El documento resume los esfuerzos de la comunidad internacional para combatir la violencia contra la mujer desde la Conferencia de Beijing de 1995, incluyendo la adopción de leyes y protocolos, el establecimiento de servicios de apoyo a víctimas, campañas de educación y la creación de divisiones policiales para combatir delitos como la trata de mujeres y la mutilación genital femenina.