En 3 oraciones o menos: El narrador despierta de un coma de 2 años causado por un accidente de coche donde conducía borracho. Su madre lo visita a diario en el hospital y los médicos planean desconectarlo si no mejora. En el último momento, se despierta para abrazar a su madre y prometerle no volver a beber.

1. BOSKO EGUNA
LITERATURA LEHIAKETA
Narración
Gaia: ¡PUM! Me desperté de un salto …
2013-2014 Ikasturtea

2. 1. Saria
JAQUE MATE
¡Pum!, me desperté de golpe. Un ruidoso y violento trueno me había sacado de un sueño del que no quería despertar, ya
que en él todos mis problemas habían desaparecido.
Porque habían sucedido tantas cosas en tan poco tiempo... Miles de acontecimientos en menos de una semana, la cual
siempre quedaría grabada en mi memoria.
Ahora tenía que reflexionar. Ahora era el momento de pensar qué hacer. Estaba en jaque, y las agujas del reloj corrían en mi
contra. Un movimiento en falso y la partida estaba perdida.
Y pensar que todo comenzó una tarde como muchas otras...
Como buen neoyorquino leo el periódico. Todos los días, tras correr 5km para mantenerme relativamente en forma, paro en
el quiosco de la esquina y compro las noticias. Luego, subo a mi pequeño pero acogedor piso en Manhattan y me acomodo en mi
querida tumbona de color verde contenedor.
Con 35 años que me ha dado la vida, yo, Matt Rogers, me siento orgulloso de mi vaga rutina. Porque aparte de mi ritual
mañanero, no hago prácticamente nada más. No es que sea ningún vago irresponsable; no me malinterpretéis. Solo que me gusta
vivir tranquilo; a veces dejo las cosas para el último momento, aunque las acabo cumpliendo.
Trabajo en una revista bastante importante, pero los artículos que tengo que redactar los empiezo la víspera, o me los olvido
en casa de algún amigo por error. Sé que no es una buena costumbre, pero ya es difícil librarme de ella.
A lo que iba. Esa mañana bajé a por el periódico y lo leí sentado en mi tumbona color verde contenedor. Lo de siempre. En
primera plana tampoco cambiaba nada; política, más política, corrupciones, desgracias mundiales, económicas, guerras,... "Bah, la
misma mierda de siempre." pensé. "¿En qué se está convirtiendo éste mundo?"

3. Seguí pasando las páginas hasta que llegué a una que realmente me llamó la atención; una cadena de desapariciones sin ningún
tipo de relación alguna, todas en la zona de Nueva York. 5 mujeres habían desaparecido en menos de una semana. Se creía que
era obra de un psicópata con algún tipo de trastorno.
Leí el artículo escandalizado; "¿En qué ESTAMOS convirtiendo éste mundo?" me volví a preguntar.
Acabé de leerlo (por quinta vez) y entonces me acordé de algo que no venía a cuento; ¡Tomas!
Tomas era mi mejor amigo. Conocidos de secundaria, inseparables en la universidad. Un buen tipo; algo loco y misterioso, pero mi
mejor amigo. Sabía de él lo mínimo; nunca hablaba demasiado, pero era de confianza y eso me valía. Un manitas; le encantaba la
mecánica; ¡hasta tenía un desván repleto de inventos y artilugios! Aunque nunca los había visto, ya que no me había dejado entrar,
yo me lo creía. Era mi mejor amigo.
Tomas tenía mi pen drive, en el cual guardaba el artículo que tenía que entregar para mañana. "Tengo que cambiar" pensé,
"empezaré a hacer las cosas a tiempo".
Todavía no he conseguido cumplir la promesa que me hice a mi mismo.
La cosa es que tenía que recuperar esos archivos, así que cogí el primer tren que conducía hasta la casa de Tomas y me monté en
él. Nunca me imaginé que ese tren me llevaría hasta mi total perdición.
Llegué a su casa en 20 minutos. Vivía en un viejo pisucho cerca del Hudson. Subí las escaleras que conducían a su hogar. A cada
paso el suelo chirriaba bajo mis pies. Puede que fuese una señal, o puede que simplemente la escalera fuese vieja. No lo sé.
Finalmente estaba ante esa vieja puerta azul por la que tantas veces había entrado. La toqué dos veces, pero al ver que no
contestaba supuse que no me habría escuchado (solía pasar a menudo) así que abrí la puerta con la llave que me dejó hace
tiempo como muestra de su confianza.
Todo estaba muy desordenado. No lo tomé como nada raro; siempre solía estar así. Fui hasta su escritorio y encontré mi pen drive.
Cuidadosamente, me lo guardé en el bolsillo. Me giré; supuse que mi amigo estaría en desván, así que subí a saludarle. No me
percaté de las rojas manchas que había en la entrada y en las escaleras había el desván.
Subí sin preocupaciones, pero lo que vi me dejó sin aliento. ¡Joder, no me cagué encima porque tenía dignidad, aunque ganas no
me faltaron!

