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La mujer 
latinoaméricana 
Violencia de género 
Sara Susinos
Índice 
1. Situación de la mujer 
2. Características (maltratador/víctima) 
3. Causas generales 
4. ¿Por qué no denuncian? 
5. Maneras de salir 
6. Maltrato en hombres (reflexión)
1. Situación de la mujer 
A inicios de la década de los años 1990, la situación y los derechos de la mujer 
son temas de la discusión pública. Entre otros, son tópicos: la violencia y el 
abuso sexual así como los derechos reproductivos. 
En Costa Rica, el tema de la violencia doméstica cobró notoriedad, cuando dos 
mujeres jóvenes fueron muertas por sus compañeros, a principios de 1994. 
Durante 1993, una oficina del Ministerio de Justicia del país registró 5.500 
pedidos de ayuda de mujeres, mientras la Defensoría de la Mujer atendió a 2.000 
mujeres. 
En Brasil, según informaciones de las 119 Oficinas de Defensa de la Mujer del 
Estado de São Paulo, el número de abusos sexuales contra mujeres en 1994 era 
30% por encima del correspondiente a 1993. Alrededor de 35% de los abusos 
registrados fueron perpetrados por padres y otros parientes masculinos de la 
víctima. 
A pesar de algunas medidas preventivas que comienzan a adoptarse, una 
realidad socioeconómica con altos índices de desempleo, ocupación informal e 
inseguridad existencial a lo largo del continente, no facilita la tarea de enfrentar 
la situación. 
La violencia contra la mujer es, sobre todo, expresión de una imposición 
masculina que la despoja de sus derechos más elementales y la deja con una 
situación de desvalorización y vergüenza que la lleva, en la mayoría de los 
casos, a no denunciar lo sufrido. Pero el control sobre su vida y sus derechos se 
extiende, más allá del ámbito privado, al público. En él, las mujeres siguen 
siendo una pequeña minoría en los cargos políticos. Es a este nivel, que se 
toman las decisiones acerca de temáticas tan íntimamente ligadas con sus 
perspectivas de vida, como el derecho a prevenir o interrumpir un embarazo no 
deseado. 
En abril, durante las deliberaciones del Tercer Comité Preparatorio de la ONU 
para la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, que se 
celebraría en El Cairo en septiembre de 1994, el aborto fue uno de los temas más 
controvertidos. Mientras los gobiernos de Estados Unidos, India, China y 
Europa Occidental (en su mayoría) defendieron el derecho de la mujer, de 
acceder a instituciones donde se practican abortos en condiciones higiénicas, la 
abrumadora mayoría de los gobiernos de América Latina se opuso a cualquier 
interrupción.
La otra cara de la negación del derecho a decidir es la esterilización sin 
conocimiento ni consentimiento de la mujer. En 1994, Organizaciones No 
Gubernamentales (ONGs) de México han denunciado la promoción, con 
prácticas de desinformación masiva, de ligaduras de trompas, por parte del 
gobierno mexicano. El objetivo sería reducir el crecimiento de la población de 
1,8% a 1% anual. La medida afecta básicamente a la población indígena. 
A principios de agosto, la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) de 
Estados Unidos desmintió estar involucrada en una campaña de esterilización 
masiva del gobierno de Honduras, a través de una minipíldora suministrada en 
forma gratuita por AID. Aparte de tener un efecto abortivo, esta píldora es 
señalada como causa de la esterilización de madres lactantes así como de 
problemas en el desarrollo hormonal sexual de niños y niñas. 
2. Características (maltratador/víctima) 
- El maltratador 
Muy pocas relaciones comienzan de otro modo que no sea amabilidad y dulzura. 
Al principio, la "luna de miel" de la relación, es difícil precisar con qué tipo de 
persona estás saliendo. Ambos sois precavidos, tratando de obtener información 
sobre la otra persona sin parecer un detective de la policía. 
Una relación romántica puede ser maravillosa con la persona adecuada. Pero una 
relación con la persona equivocada puede dar lugar a años de dolor, daño 
emocional o social e incluso daño psicológico. Una pareja adulta dañina puede 
dañarnos a nosotros, a nuestros seres queridos e incluso el modo en que 
interpretaremos el amor y el romance en el futuro. Pueden transformar lo que se 
supone que es una relación de comprensión, amor y apoyo, en una "atracción 
fatal" como la descrita a menudo en el cine. Existe una gran variedad de malas 
elecciones con las que podemos encontrarnos cada semana, la mayoría de ellas 
fáciles de identificar y evitar. Todos sabemos evitar personas que parecen 
trastornadas o abusivas y no elegirlas como parejas. Sin embargo, algunas 
personas son mejores que otras para ocultar sus alteraciones de personalidad y 
conducta. Con la intención de prevenir acerca de estos dañinos individuos, este 
artículo describe un tipo de persona que se encuentra a menudo en escena al 
buscar pareja, un hombre o mujer llamado "el maltratador". 
