto, debe de ser un grito que asuste. Hemos de reflejar nuestro enfado absoluto. Hay
que soltar toda la ira por la boca…
Antes de hacerlo, ten en cuenta lo siguiente:
- Calienta antes de hacer el ejercicio.
- Seguramente tenderás a acelerar la lectura. Procura evitarlo, no corras. Recalca las palabras,
enfatiza en algunos conceptos que consideres importantes.
- No te cortes, grita, enfádate. Si te resulta más fácil, cambia los nombres y pon alguno “que te
ayude”.
- Enciérrate en una habitación y avisa a la gente que no se asuste si te oye gritar (Recuerdo en una
ocasión, impartiendo un taller en un centro público, al hacer este ejercicio, un alumno “se entregó
tanto”, que vinieron dos guardas de seguridad a ver qué pasaba).
TEXTO:
Nivel 1
He de reconocer que esta situación me molestó, pero ya lo tengo olvidado…
Nivel 2
Es que duele mucho que una persona te engañe como lo hizo Carlos, pero... ¡ya está!...
Nivel 3
Porque... no me digas tú, comprometerse conmigo en que íbamos a hacer juntos el viaje, comprar los
billetes y luego dejarme tirado/a como me dejó ¡Es que tiene narices!...
3. Nivel 4
No me quiero cabrear, pero a mí nadie me hace esto: Con todo preparado, habiendo pedido favores a
mis compañeros/as para poder coger unos días y que ahora se vaya con la tonta de Lola, teniendo ya
todo organizado como estaba…
Nivel 5
¡Vamos! ¡Es que como lo pille lo mato! ¡Imbécil! ¡Que broma!
¡Ah! Y no te olvides de grabar lo que hagas y de escucharlo. Sé crítico/a y si no te convence, repítelo.
¿Usas muchos diminutivos en el micrófono?
Todo lo que voy a escribir aquí es subjetivo, y no intento molestar ni ofender a nadie, pero me veo en
la obligación moral de hacerlo como locutor y oyente. Sé que no hay ley alguna que prohíba el uso de
los diminutivos en los medios de comunicación como no la hay que obligue a usarlos
constantemente. Par mí el uso excesivo del diminutivo es directamente proporcional al nivel de
ridículo que hace el que los utiliza (lo siento).
Pero pongamos un ejemplo para verlo más claro. Un/a locutor/a se dirige a su audiencia:
“Buenos días, ¡Qué mañana más soleada tenemos! ¿Qué tal gente? Luce un sol radiante y el
termómetro de nuestra ventana marca los veinte grados. Para comenzar la jornada que os parece si
escuchamos un canción de una chica francesa que nos cuenta cosas interesantes sobre la vida de las
tortugas en cautiverio. Marta Marceau y su tema: “Mi tortuga Lulú”…
Es una forma más o menos tópica y que se podría escuchar, cualquier mañana, en infinidad de
emisoras.
Pero la cruda realidad es otra (póngase tono de terror para leer este párrafo). En muchísimas emisoras
el ejemplo anterior, se escucharía así:
“Buenos diítas, ¡Qué mañanita más soleadita tenemos! ¿Qué tal gentecita? Luce un solecito radiante
y el termómetrito de nuestra ventanita marca los veinte graditos. Para comenzar la jornadita que os
parece si escuchamos un cancioncita de una chiquita francesa que nos cuenta cositas interesantes
sobre la vida de las tortuguitas en cautiverio. Martita Marceau y su temita: ”Mi tortuguita Lulú”. ¡Ay,
perdón!: “Mi tortuga Lulú”.
Ya sé que esto es como predicar en el desierto y que no cambiará mientras no haya manifestaciones
por las calles con pancartas del tipo: “Abajo la reforma laboral y abajo los diminutivos en los
medios” o “Cárcel para el que diga dos diminutivos seguidos”, “Los diminutivos no nos
representan”, " No a la caza del elefante ni al exceso de diminutivos en la radio", etc…
Yo, a mi nieta, le digo a veces “Cielito” y lo voy a seguir haciendo, pero no estoy todo el día “Cielito,
tomate la cenita, ponte el pijamita, lávate los dientecitos y métete en la camita que te voy a contar un
4. cuentecito”. De hacerlo, a lo mejor la volvía tontita. Los logopedas recomiendan a los padres no decir
palabras en diminutivo como “regalito”, “neverita”, “zapatito” porque un niño con problemas de
lenguaje tiene dificultad para decodificar y al escuchar estas palabras será mucho más difícil
pronunciarlas.