4. Cinco hermosas mujeres se hallaban colgadas de los brazos del techo de aquella pequeña y desordenada habitación. Cubiertas de
sangre desde la cabeza hasta la punta de los pies. Claramente, muertas. Las cinco mujeres del artículo. Mi amigo Tomas... No
tenía sentido.
Huí. Sabía que él descubriría que había estado ahí, ya que el pen drive había desaparecido. Así que llegué a la conclusión de que
vendría a por mí (si es que estaba tan loco como en la noticia se mencionaba). Huí hacia el norte, hacia las granjas que había ahí,
donde nunca me encontraría oculto entre lo rural. Viviría exiliado y marginado de la sociedad, aunque a salvo y vivo. O por lo
menos esa era mi intención.
Llevo 4 días aquí. Sé que ha intentado atacar a mi familia y que me busca. Pensaba conocerle, pero he llegado a la conclusión de
que, realmente, nunca se conoce verdaderamente a una persona. Siempre habrá misterios que nunca llegarás a saber, o que,
simplemente, conocerás por las malas.
Y es que estoy entre la espada y la pared. Es (o por lo menos era) mi mejor, pero es un loco, psicópata, asesino... Y quién sabe
qué más cosas. ¿Qué es lo que tengo que hacer? La duda me come por dentro.
De repente, la puerta se abre lentamente. Veo una figura alta y esbelta, mojada por la lluvia de esta tormentosa noche, con algo en
la mano y... Jaque mate.
Idazlea: Nagore Bergara
3B

5. 2. saria
PINCHAZO
¡PUM! Me desperté de un salto. ¿Dónde estaba? Una habitación blanca y bacía. Una cama, y listo. Intenté levantarme, pero no
sentía las extremidades, solo la cabeza. Intenté recordar lo que había pasado, pero no recordaba nada. Se oyó el suave
movimiento del mecanismo de la puerta, y entró una mujer vestida con un rosa chicle. Hablaba muy bajo, pero pude entenderla.
Habló de lo difícil que sería mi recuperación. ¿Recuperación, de qué?
Cogió una jeringuilla, me pincho y empecé a ver borroso segundos después. Me dormí. Oía gritos, y empecé a abrir los ojos, que
me pesaban. Estaba sentado en una silla y había gente cantando y bailando delante mío. Alrededor, había más gente sentada.
Era una canción conocida, pero no me sabía la letra. Tenía mucho sueño, pero dos personas me cogieron de las manos y tiraron
de mí. Empezamos a cantar la canción, pero no se como, porque no recordaba la letra. Me tropecé con algún pie y caí. Perdí el
conocimiento.
Desperté otra vez. ¿Cuanto tiempo habría pasado? ¿Días, semanas? Un prado verde, no había nada más. ¿Qué hacía aquí? ¿Y
solo? Me levanté y empecé a saltar de un lado a otro, a ver si pasaba algo. Llegué al acantilado. ¿Ahora que? Di dos pasos
atrás, y salté. Y entonces, me encontré otra vez de pié, con Sam.
Después de todo, entendí lo que había pasado. Vi a Sam con una jeringuilla, con un líquido azul, el suero del recuerdo. Había
estado recordando los buenos días, el salto del acantilado con paracaídas, la clase de canto de la escuela, y el día en el hospital
de la operación. Y ahora aquí. Sam, mi hermano, delante mío. Y toda la clase, mirándome. Cuatro minutos estuve en mis
recuerdos, cuatro. Fui la mejor de todos. Los demás hicieron de diez para arriba, y yo cuatro. ¿Sabía por qué? ¿Ser mágica, tal
vez? No lo se, pero de ahora en adelante, no dejaré que me vuelvan a pinchar. No quiero recordar los buenos días, porque sé,
que después de la guerra, nunca volverán esos días.
Idazlea: Mikel Garcia-Abad
3C