El maltratador es un tipo de pareja que ocasiona un gran daño social, emocional 
y psicológico en la relación. Tiene características permanentes de personalidad 
que ocasionan este daño, las cuales son características que ellos simplemente 
aceptan como el modo en que son y no consideran un problema o dificultad 
psicológica. En cierto modo, siempre han vivido con esta personalidad y
conducta, siendo algo que aprendieron probablemente de sus familias. Los 
psicólogos tratan a menudo a las víctimas del maltratador, mujeres y hombres 
que llegan a la consulta gravemente deprimidos, con su autoconfianza y 
autoestima totalmente destruidas. 
La siguiente lista es un intento de esbozar las características del maltratador y 
proporcionar un modo de que mujeres y hombres puedan identificar relaciones 
potencialmente dañinas antes de verse severamente dañados ellos mismos 
emocional o físicamente. Cuando estén presentes un gran número de estos 
rasgos, no se trata de una probabilidad o posibilidad: te hará daño si permaneces 
en esa relación. 
Maltrato: El maltratador te hará daño a propósito. Si te golpea, retuerce tu 
brazo, te tira del pelo, te empuja o rompe tus objetos personales, aunque sea sólo 
una vez, déjale. Los hombres de este tipo a menudo comienzan con conductas 
que te hacen moverte físicamente o golpean la pared. Las mujeres a menudo 
abofetean, dan patadas o incluso pegan con el puño a sus parejas masculinas. 
Apego rápido: El maltratador tiene emociones y conexiones con los demás muy 
superficiales. Una de las cosas que puede atraerte de esta persona es lo pronto 
que te dice que te quiere o desea casarse contigo o comprometerse. Por lo 
general, en muy pocas semanas escucharás que eres el amor de su vida, que 
quiere estar contigo para siempre y que desea casarse contigo. Te hará regalos, 
te hará numerosas promesas y te inundará de atenciones y gestos amables. Esta 
es la fase de "luna de miel", en la que te atrapa y te convence de que es lo mejor 
que te ha pasado nunca. Recuerda el dicho "si parece demasiado bueno para ser 
verdad, probablemente lo es". Así, te sentirás tan abrumado/a por sus muestras 
de atracción instantánea, compromiso instantáneo y planes instantáneos para el 
futuro, que te perderás el dato principal: ¡que no tiene sentido! Por lo general, 
las personas sanas requieren un largo proceso para desarrollar una relación 
debido a que hay mucho en juego. Esperarán a tener mucha información antes de 
ofrecer un compromiso; no tres semanas. Es cierto que podemos sentirnos 
fascinados por otras personas con rapidez, pero no hacer esas promesas tan poco 
realistas ni planear el futuro después de tres citas. Ese rápido enamoramiento es 
un signo de emociones superficiales que más tarde llevarán al maltratador a 
alejarse de ti tan rápido como se comprometió. El maltratador por lo general 
quiere irse a vivir contigo o casarse contigo en menos de cuatro semanas o muy 
pronto en la relación.
- La víctima 
Es imposible afirmar que haya un perfil definido de la víctima o hay rasgos 
característicos capaces de identificar o etiquetar a la víctima de violencia 
psicológica y/o física. Las mujeres maltratadas, no difieren en sus características 
de la población general. 
Los rasgos que la mujer presenta tras las agresiones son los que efectivamente 
dan lugar a cambios importantes en su personalidad. 
En la mujer no hay un factor determinante para que se produzca la violencia 
siendo indiferentes las características de su personalidad; la característica 
principal de la víctima es sencillamente ser mujer. No es consistente la 
afirmación de que hay más o menos probabilidad de ser víctima la mujer que, 
por ejemplo, es ama de casa, o que tiene o no ingresos económicos y un status 
social determinado, o que es pasiva u hostil, o que ingiere alcohol o emplea 
violencia con sus hijos, o que tiene un nivel de educación alto o bajo, o que tiene 
alta o baja auto-estima. 
La victimización de las mujeres puede ser mejor comprendida como la 
realización de una conducta masculina. 
Hay que subrayar que la mujer víctima de agresión desarrolla diversos 
mecanismos de defensa internos que la llevan a una pasividad, a una especie de 
estado catatónico permanente, dando la sensación de estar con apatía y 
desinterés por todo lo que está a su alrededor. 
