Cuarto Domingo de Cuaresma, Fr Julio César González Carretti OCD
Vuelve al sano juicio oracion
1. Vuelve al sano juicio
«Vuelvan a su sano juicio... y dejen de pecar» (1 Corintios 15:34, NVI).
Cuando tu despertador suene mañana por la mañana, no te despiertes pensando que es
tan sólo un día más. Haz lo que la Palabra de Dios dice: «Vuelvan a su sano juicio... y
dejen de pecar». Despierta pensando en la gloriosa realidad de que has sido hecho la
justicia de Dios en Cristo Jesús, y que se te ha dado una posición justa con el Dios
altísimo.
¿Por qué? Porque mañana —y todos los días de tu vida en esta Tierra—, Satanás tratará
de convencerte de que no tiene ningún derecho de recibir los beneficios de Dios. Tratará
de llevarte de nuevo al cautiverio para que peques y así poder controlar tu vida. Pero
Satanás no podrá hacerlo si te despiertas todos los días con la realidad de quién eres en
Cristo.
La siguiente es una confesión que puedes hacer en oración para que esa verdad se avive
en ti:
“Padre, hoy confieso de nuevo a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Señor, Tú eres la
cabeza de mi vida. Me rindo a ti por completo. Ahora mi voluntad es Tu voluntad. Mis
planes son Tus planes”.
“Como una nueva creación en Cristo Jesús, acepto el don de justicia y todo lo que ese don
incluye: salud, prosperidad, paz, gozo y vida abundante. Me despojo de todo peso y del
pecado que tan fácilmente me asedia. Ahora pongo mis ojos en Jesús, el Autor y
Consumador de mi fe”.
“De acuerdo con Tu Palabra, ahora puedo gobernar como rey en esta vida. El poder del
pecado y de la muerte en mi vida ha sido vencido. Las fuerzas del mal ya no ejercen
dominio sobre mí, pues mi vida está en las manos del Dios que gobierna sobre todos los
dioses. Soy más que vencedor por medio de Aquel que me ama”.
“Hoy decido vivir consciente de mi posición justa contigo, Señor, y en cada paso
acercarme más y más a ti. Gracias por el don de justicia. Gracias a ese don puedo hacer
todas las cosas en Cristo Jesús que me fortalece”.
“En el nombre de Jesús. Amén”.
Lectura bíblica: Colosenses 2:9-15