2. Un día por la mañana
vino mi padre de
trabajar y me dijo
que en la puerta
había un regalo
muy grande. Me lo
había traído mi
padre, pero no
sabía lo que era.
3. Me quedé
pensando en
todos los regalos
que podía haber
dentro de esa
caja. Pensé que
estaría lleno de
móviles o que
tenía muchos
más regalos
dentro.
4. Cuando abrí la puerta
y vi el regalo me
puse muy contento,
tan contento que
salté encima del
regalo y sin querer
se me abrieron las
piernas. Se me
saltaron las
lágrimas.
5. Llegó la noche y no
podía dormir, porque
estaba todo el rato
pensando en el
regalo. Dándole
vueltas a lo que
había en el regalo.
Mi madre me intentó
leer un cuento, pero
solo se durmió mi
hermano.
6. Cuando nos
levantamos por la
mañana llegó la
hora de abrir el
regalo, pero mi
hermano se
empeñó en que el
regalo era suyo. Al
final mi madre se
cabreó y nos
escondió el regalo.
7. Entonces pensé que con
la caja me podría
hacer una nave y
viajar al espacio. Pero
como yo soy un poco
tonto pensé que con
cartón no se puede ir
al espacio. Al final la
que se fue al espacio
fue mi idea de tonto
que había pensado.
8. Por fin mi padre se
quitó del medio a
mi hermano y ya
podía hacer lo
que quisiera con
el regalo que me
había hecho mi
padre hacía
cuatro días.
9. Fuimos a la tienda de
regalos para que mi
hermano también se
lleve algo a casa.
Pero el problema es
que él quería el
regalo más grande
que había en la
tienda y no podíamos
comprarlo.
porque
era muy caro.
10. A mí se me ocurrió un
regalo chulísimo para
mi hermano: ir a un
planetario; sería un
regalo genial para él.
Mi hermano se
divierte mucho
viendo los planetas y
por eso se me
ocurrió la idea. Nos
lo pasamos genial.
11. Al venir del
planetario nos
fuimos todos al
parque a jugar a la
pelota. A nuestro
lado había niños
jugando a la
cometa. Yo metí un
golazo a mi
hermano.
12. Ya estábamos hartos
de parque y nos
fuimos a casa a
cenar. Mi padre
estaba contando
cosas sobre el
regalo, a mí me
interesó mucho lo
que estaba
contando, porque el
regalo era mío.
13. Llegó el momento de
abrir el regalo, pero
hubo una sorpresa:
había regalos para
toda la familia. A mí
no me interesó el
regalo de los otros.
Mi regalo era una
pistola de rayos con
la que destruí el
regalo de mi
hermano.
14. Cuando terminamos de
abrir los regalos nos
fuimos a la calle y
corrimos para jugar al
pinball. Es un juego
muy divertido en el que
coges unas pistolas y
disparas bolas de
pintura.
Esta semana me lo he
pasado genial.