Generalmente las mujeres maltratadas están constantemente aterrorizadas con su 
experiencia, no son violentas y solo usan la violencia en defensa propia. Con lo 
cual, la personalidad de las mujeres víctimas de violencia se va moldeando y se 
acaba definiendo con el transcurso del maltrato por algunos rasgos típicos: 
- Sometimiento al grupo. 
- Un férreo respeto a las normas y a las ideas establecidas. 
- Facilidad para acceder y conformarse. 
- Sentimiento de culpabilidad. 
- Poca fuerza de su yo. 
- Baja autoestima.
3. Causas generales 
Hay una causa esencial en la violencia de género: el “convencimiento” por parte 
del hombre de su superioridad y primacía sobre la mujer. A esta causa esencial 
pueden unirse otras causas secundarias. 
- La violencia funciona como un mecanismo de control social de la mujer y sirve 
para reproducir y mantener el status quo de la dominación masculina. De hecho, 
las sociedades o grupos dominados por ideas masculinas tienen mayor 
incidencia de agresiones a la mujer. Los mandatos culturales, y a menudo 
también los legales sobre los derechos y privilegios del papel del marido han 
legitimado históricamente un poder y dominación de éste sobre la mujer, 
promoviendo su dependencia económica de él y garantizándole a éste el uso de 
la violencia y de las amenazas para controlarla. 
- La conducta violenta frente a la mujer se produce como patrones de conducta 
aprendidos y transmitido de generación a generación. La transmisión se hace 
fundamentalmente en los ambientes habituales de relación. 
- Las mismas normas sociales minimizan el daño producido y justifican la 
actuación violenta del marido. Se intenta explicar atribuyéndola a trastornos del 
marido o, incluso, de la mujer. Por mucho que el hombre tenga problemas de 
estrés, de alcohol, de personalidad, curiosamente la violencia sólo la ejerce sobre 
la mujer no contra un conocido o amigo, y, por supuesto, nunca contra su jefe, 
por ejemplo. También influyen toda la serie de mitos arraigados en la sociedad 
que perpetúan la violencia y niegan la asistencia adecuada a estas víctimas. 
- El modelo de conducta sexual condicionado por el papel de los géneros 
también favorece en alguno casos la existencia de una actitud violenta contra la 
mujer al tratarse de un modelo androcéntrico. Existen una serie de factores que 
favorecen esta agresividad entre los que se encuentran: los patrones de 
hipermasculinidad, el inicio de un mayor grado de relación sentimental, la 
duración prolongada de la relación y los modelos sexuales existentes, que 
contienen una tensión intrínseca entre hombres y mujeres, creando la posibilidad 
o las condiciones para que se produzcan errores en la comunicación que 
desemboquen en una situación de violencia frente a la mujer. 
- Por el contrario, el alcohol, tantas veces esgrimido como causante o 
precipitante del maltrato, ha sido eliminado como un factor etiológico directo de 
este tipo de violencia. Se ha comprobado que actúa de forma general como 
desinhibidor y de forma particular como excusa para el agresor y como elemento 
para justificar la conducta de éste por parte de la víctima.
4. ¿Por qué no denuncian? 
Hay factores de orden ideológico-cultural que entran en juego cuando las mujeres 
deben tomar una decisión para enfrentar las agresiones y abusos que sufren. La 
violencia de género en el ámbito doméstico es una conducta que ha sido asimilada a 
una forma de relación conyugal y que, debido al prejuicio que lleva a no inmiscuirse 
en la privacidad de la vida matrimonial y familiar, ha sido silenciada tanto por la 
sociedad como por las propias víctimas. Las mujeres toleran relaciones 
extremadamente dañinas y muchas no vislumbran otro tipo de convivencia debido, 
entre otras cosas, a lo siguiente: 
a) la internalización de valores sociales según los cuales la subordinación femenina 
es algo "natural" 
b) la aceptación de normas culturales que regulan la vida en pareja y los roles de 
esposa y madre 
c) la idealización de la familia y del matrimonio 
d) las presiones sociales que las llevan a cumplir con los mandatos culturales 
dominantes. 
La denuncia por parte de las mujeres de las agresiones y maltratos de los que son 
víctimas en el hogar es un fenómeno nuevo que obedece, por una parte, a la creación 
de instituciones en las que pueden solicitar ayuda policial y legal y, por otra, a la 
mayor conciencia de las mujeres de sus derechos como personas y ciudadanas. 
