Este documento trata sobre la infoética. Define la infoética como un boletín electrónico que resume artículos de opinión sobre ética de la ciencia y la tecnología. Discute la importancia de la infoética para un estado de derecho, la protección de la dignidad humana y los desafíos éticos planteados por Internet como la privacidad y el acceso a la información. Finalmente, analiza el papel de las redes sociales en las revoluciones y cómo han cambiado las perspectivas sobre el poder de las plataformas en línea para
1. INFOETICA
MARIA ALEJANDRA ALVREZ MORALES
VIVIANA ROJAS
GRUPO: 104
FUNDACION UNIVERSITARIA DEL AREA ANDINA
PSICOLOGIA
PRIMER SEMESTRE
BOGOTA, CUNDINAMARGA
2014
2. Tabla de contenido
Que es infoetica .............................................................................................................................................. 1 La infoética en un estado de derecho ........................................................................................................... 2 La ética en la red .................................................................................................................................. 3
La infoética como elemento de la innovación ............................................................................................. 4
3. INFOETICA
¿Qué es infoetica?
Infoetica es un boletín electrónico que selecciona y sintetiza, de la prensa internacional, artículos de opinión sobre temas de ética de la ciencia y la tecnología. Con vocación de servicio público, se realiza una amplia difusión dirigida a personas y sectores potencialmente interesados.
4. La infoética en un estado de derecho.
La importancia de la infoética es evidente. Las normas jurídicas tratan de encontrar el modo de resolver los conflictos pacíficamente, indicando objetivos y el modo de obtenerlos. Sobre la investigación de los objetivos y el modo de alcanzarlos, la infoética debe ser el método privilegiado para llegar allí. La cita de Hume del epígrafe fue buscada justamente para indicar que no basta tener una enorme cantidad de datos sobre el mundo, sobre el ser; es necesario, al menos, algún elemento del deber ser, de cómo queremos que sea el mundo. Es esta, justamente, la divisoria de las aguas.
Toca a la infoética tratar los argumentos normativos del deber ser de la Sociedad de la Información, haciéndose cargo del mayor número de países posibles, en la variedad de los contextos sociales, políticos y culturales donde ellos se han desarrollado y en el modo necesario para establecer un diálogo sobre la validez de tales objetivos éticos y de las normas jurídicas para alcanzarlos.
El primer problema que se presenta es el de la gobernanza de la red y en la red, ya que se tienen que encontrar los modos para que los poderes públicos sientan la obligación de permitir la mayor circulación de la información -inclusive la propia-, eliminar las razones económicas que impiden, a una parte importante de la población, tener acceso a esta información y quitar todas las barreras de modo tal de volver efectivo el "derecho a comunicar" y el empleo de la red para hacer circular la cultura, la ciencia y la formación.
El segundo es relativo a un concepto típicamente jurídico, pero que lentamente puede constituir la meta de la infoética si es pensada para una sociedad democrática: el respeto del estado de derecho. Puede parecer un objetivo menor y ligado al formalismo de los juristas, en cambio, mirando el estado actual del planeta, siempre es de más una condición sine qua nonpara la democracia.
El tercero es relativo a la protección de la dignidad humana en la era digital. Un conjunto de reglas y best practicies adoptados por los poderes públicos, las empresas y la sociedad civil tendientes a preservar la dignidad humana de la prepotencia del poder, de los grandes recursos y de la fuerza organizada. Reglas de seguridad para el individuo, su vida privada y su libertad de expresión.