6. 3. Saria
EN EL MOMENTO JUSTO
Sólo recuerdo ir en el coche de mi madre con mis dos mejores amigos, música, ganas de playa, un par de copas encima y ...
fue entonces cuando tuvimos el accidente contra el tren, creo.
Ahora me encuentro tumbado en una cama más o menos cómoda de la habitación número 101 del hospital de San
Sebastián, segunta planta siguiendo la raya azul y después girando a la izquierda. Mi madre se lo ha repetido tantas veces a las
visitas que he terminado por aprendérmelo.
Ella viene todos los días antes de ir a trabajar y vuelve por las tardes sobre las cuatro. Lo que más le agradezco es que no se
rinda nunca de que no pueda comunicarme con ella, ella sabe que la escucho con mucha atención cada vez que me dice algo.
Los médicos le han comunicado a mi madre que sigo en estado crítico pero constante desde hace dos años, cuatro meses y
veintiocho días desde que tuvimos aquel fatal accidente. Me arrepiento todos lo días de haber bebido antes de conducir. Me siento
culpable por conducir bajo los efectos del alcohol aunque era yo el que estaba el mejores condiciones para hacerlo dado que mis
dos amigos estaban mucho peor. Me alegro de que los dos salieran ilesos pero ver así a mi madre me derrumba.
Hoy es un día soleado, así me lo ha escrito mi madre pero de repente se le ha nublado la mente cuando el médico la ha
interrumpido diciendo que si estoy en más de dos años y cinco meses me trendrán que desenchufar de la máquina que me da la
vida y le da la esperanza a mi madre.
He intentado moverme desde que me quedé en coma, pero nunca con tantas ganas como ahora. Lo hago por mi madre, por
todo lo que ha hecho por mi y ¡PUM! me he despertado. He abrazado a mi madre y le he prometido que no haré más estupideces.
Idazlea: June Ezpeleta
4C

7. 3. Saria
EN EL MOMENTO JUSTO
Sólo recuerdo ir en el coche de mi madre con mis dos mejores amigos, música, ganas de playa, un par de copas encima y ...
fue entonces cuando tuvimos el accidente contra el tren, creo.
Ahora me encuentro tumbado en una cama más o menos cómoda de la habitación número 101 del hospital de San
Sebastián, segunta planta siguiendo la raya azul y después girando a la izquierda. Mi madre se lo ha repetido tantas veces a las
visitas que he terminado por aprendérmelo.
Ella viene todos los días antes de ir a trabajar y vuelve por las tardes sobre las cuatro. Lo que más le agradezco es que no se
rinda nunca de que no pueda comunicarme con ella, ella sabe que la escucho con mucha atención cada vez que me dice algo.
Los médicos le han comunicado a mi madre que sigo en estado crítico pero constante desde hace dos años, cuatro meses y
veintiocho días desde que tuvimos aquel fatal accidente. Me arrepiento todos lo días de haber bebido antes de conducir. Me siento
culpable por conducir bajo los efectos del alcohol aunque era yo el que estaba el mejores condiciones para hacerlo dado que mis
dos amigos estaban mucho peor. Me alegro de que los dos salieran ilesos pero ver así a mi madre me derrumba.
Hoy es un día soleado, así me lo ha escrito mi madre pero de repente se le ha nublado la mente cuando el médico la ha
interrumpido diciendo que si estoy en más de dos años y cinco meses me trendrán que desenchufar de la máquina que me da la
vida y le da la esperanza a mi madre.
He intentado moverme desde que me quedé en coma, pero nunca con tantas ganas como ahora. Lo hago por mi madre, por
todo lo que ha hecho por mi y ¡PUM! me he despertado. He abrazado a mi madre y le he prometido que no haré más estupideces.
Idazlea: June Ezpeleta
4C