La resolución de problemas se define como la capacidad de dar soluciones a problemas detectados con sentido común, sentido de coste e iniciativa. Se originó en el siglo XII con el matemático persa Al-Khwarizmi, quien desarrolló técnicas para completar y reducir ecuaciones. Resolver problemas implica considerar factores como la complejidad, el tiempo requerido, los recursos necesarios, la optimalidad de la solución, y prever consecuencias futuras.