Capítulo 3 2 variabilidad climática y teleconexiones
1. 1
Variabilidad climática y teleconexiones. Una revisión bibliográfica
Alfredo Ruiz Barradas*
Adalberto Tejeda Martínez**
Resumen
Se presenta una revisión bibliográfica sobre los temas de variabilidad climática y
teleconexiones, incluyendo el cambio climático, que hayan hecho énfasis en el estado de
Veracruz, México. El clima debe entenderse como las condiciones medias del tiempo
atmosférico de una región que está en función de la época del año. Usualmente, las
condiciones medias se representan con promedios mensuales de las variables
metereológicas. Los cambios del clima en el tiempo definen lo que es la variabilidad
climática. Dentro de este contexto, se definen dos términos muy recurrentes: anomalías y
cambio climático; el primero se refiere a las desviaciones del clima respecto del promedio
en un periodo dado, mientras que el segundo lo hace a condiciones climáticas distintas en
periodos diferentes y cuyo origen puede deberse a causas naturales o antropogénicas. El
estudio del clima y su variabilidad se pueden estudiar y ejemplificar mejor si se hace uso de
los llamados mapas de teleconexiones, los cuales describen conexiones entre dos o más
regiones de interés. Las teleconexiones describen la estructura espacial de la variabilidad
climática recurrente. Con la presente recopilación de trabajos sobre los temas de
variabilidad climática, teleconexiones y cambio climático, se tiene por meta evaluar las
líneas de investigación más recurrentes y más necesitadas para avanzar en el entendimiento
del sistema climático regional.
*
Universidad de Maryland.
Correo electrónico: alfredo@atmos.umd.ed
**
Universidad Veracruzana
2. 2
Introducción
En este apartado se hace una revisión bibliográfica sobre los temas de variabilidad
climática y teleconexiones, incluyendo el cambio climático, que hayan hecho énfasis en el
estado de Veracruz, México, o que al menos hayan incluido el territorio veracruzano como
parte de un dominio más grande de estudio. Antecesores de este estudio son los esfuerzos
similares de recopilación sobre variabilidad climática y cambio climático en México,
realizados por Jáuregui (1995) y, más tarde, por Romero Lankao et al. (2004).
Respecto a las características fisiográficas del estado de Veracruz, basta decir que está
limitado al oeste por la Sierra Madre Oriental, y al este por el Golfo de México, y se ubica
aproximadamente entre 17º y 22º latitud norte, y 93° y 98° longitud oeste; la entidad es
bordeada por una amplia llanura costera, y su punto más alto es el Pico de Orizaba con una
altitud de 5,747 m. Sus ríos, en su mayoría, siguen una ruta desde la Sierra Madre hacia el
Golfo, en una ruta suroeste a noreste, entre los que destacan el Pánuco y el Tecolutla, al
norte, y el Papaloapan y el Coatzacoalcos, al sur. Así las cosas, grosso modo, se puede
decir que el clima del estado es tropical, modificado por la altitud (e. g. Tejeda Martínez et
al. 1989).
Pero, ¿qué es el clima? El clima debe entenderse como las condiciones medias del tiempo
de una región, que está en función de la época del año; es el conjunto de las condiciones
esperadas de variables meteorológicas tales como temperatura, precipitación, nubosidad,
viento, humedad, etc., obtenidas a través de promedios sobre un número de años.
Usualmente, las condiciones medias se representan como promedios mensuales de esas
variables meteorológicas obtenidas a partir de datos diarios, y que a su vez se representan
como promedios de datos subdiarios. Sin embargo, una descripción completa del clima
debe de incluir las variaciones de esas condiciones medias (tales como varianzas,
covarianzas, extremos, etc.) a través del periodo usado para el promedio.
3. 3
El clima de una región es producto de controles permanentes, de la interacción entre sí de
los distintos componentes del sistema climático1
y de factores externos. El clima de una
región está ampliamente controlado por factores permanentes (respecto al periodo de vida
de los seres humanos), tales como la radiación solar incidente (que varía con la latitud), la
distribución de tierra y cuerpos de agua, la elevación de la región y la topografía que la
rodea. Sin embargo, el clima no es constante, y varía en un amplio espectro de escalas que
van desde las estacionales hasta las de siglos, tanto por factores internos al sistema
climático como por factores externos a él. Los factores externos al sistema pueden ser de
origen natural o antropogénico; de los primeros se incluyen cambios en la radiación solar
incidentes sobre el planeta y erupciones volcánicas, mientras que de los segundos se
incluyen la continua emisión hacia la atmosfera de gases de efecto invernadero y la
deforestación.