Aunque las denuncias son cada vez más comunes aún no corresponden a la realidad; 
en general las víctimas no solicitan intervención legal por motivos inhibidores tales 
como el temor a ser responsabilizadas de la disolución de su familia, el miedo a 
represalias por parte del esposo, la vergüenza de verse expuestas públicamente, así 
como porque no se sienten respaldadas por las instancias policiales y jurídicas que 
las mujeres no perciben como eficaces. También se da la paradoja de que las 
mujeres suelen culparse de desencadenar los episodios violentos, debido a que las 
normas culturales les indican que son las responsables de garantizar el 
funcionamiento armónico del grupo familiar, por lo que deben hacer mayores 
sacrificios y cualquier falla o transgresión puede dar lugar a un castigo. 
Si la familia y la pareja se consideran la única meta social válida de las mujeres, es 
difícil que éstas no aspiren a fundar y a conservar su hogar, aun a costa de su 
integridad, ya que reconocer el fracaso en este ámbito es reconocer el fracaso ante la 
vida.
5. Maneras de salir 
- Consejos de una mujer víctima de maltrato 
Todas las personas deberíamos tener dos bases fundamentales: saber dar y saber 
recibir. Ambas igual de importantes, de hecho, cuánto más estén igualadas en 
una persona, más sana estará, y cuánto más predomine una que otra, más 
enfermos estaremos (psicológicamente hablando) 
Si solo sabemos dar: 
- Nos convertimos en salvadoras de los demás: estamos dispuestas a dar todo a 
cambio de muy poco o nada. Esto suena muy bien así, pero no deja de ser una 
patología porque no nos han enseñado a recibir, a pedir ayuda, a dejar que los 
otros también nos ayuden, se ocupen de nosotras, nos den cariño, seguridad y 
otras muchas cosas que nosotras damos siempre. 
- Solo saber dar nos convierte en víctimas: víctimas porque si solo damos, 
atraemos a personas que solo quieren recibir, nunca tendrán suficiente, todo les 
parecerá poco y sufriremos al ver que nunca están satisfechos, porque claro, es 
lo único que sabemos hacer, dar. 
- Nos sentimos culpables: es curioso cómo solo dando a los demás encima nos 
sentimos culpables, sí culpables de no haber dado más, de no haber hecho lo 
suficiente, y no importa si nos hemos dejado la piel en ello. 
- Nos sentimos responsables de los demás: lo cual es agotador. Cada persona es 
responsable de sí misma, pero nosotras hemos aprendido lo contrario, tenemos 
que ayudar a los demás y encima si se caen, es responsabilidad nuestra. 
Olvidamos que los demás tienen sus propias responsabilidades y que si nos 
encargamos de ellas, ellos nunca aprenderán por sí mismos.
Si solo sabemos recibir: 
- Somos egoístas: puede ser inconsciente, pero lo han aprendido de patrones 
familiares, solo saben recibir, no se pueden ayudar a sí mismos pero te 
destruirán si intentas salvarles. No saben dar, no les han enseñado a ello, tienen 
la idea de que los demás deben ayudarles. 
- Se convierten en perseguidores: y siempre encuentran víctimas de las que 
aprovecharse. Se disfrazan al principio pero al final siempre es lo mismo, solo 
buscan recibir de los demás. 
- Echan la culpa a los demás de todos sus problemas: mientras que las que solo 
sabemos dar nos sentimos culpables y responsables. Para ellos si pierden un 
trabajo, siempre es culpa del jefe, de los compañeros o de lo que sea, si 
suspenden un examen es porque les tienen manía, si beben en exceso es por 
culpa de su mujer, sus hijos, su situación laboral. Claro, es más fácil echar la 
culpa a los demás y no hacerse responsable de sus actos. El problema está en 
que suelen ser personas que fueron sobreprotegidas por alguien de su familia, 
nunca sintieron ni aprendieron que a lo mejor la culpa era de ellos, no se lo 
enseñaron porque alguien asumía la culpa por ellos o se lo echaba a los demás. 
¿Os suena esto? Puede que estemos haciendo lo mismo al salvarles de sus actos 
una y otra vez, tenemos que dejarles para que asuman su parte de 
responsabilidad en su vida y en sus actos. 
6. Maltrato en hombres (Reflexión) 
"Es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo 
del hombre a la mujer sin miedo". Eduardo Galeano 
Un estudio peruano estableció que en Lima "la necesidad femenina por 
compensar su desigualdad física frente al varón, las conduce a aumentar su 
destreza en violencia psicológica, así como la probabilidad de usar objetos 
contundentes o punzantes contra éste". 
Un estudio de 2006 de The Australian Bureau of Statistics Personal Safety 
Survey estableció que el 32,3% de los casos reportados de víctimas de violencia 
doméstica física y emocional perpetrado por parejas o exparejas, fueron 
hombres. 
Un estudio de J. Corsi y otros de 1995, sugiere que el 2% de los hombres 
latinoamericanos son maltratados por sus parejas. Aunque no me sorprendería 
que en América Latina tal vez sean más los casos de hombres violentados, pues 
muy pocos de estos machos latinos de rostro marrón en parches querrán ser 
vistos en comisarías explicando en público cómo su señora los cascó en la casa.