5. La ética en la red
Que el computer ethics sobreviva o no en un futuro es una pregunta ociosa, debido a que la introducción de la tecnología acarrea hoy problemas acerca de los cuales es esencial tomar conciencia, también porque las reglas jurídicas no son suficientes. Las tecnologías no son para nada neutrales. Lo ha subrayado Stefano Rodotà, quien ha desarrollado autorizadamente un rol de garante en un País donde las cuestiones éticas parecen no gozar generalmente de la atención debida, casi como si se tratara de una disciplina "abstracta", buena sólo a usos de fachada, cuando verdaderamente se trata de lo contrario. Tensiones tradicionales se agudizan hoy y se añaden nuevas: particularmente urgente, en lo concerniente a Internet, es la necesidad de tutelar los derechos fundamentales frente a la lógica de control y del mercado. Lo que no puede ocurrir a través de solo una disciplina nacional; los confines del Estado se desvanecen en la red, materialización visible de la denominada globalización. Es necesario, en cambio, principios comunes y posiblemente un tipo de Carta de los derechos reconocida internacionalmente. Prioritario queda el principio de la dignidad humana, del cual descienden, ante todo, el problema de la igualdad (¿quién/es somos/seremos los excluidos?) y la necesidad de redefinir los criterios que califican a una sociedad como democrática. Tal es, para Rodotà, la sociedad que promueve la inclusión, no sólo mediante una obra de alfabetización, sino permitiéndole a los ciudadanos desarrollar una capacidad crítica con respecto a las nuevas tecnologías. Esto, para una sociedad que busca definirse como democrática, tiene que convertirse, pues, en una jerarquía de las políticas públicas, junto a la transparencia de la sociedad (y no del individuo que tiene, en cambio, que haber tutelado, ya sea la esfera privada, ya sea la libertad de expresarse a través de la red), o bien, la posibilidad de control y participación por parte de los ciudadanos. La función de la ética en la red se impone porque ésta es penetrante y porque presenta situaciones hasta a hoy desconocidas. Quien administra las redes telemáticas, ¿controlará también los contenidos? ¿Cuáles son los derechos fundamentales en el Information Society? ¿Cómo garantizar la acceso y superar la división digital? ¿Cómo seleccionar los contenidos en una red dominada por servicios comerciales o de entretenimientos? ¿Cómo afrontar el dilema entre bienes comunes y copyright? ¿Cómo garantizar la seguridad de las informaciones y la privacidad? Y más aún, ¿cómo superar el dilema entre innovación tecnológica y fiabilidad de los computer, éticahacker y crímenes informáticos, investigación de base e inteligencia artificial?[6] Y las empresas se encuentran con el deber de decidir los "códigos éticos para el personal interno" e integrar estos
6. instrumentos con rigurosas políticas empresariales para tratar los dilemas éticos que los computer profesionales tienen que afrontar cotidianamente: desde gobierno de Internet al acceso, de la privacidad alcopyright, del empleo apropiado de la informática en empresa a la gestión del conocimiento, de los crímenes informáticos a la seguridad y a los hacker, de la fiabilidad de los ordenadores a su impacto sobre los ecosistemas, de la inteligencia artificial a las aplicaciones militares.
7. La infoética como elemento de la innovación
Pocos meses después de aquella Primavera Árabe, Malcom Gladwell publicaba en la revista New Yorker un artículo sobre activismo en las redes sociales, que se convertiría en todo un clásico de lectura obligada.
En él argumentaba que las revoluciones nunca serían tuiteadas, que el cambio por medio de la red sólo es pequeño y timorato, sin la fuerza que requiere una auténtica sublevación. Allí los lazos sociales serían débiles, sólo información en línea, poca cosa, poca monta. Corrían las semanas a finales de 2010 y muchos pensaban que con un puñado de cuentas de Twitter y acceso a internet se podría expulsar a cualquier dictador; y que las multitudes conectadas eran la nueva democracia tecnológica que nos acercaría un mundo fukuyamesco de inobjetable justicia social. Los eventos han tomado derroteros que ni Gladwell imaginó.
En aquel tiempo la compañía Twitter, Inc., fue propuesta para ser nominada al Premio Nobel de la Paz. Una idea que no prosperó, por muchas y obvias razones. Hoy la euforia ha amainado. La Primavera Árabe demostró que si bien el acceso a internet hace posibles algunas protestas, también pone al Estado, y a las grandes empresas de tecnología, en una posición de control casi completo sobre un medio de comunicación crítico y la información personal que llega a contener.
Basta con bajar un interruptor para dejar a un país completo aislado y con la fibra óptica a oscuras. O bien se retiran las cuentas de usuario, tan fácil como se cancela un contrato de adhesión para prestación de servicios comerciales. Las empresas privadas ya facilitan los datos personales a las agencias de inteligencia.
Así, 2010 fue el año pico para las revoluciones organizadas a causa de Twitter y plataformas similares. Es decir, el de las revoluciones que se construyen como una versión política de la Wikipedia, por medio de muchas y muchas pequeñas contribuciones hechas por desconocidos.
El cambio estaba sólo a un click de distancia. Los cibernautas acogieron el clicktivismo como una forma de protesta y de mensaje social globalizado. En cierta forma, fue sólo un espejismo. Hoy ya casi nadie cree en las revoluciones retuiteadas. Ni en lo democratizante de las redes sociales. Pero el impacto en cómo se conducen los negocios en línea y la innovación ha sido crítico.