La parábola contrasta la oración de un fariseo orgulloso con la de un publicano arrepentido. El fariseo da gracias a Dios por sus propias obras de justicia, mientras que el publicano pide humildemente misericordia por ser un pecador. Jesús enseña que el públicano, no el fariseo, regresó a casa justificado porque quien se enaltece será humillado y quien se humilla será enaltecido.
El maravilloso perdón solo la encontramos en Dios, Dios nos justifica y nos invita a vivir en la santificación para asi muy pronto llegar a la glorificación.
El maravilloso perdón solo la encontramos en Dios, Dios nos justifica y nos invita a vivir en la santificación para asi muy pronto llegar a la glorificación.
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
A. ¿Qué es la soledad?
• En el Antiguo Testamento la palabra hebrea que más se utiliza para “solitario” es shamem, que significa “desolado”.
• En el Nuevo Testamento la palabra griega eremos significa “lugares desiertos”.
• La soledad es el estado emocional de tristeza causado por sentirse solo, aislado o alejado de los demás.
• Una persona puede sentir la falta de cercanía con otros aún cuando estén en su presencia.
• David exclamó al Señor en tiempo de soledad:
“Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido”.
(Salmos 25:16)
B. ¿Qué significa estar solo?
• En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce solo es badad, que significa “estar con uno mismo”.
• En el Nuevo Testamento, la palabra griega monos denota “sin compañía, solo, solitario”.
• Estar solo es la condición de estar sin compañía, separado de otros.
• Con frecuencia, Jesús buscó estar a solas. Se apartaba de los demás para poder tener comunión con el Padre.
“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”.
(Mateo 14:23)
C. ¿Cuál es la diferencia entre estar a solas y sentir soledad?
• La soledad se refiere al estado emocional (por sentirse rechazado y desolado).
• Estar a solas se refiere al estado físico (el estado de estar separado de los demás).
• La soledad generalmente es una experiencia negativa (que va acompañada de un sentimiento de desesperanza).
• Estar a solas puede ser una experiencia positiva (convirtiéndola en un momento de creatividad y comunión con el Señor).
D. Ejemplos bíblicos de soledad
DAVID EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR EL RECHAZO.
“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”.
(Salmos 142:4)
JOB EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR SUS AMIGOS DESLEALES.
“El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas”.
(Job 6:14–15)
ELÍAS EXPERIMENTÓ SOLEDAD PORQUE TEMIÓ LA IRA DE DIOS.
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.
(1 Reyes 19:3–4)
E. Ejemplos bíblicos de estar solo
PABLO ESTUVO SOLO CUANDO SUS AMIGOS LO ABANDONARON.
“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.
(2 Timoteo 4:16–17)
JOB ESTUVO SOLO CUANDO
La inerpretación del Evangelio de san Lucas.pdfadyesp
El piadoso Lucas era antioqueño por nacimiento y por oficio médico y en la sabiduría helénica fue un grande erudito, así como en la ordenanza judía iba sobrado. Luego cuando había resucitado Cristo de entre los muertos, él junto con Cleofás iba de camino a Emaús y se encontraron con Jesús. Mas tarde Lucas se convirtió en compañero de viaje y seguidor del maravilloso apóstol Pablo, y solo quince años después de la ascensión de Cristo, san Lucas escribió Su evangelio con todo detalle.
La Resiliencia como capacidad otorgada por Dios, para levantarse cada día.DanielGrandasHerreo1
Tema importante para ayudar a quienes han perdido las ganas de vivir, creyendo que todo el mundo está en su contra. La lectura de la biblia nos ayuda a encontrar ese camino correcto, dado que no esconde las situaciones adversas por las que pasaron los personajes que hoy a través de la historia cristiana conocemos como héroes de la fe. Al leer este documento, no solo estarás sentado observando como otros se levantan, sino que además, podrás levantarte y avanzar hacia adelante.
3. Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 18, 9-14
Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo
también esta parábola:
Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El
fariseo, de pie, oraba así: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás
hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas».
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar
los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Dios mío, ten piedad de mí,
que soy un pecador!»
Les aseguro que este último volvió a sus casa justificado, pero no el primero. Porque
todo el que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado».
Palabra del Señor.
4. Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo,
que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
DOMINGO XXX DEL
TIEMPO ORDINARIO
CICLO C
5. Narrador:
Entre los que se acercaban a Jesús a
escuchar sus enseñanzas, había gente de
toda clase, de distinta religión, ricos y
pobres; y Jesús oía toda clase de
conversaciones.
Publicano:
Vosotros los fariseos sois unos creídos. Os
creéis más que los demás, porque habéis
estudiado. Unos orgullosos... eso es lo que
sois.
Fariseo:
A vosotros sí que no os quiere nadie.
Mucha envidia es lo que tenéis. Sí, envidia
porque somos más listos que vosotros y
más buenos. Vosotros sois malos y
pecadores, y no se puede hablar con
vosotros.
6. Narrador:
Este era el tono, que amenazaba
proximidad de tormenta. La cosa se iba
poniendo muy seria. ¡Eh! amigos,
escuchad... ¡Eh! escuchad. Creo amigos
que os va a venir muy bien, pero que
muy bien, lo que dice Jesús. Escuchad,
por favor.
JESÚS:
Dos hombres subieron al templo a orar.
Uno era fariseo.
Narrador:
Los fariseos eran personas que se sabían
de carretilla la Ley de Moisés, y
presumían de cumplirla al pie de la letra.
JESÚS:
El otro era un publicano.
7. Narrador:
Los publicanos se encargaban
de cobrar los impuestos, que
exigía Roma. Por eso el pueblo
no les tenía cariño, y los
fariseos los despreciaban...
Pero, oigamos lo que dice Jesús.
JESÚS:
El fariseo, en pie, en medio del
templo, oraba así: ¡Oh Dios!, te
doy gracias porque no soy
como los demás hombres:
ladrones, injustos, adúlteros.
Tampoco soy como ese
publicano. Yo ayuno dos veces
por semana y entrego al templo
una parte de todo lo que gano,
como manda la ley.
8. Narrador:
El otro, el publicano, se había
colocado en un rincón del
templo, de rodillas, sin
atreverse a levantar la cabeza.
Escuchemos...
JESÚS:
El publicano oraba así: ¡Dios
mío!, ¡Dios mío! ten compasión
de mi porque soy un pecador.
9. Narrador:
Y Jesús dirigiéndose a todos los
que le escuchaban, les dijo:
JESÚS:
Os digo, que el publicano volvió a
su casa estando a bien con Dios y
el fariseo no. Porque todo el que
se cree importante será humillado
y el que se humilla será
importante ante Dios.
15. A algunos que estaban convencidos
de ser justos y que despreciaban a
los demás, Jesús les contó la siguiente
parábola:
La parábola del fariseo y el publicano Lucas 18, 9-14
16. Dos hombres subieron al
Templo a orar. Uno era fariseo y
el otro publicano (es decir,
recaudador de impuestos).
El fariseo se puso de
pie y oró
en sí mismo:
“Dios mío, te doy gracias
porque no soy
no como los demás hombres,
que son ladrones, injustos,
adúlteros, ni tampoco como
este publicano.
17. Ayuno dos veces por semana y
dono una décima parte de
todo lo que gano.
El publicano se quedó a distancia
y ni siquiera se atrevió a levantar
los ojos al cielo; pero se golpeaba
el pecho, diciendo: “¡Dios mío,
muéstrate favorable al pecador
que soy!”
Os digo que cuando volvió a
su casa, él era el que se
había hecho justo, y no el
otro. El que se levante será
humillado; el que se humilla
será enaltecido. »