Aunque algunos de estos actos femeninos son la respuesta a una larga y 
humillante agresión física y psicológica de parte de sus esposos, no pretendo 
justificar este tipo de violencia intrafamiliar. 
Lo mejor es que los hombres traten bien a sus mujeres, no solo porque se lo 
merecen sino porque, por lo que muestran las cifras, tal vez no podrán volver a 
dormir con los dos ojos abiertos y sus esposas no van a permitir que les pongan 
cascabeles en las muñecas.
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  • 1. La mujer latinoaméricana Violencia de género Sara Susinos
  • 2. Índice 1. Situación de la mujer 2. Características (maltratador/víctima) 3. Causas generales 4. ¿Por qué no denuncian? 5. Maneras de salir 6. Maltrato en hombres (reflexión)
  • 3. 1. Situación de la mujer A inicios de la década de los años 1990, la situación y los derechos de la mujer son temas de la discusión pública. Entre otros, son tópicos: la violencia y el abuso sexual así como los derechos reproductivos. En Costa Rica, el tema de la violencia doméstica cobró notoriedad, cuando dos mujeres jóvenes fueron muertas por sus compañeros, a principios de 1994. Durante 1993, una oficina del Ministerio de Justicia del país registró 5.500 pedidos de ayuda de mujeres, mientras la Defensoría de la Mujer atendió a 2.000 mujeres. En Brasil, según informaciones de las 119 Oficinas de Defensa de la Mujer del Estado de São Paulo, el número de abusos sexuales contra mujeres en 1994 era 30% por encima del correspondiente a 1993. Alrededor de 35% de los abusos registrados fueron perpetrados por padres y otros parientes masculinos de la víctima. A pesar de algunas medidas preventivas que comienzan a adoptarse, una realidad socioeconómica con altos índices de desempleo, ocupación informal e inseguridad existencial a lo largo del continente, no facilita la tarea de enfrentar la situación. La violencia contra la mujer es, sobre todo, expresión de una imposición masculina que la despoja de sus derechos más elementales y la deja con una situación de desvalorización y vergüenza que la lleva, en la mayoría de los casos, a no denunciar lo sufrido. Pero el control sobre su vida y sus derechos se extiende, más allá del ámbito privado, al público. En él, las mujeres siguen siendo una pequeña minoría en los cargos políticos. Es a este nivel, que se toman las decisiones acerca de temáticas tan íntimamente ligadas con sus perspectivas de vida, como el derecho a prevenir o interrumpir un embarazo no deseado. En abril, durante las deliberaciones del Tercer Comité Preparatorio de la ONU para la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, que se celebraría en El Cairo en septiembre de 1994, el aborto fue uno de los temas más controvertidos. Mientras los gobiernos de Estados Unidos, India, China y Europa Occidental (en su mayoría) defendieron el derecho de la mujer, de acceder a instituciones donde se practican abortos en condiciones higiénicas, la abrumadora mayoría de los gobiernos de América Latina se opuso a cualquier interrupción.
  • 4. La otra cara de la negación del derecho a decidir es la esterilización sin conocimiento ni consentimiento de la mujer. En 1994, Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) de México han denunciado la promoción, con prácticas de desinformación masiva, de ligaduras de trompas, por parte del gobierno mexicano. El objetivo sería reducir el crecimiento de la población de 1,8% a 1% anual. La medida afecta básicamente a la población indígena. A principios de agosto, la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) de Estados Unidos desmintió estar involucrada en una campaña de esterilización masiva del gobierno de Honduras, a través de una minipíldora suministrada en forma gratuita por AID. Aparte de tener un efecto abortivo, esta píldora es señalada como causa de la esterilización de madres lactantes así como de problemas en el desarrollo hormonal sexual de niños y niñas. 2. Características (maltratador/víctima) - El maltratador Muy pocas relaciones comienzan de otro modo que no sea amabilidad y dulzura. Al principio, la "luna de miel" de la relación, es difícil precisar con qué tipo de persona estás saliendo. Ambos sois precavidos, tratando de obtener información sobre la otra persona sin parecer un detective de la policía. Una relación romántica puede ser maravillosa con la persona adecuada. Pero una relación con la persona equivocada puede dar lugar a años de dolor, daño emocional o social e incluso daño psicológico. Una pareja adulta dañina puede dañarnos a nosotros, a nuestros seres queridos e incluso el modo en que interpretaremos el amor y el romance en el futuro. Pueden transformar lo que se supone que es una relación de comprensión, amor y apoyo, en una "atracción fatal" como la descrita a menudo en el cine. Existe una gran variedad de malas elecciones con las que podemos encontrarnos cada semana, la mayoría de ellas fáciles de identificar y evitar. Todos sabemos evitar personas que parecen trastornadas o abusivas y no elegirlas como parejas. Sin embargo, algunas personas son mejores que otras para ocultar sus alteraciones de personalidad y conducta. Con la intención de prevenir acerca de estos dañinos individuos, este artículo describe un tipo de persona que se encuentra a menudo en escena al buscar pareja, un hombre o mujer llamado "el maltratador". El maltratador es un tipo de pareja que ocasiona un gran daño social, emocional y psicológico en la relación. Tiene características permanentes de personalidad que ocasionan este daño, las cuales son características que ellos simplemente aceptan como el modo en que son y no consideran un problema o dificultad psicológica. En cierto modo, siempre han vivido con esta personalidad y
