1) Somos personas porque Dios está presente en nuestro espíritu. Esta presencia divina es lo que nos constituye como personas. 2) La propia actitud del hombre, caracterizada por el pecado y la rebelión, le impide tener una relación con Dios. Todos hemos pecado y estamos separados de Dios. 3) Jesucristo es la única forma en que Dios perdona el pecado. Murió en nuestra lugar y resucitó, para que podamos recibir el perdón de Dios a través de él.