3. ¡No muerdas el anzuelo!
Cómo escapar de la pornografía
Howard Andruejol y Adrián Intrieri
Certeza Argentina. Buenos Aires 2009
CertezaArgentina
Buenos Aires 2009
5. Contenido
Introduccion
¿De qué estamos hablando?
Intoxicados
Enfrentando la batalla
Ideas para vencer
¿Es normal?
No una segunda, sino otra opor-
tunidad
6.
7. .
Cuentan mis padres que cuando yo
(Adrián) tenía dos o tres años de edad era un
niño muy inquieto y curioso. ¡Por lo menos así
dice la leyenda!
En una oportunidad, cuando mi padre estaba
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haciendo un asado (una comida típica argentina,
que consiste básicamente en carne vacuna cocida
a las brasas), él había preparado, para ayudar a
8. encender el fuego, un vaso de vidrio con un poco
de kerosene, que es un combustible muy inflama-
ble de color azulado.
Yo, curioso e inquieto,
al ver el brillo seductor
de ese combustible,
me lo llevé a la boca
pensando que como el color era tan bonito,
su sabor sería inolvidable.
Y así fue.
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In-ol-vi-da-ble.
9.
10. Tuvieron que llevarme corriendo al hospital
con un principio de asfixia y los pulmones quema-
dos por el líquido azul.
Pasé más de un año en tratamiento, y mucho
de ese tiempo metido en una burbuja de oxígeno.
Hoy me pregunto,
¿qué fue lo que me llevó
a hacer semejante barbaridad?
Y me respondo, ¡es que ese líquido era muy
lindo a la vista! Pero quemó mi garganta y mis
pulmones.
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11.
12. Yo (Howard) recuerdo muy bien
un incidente con mis compañeros de estudios, al
terminar la secundaria. Era el día de la entrega
de notas, el día esperado para saber si nos había-
mos graduado o no. Estábamos reunidos en las
oficinas de las autoridades de educación, y frente
a nosotros había una piscina cercada.
Uno de mis compañeros comenzó a persuadir-
nos de que al recibir nuestro certificado corriéra-
mos y nos tiráramos con ropa al agua.
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Yo pensé de inmediato que
no era buena idea
(al fin y al cabo, por algo estaba cercada y
13.
14. cerrada con llave), y también pensé que no les
agradaría mucho a estos funcionarios que ensu-
ciáramos su piscina.
No obstante, el entusiasmo de todos era tal
que comenzaron a correr gritando de euforia.
Yo no quería hacerlo pero me
dejé llevar, y comencé a subir la cerca. Al
llegar a la parte más alta me quedé atorado, y no
supe qué hacer más que saltar de una vez. Fue
entonces cuando las partes traseras de mi panta-
lón y de mi ropa interior quedaron atrapadas en la
14 cerca ¡y se rasgaron!
No sólo fue vergonzoso,
sino que fue humillante.
15.
16. Al salir de la piscina con un gran agujero en la
parte trasera de mis ropas, encontré a una compa-
ñera que no se había mojado. Le pregunté por qué
no se había lanzado a la piscina, y me dijo con
firmeza: ‘No soy tan tonta como para hacer esas
cosas’. Alguien fue más inteligente que yo,
alguien no cedió
16 a la presión,
y alguien no rompió su pantalón y su ropa
interior frente a todos.
17.
18. ¿A qué vamos con esto? ¡A que queremos ayu-
darte para que no muerdas el anzuelo!
Muchas cosas que nos encontramos
parecen atractivas a nuestros ojos,
pero nos lastiman, nos humillan, y queman
en nuestro interior. De eso se trata este libro. Lo
hemos escrito para que no te involucres, o para
ayudarte a salir de las garras de la pornografía.
Este será un camino que no transitarás solo.
Estaremos acompañándote con nuestras oracio-
nes, experiencias y consejos.
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19. La he visto. Me ha gustado. La he odiado.
Me ha atrapado. La he buscado. Le he huido.
La he vencido. Me ha ganado. Me hace sentir
mejor. Me hace sentir peor. Me confunde.
Me atrae. Me engaña. Me seduce. La rechazo.
La aborrezco. La deseo. La necesito. Me enoja.
Me frustra. Me golpea. Me lastima. Me encanta.
La defiendo. La condeno. La dejo. La extraño.
Me derrota. Me conquista. La supero. No lo sé…
Parece que incluso mi peor debilidad
es más fuerte que yo.