  • 5. conducta, siendo algo que aprendieron probablemente de sus familias. Los psicólogos tratan a menudo a las víctimas del maltratador, mujeres y hombres que llegan a la consulta gravemente deprimidos, con su autoconfianza y autoestima totalmente destruidas. La siguiente lista es un intento de esbozar las características del maltratador y proporcionar un modo de que mujeres y hombres puedan identificar relaciones potencialmente dañinas antes de verse severamente dañados ellos mismos emocional o físicamente. Cuando estén presentes un gran número de estos rasgos, no se trata de una probabilidad o posibilidad: te hará daño si permaneces en esa relación. Maltrato: El maltratador te hará daño a propósito. Si te golpea, retuerce tu brazo, te tira del pelo, te empuja o rompe tus objetos personales, aunque sea sólo una vez, déjale. Los hombres de este tipo a menudo comienzan con conductas que te hacen moverte físicamente o golpean la pared. Las mujeres a menudo abofetean, dan patadas o incluso pegan con el puño a sus parejas masculinas. Apego rápido: El maltratador tiene emociones y conexiones con los demás muy superficiales. Una de las cosas que puede atraerte de esta persona es lo pronto que te dice que te quiere o desea casarse contigo o comprometerse. Por lo general, en muy pocas semanas escucharás que eres el amor de su vida, que quiere estar contigo para siempre y que desea casarse contigo. Te hará regalos, te hará numerosas promesas y te inundará de atenciones y gestos amables. Esta es la fase de "luna de miel", en la que te atrapa y te convence de que es lo mejor que te ha pasado nunca. Recuerda el dicho "si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo es". Así, te sentirás tan abrumado/a por sus muestras de atracción instantánea, compromiso instantáneo y planes instantáneos para el futuro, que te perderás el dato principal: ¡que no tiene sentido! Por lo general, las personas sanas requieren un largo proceso para desarrollar una relación debido a que hay mucho en juego. Esperarán a tener mucha información antes de ofrecer un compromiso; no tres semanas. Es cierto que podemos sentirnos fascinados por otras personas con rapidez, pero no hacer esas promesas tan poco realistas ni planear el futuro después de tres citas. Ese rápido enamoramiento es un signo de emociones superficiales que más tarde llevarán al maltratador a alejarse de ti tan rápido como se comprometió. El maltratador por lo general quiere irse a vivir contigo o casarse contigo en menos de cuatro semanas o muy pronto en la relación.
  • 6. - La víctima Es imposible afirmar que haya un perfil definido de la víctima o hay rasgos característicos capaces de identificar o etiquetar a la víctima de violencia psicológica y/o física. Las mujeres maltratadas, no difieren en sus características de la población general. Los rasgos que la mujer presenta tras las agresiones son los que efectivamente dan lugar a cambios importantes en su personalidad. En la mujer no hay un factor determinante para que se produzca la violencia siendo indiferentes las características de su personalidad; la característica principal de la víctima es sencillamente ser mujer. No es consistente la afirmación de que hay más o menos probabilidad de ser víctima la mujer que, por ejemplo, es ama de casa, o que tiene o no ingresos económicos y un status social determinado, o que es pasiva u hostil, o que ingiere alcohol o emplea violencia con sus hijos, o que tiene un nivel de educación alto o bajo, o que tiene alta o baja auto-estima. La victimización de las mujeres puede ser mejor comprendida como la realización de una conducta masculina. Hay que subrayar que la mujer víctima de agresión desarrolla diversos mecanismos de defensa internos que la llevan a una pasividad, a una especie de estado catatónico permanente, dando la sensación de estar con apatía y desinterés por todo lo que está a su alrededor. Generalmente las mujeres maltratadas están constantemente aterrorizadas con su experiencia, no son violentas y solo usan la violencia en defensa propia. Con lo cual, la personalidad de las mujeres víctimas de violencia se va moldeando y se acaba definiendo con el transcurso del maltrato por algunos rasgos típicos: - Sometimiento al grupo. - Un férreo respeto a las normas y a las ideas establecidas. - Facilidad para acceder y conformarse. - Sentimiento de culpabilidad. - Poca fuerza de su yo. - Baja autoestima.
  • 7. 3. Causas generales Hay una causa esencial en la violencia de género: el “convencimiento” por parte del hombre de su superioridad y primacía sobre la mujer. A esta causa esencial pueden unirse otras causas secundarias. - La violencia funciona como un mecanismo de control social de la mujer y sirve para reproducir y mantener el status quo de la dominación masculina. De hecho, las sociedades o grupos dominados por ideas masculinas tienen mayor incidencia de agresiones a la mujer. Los mandatos culturales, y a menudo también los legales sobre los derechos y privilegios del papel del marido han legitimado históricamente un poder y dominación de éste sobre la mujer, promoviendo su dependencia económica de él y garantizándole a éste el uso de la violencia y de las amenazas para controlarla. - La conducta violenta frente a la mujer se produce como patrones de conducta aprendidos y transmitido de generación a generación. La transmisión se hace fundamentalmente en los ambientes habituales de relación. - Las mismas normas sociales minimizan el daño producido y justifican la actuación violenta del marido. Se intenta explicar atribuyéndola a trastornos del marido o, incluso, de la mujer. Por mucho que el hombre tenga problemas de estrés, de alcohol, de personalidad, curiosamente la violencia sólo la ejerce sobre la mujer no contra un conocido o amigo, y, por supuesto, nunca contra su jefe, por ejemplo. También influyen toda la serie de mitos arraigados en la sociedad que perpetúan la violencia y niegan la asistencia adecuada a estas víctimas. - El modelo de conducta sexual condicionado por el papel de los géneros también favorece en alguno casos la existencia de una actitud violenta contra la mujer al tratarse de un modelo androcéntrico. Existen una serie de factores que favorecen esta agresividad entre los que se encuentran: los patrones de hipermasculinidad, el inicio de un mayor grado de relación sentimental, la duración prolongada de la relación y los modelos sexuales existentes, que contienen una tensión intrínseca entre hombres y mujeres, creando la posibilidad o las condiciones para que se produzcan errores en la comunicación que desemboquen en una situación de violencia frente a la mujer. - Por el contrario, el alcohol, tantas veces esgrimido como causante o precipitante del maltrato, ha sido eliminado como un factor etiológico directo de este tipo de violencia. Se ha comprobado que actúa de forma general como desinhibidor y de forma particular como excusa para el agresor y como elemento para justificar la conducta de éste por parte de la víctima.
  • 8. 4. ¿Por qué no denuncian? Hay factores de orden ideológico-cultural que entran en juego cuando las mujeres deben tomar una decisión para enfrentar las agresiones y abusos que sufren. La violencia de género en el ámbito doméstico es una conducta que ha sido asimilada a una forma de relación conyugal y que, debido al prejuicio que lleva a no inmiscuirse en la privacidad de la vida matrimonial y familiar, ha sido silenciada tanto por la sociedad como por las propias víctimas. Las mujeres toleran relaciones extremadamente dañinas y muchas no vislumbran otro tipo de convivencia debido, entre otras cosas, a lo siguiente: a) la internalización de valores sociales según los cuales la subordinación femenina es algo "natural" b) la aceptación de normas culturales que regulan la vida en pareja y los roles de esposa y madre c) la idealización de la familia y del matrimonio d) las presiones sociales que las llevan a cumplir con los mandatos culturales dominantes. La denuncia por parte de las mujeres de las agresiones y maltratos de los que son víctimas en el hogar es un fenómeno nuevo que obedece, por una parte, a la creación de instituciones en las que pueden solicitar ayuda policial y legal y, por otra, a la mayor conciencia de las mujeres de sus derechos como personas y ciudadanas. Aunque las denuncias son cada vez más comunes aún no corresponden a la realidad; en general las víctimas no solicitan intervención legal por motivos inhibidores tales como el temor a ser responsabilizadas de la disolución de su familia, el miedo a represalias por parte del esposo, la vergüenza de verse expuestas públicamente, así como porque no se sienten respaldadas por las instancias policiales y jurídicas que las mujeres no perciben como eficaces. También se da la paradoja de que las mujeres suelen culparse de desencadenar los episodios violentos, debido a que las normas culturales les indican que son las responsables de garantizar el funcionamiento armónico del grupo familiar, por lo que deben hacer mayores sacrificios y cualquier falla o transgresión puede dar lugar a un castigo. Si la familia y la pareja se consideran la única meta social válida de las mujeres, es difícil que éstas no aspiren a fundar y a conservar su hogar, aun a costa de su integridad, ya que reconocer el fracaso en este ámbito es reconocer el fracaso ante la vida.
  • 9. 5. Maneras de salir - Consejos de una mujer víctima de maltrato Todas las personas deberíamos tener dos bases fundamentales: saber dar y saber recibir. Ambas igual de importantes, de hecho, cuánto más estén igualadas en una persona, más sana estará, y cuánto más predomine una que otra, más enfermos estaremos (psicológicamente hablando) Si solo sabemos dar: - Nos convertimos en salvadoras de los demás: estamos dispuestas a dar todo a cambio de muy poco o nada. Esto suena muy bien así, pero no deja de ser una patología porque no nos han enseñado a recibir, a pedir ayuda, a dejar que los otros también nos ayuden, se ocupen de nosotras, nos den cariño, seguridad y otras muchas cosas que nosotras damos siempre. - Solo saber dar nos convierte en víctimas: víctimas porque si solo damos, atraemos a personas que solo quieren recibir, nunca tendrán suficiente, todo les parecerá poco y sufriremos al ver que nunca están satisfechos, porque claro, es lo único que sabemos hacer, dar. - Nos sentimos culpables: es curioso cómo solo dando a los demás encima nos sentimos culpables, sí culpables de no haber dado más, de no haber hecho lo suficiente, y no importa si nos hemos dejado la piel en ello. - Nos sentimos responsables de los demás: lo cual es agotador. Cada persona es responsable de sí misma, pero nosotras hemos aprendido lo contrario, tenemos que ayudar a los demás y encima si se caen, es responsabilidad nuestra. Olvidamos que los demás tienen sus propias responsabilidades y que si nos encargamos de ellas, ellos nunca aprenderán por sí mismos.
  • 10. Si solo sabemos recibir: - Somos egoístas: puede ser inconsciente, pero lo han aprendido de patrones familiares, solo saben recibir, no se pueden ayudar a sí mismos pero te destruirán si intentas salvarles. No saben dar, no les han enseñado a ello, tienen la idea de que los demás deben ayudarles. - Se convierten en perseguidores: y siempre encuentran víctimas de las que aprovecharse. Se disfrazan al principio pero al final siempre es lo mismo, solo buscan recibir de los demás. - Echan la culpa a los demás de todos sus problemas: mientras que las que solo sabemos dar nos sentimos culpables y responsables. Para ellos si pierden un trabajo, siempre es culpa del jefe, de los compañeros o de lo que sea, si suspenden un examen es porque les tienen manía, si beben en exceso es por culpa de su mujer, sus hijos, su situación laboral. Claro, es más fácil echar la culpa a los demás y no hacerse responsable de sus actos. El problema está en que suelen ser personas que fueron sobreprotegidas por alguien de su familia, nunca sintieron ni aprendieron que a lo mejor la culpa era de ellos, no se lo enseñaron porque alguien asumía la culpa por ellos o se lo echaba a los demás. ¿Os suena esto? Puede que estemos haciendo lo mismo al salvarles de sus actos una y otra vez, tenemos que dejarles para que asuman su parte de responsabilidad en su vida y en sus actos. 6. Maltrato en hombres (Reflexión) "Es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo". Eduardo Galeano Un estudio peruano estableció que en Lima "la necesidad femenina por compensar su desigualdad física frente al varón, las conduce a aumentar su destreza en violencia psicológica, así como la probabilidad de usar objetos contundentes o punzantes contra éste". Un estudio de 2006 de The Australian Bureau of Statistics Personal Safety Survey estableció que el 32,3% de los casos reportados de víctimas de violencia doméstica física y emocional perpetrado por parejas o exparejas, fueron hombres. Un estudio de J. Corsi y otros de 1995, sugiere que el 2% de los hombres latinoamericanos son maltratados por sus parejas. Aunque no me sorprendería que en América Latina tal vez sean más los casos de hombres violentados, pues muy pocos de estos machos latinos de rostro marrón en parches querrán ser vistos en comisarías explicando en público cómo su señora los cascó en la casa.
  • 11. Aunque algunos de estos actos femeninos son la respuesta a una larga y humillante agresión física y psicológica de parte de sus esposos, no pretendo justificar este tipo de violencia intrafamiliar. Lo mejor es que los hombres traten bien a sus mujeres, no solo porque se lo merecen sino porque, por lo que muestran las cifras, tal vez no podrán volver a dormir con los dos ojos abiertos y sus esposas no van a permitir que les pongan cascabeles en las muñecas.