Las alteraciones del clima que tienen lugar con el tiempo definen lo que es la variabilidad
climática. Dentro de este contexto, se definen dos términos muy recurrentes en la literatura:
anomalías y cambio climático. El primero se refiere a desviaciones respecto a las
condiciones medias de una variable del sistema climático, no exclusivamente de la
atmósfera; se puede hablar así de que la temperatura y la lluvia para Xalapa en el mes de
diciembre de 2007 presentaron anomalías negativas de 0.6ºC y 36.5 mm, respectivamente,
en referencia a sus valores esperados o promedios de 17.4°C y 49.5 mm.2
El segundo
término se refiere más bien a cambios en el clima de un periodo a otro similar; por ejemplo,
si después de obtener el clima promedio de la ciudad para los periodos de 1931-1960 y
1951-1980, se encuentra que hay una diferencia estadísticamente significante entre el clima
de los dos periodos, se puede hablar de que el clima está cambiando o de que ha habido un
cambio climático. En ambos casos, ninguna atribución se hace a los humanos como
responsables de dichos cambios.
Sin embargo, en las décadas recientes el término cambio climático se ha usado
indistintamente para referirse al posible cambio climático como resultado de la acción del
hombre o cambio climático antropogénico. Debido a que en el último siglo la
1
El sistema climático lo conforman la atmósfera, la hidrosfera, la criosfera, la litosfera y la biosfera.
2
De acuerdo a datos de la Comisión Nacional del Agua.
4. 4
industrialización de nuestras sociedades ha incorporado más y más gases de efecto
invernadero a la atmósfera (i.e., bióxido de carbono, metano, óxido nitroso), la temperatura
media del planeta se está incrementando (Solomon et al., 2007), dando lugar al término
calentamiento global, ante el cual el cambio climático es probable: la variabilidad climática
y las diferencias regionales en el clima seguirán siendo parte inherente de la vida en el
planeta, y las sociedades tendrán que seguirse adaptando a sus nuevas condiciones
climáticas.
El clima varía en un amplio espectro de escalas, que van desde la estacional e interanual,
hasta las de centurias y milenios, pasando por la decenal y multidecenal. Sin excepción
alguna, las distintas civilizaciones han buscado adaptarse a su medio ambiente, y parte
fundamental en esa adaptación ha sido el aprovechamiento de la regularidad de las
estaciones del año. A esos ritmos regulares los cultivos se plantan y cosechan, se
administran los recursos hídricos, y se planean el trabajo y la diversión. Sin duda alguna,
esas mismas sociedades también se han visto afectadas en algún momento por variaciones
del clima, tanto de un año al otro como por cambios sostenidos a través de un periodo
mayor. Por lo anterior, es importante entender el porqué de esas fluctuaciones y así estar en
posibilidades de simularlas y predecirlas.
El estudio del clima y su variabilidad se simplifican un poco si se hace uso de los llamados
mapas de teleconexiones, o simplemente, teleconexiones (Nigam, 2003). Estos mapas
describen las conexiones entre dos o más regiones de interés, separadas por distancias
mayores a la escala de correlación de la variable climática de análisis; de esta manera, el
tiempo en distintas partes del planeta puede exhibir una gran conexión. Las teleconexiones
describen la estructura espacial de la variabilidad climática recurrente, y resaltan la
componente estacionaria de la variabilidad de baja frecuencia (i.e. interanual a decenal).
Con ello, las teleconexiones ayudan a entender la variabilidad climática en un amplio rango
de escalas tanto espaciales como temporales.
Generalmente las teleconexiones se asocian con ondas atmosféricas de gran escala o
patrones de circulación, cuya estructura e intensidad cambian con la estación del año, la
variable y la altitud (a que se mide dicha variable). A los patrones que emergen de este tipo
de análisis frecuentemente se les llama “modos” u “oscilaciones”, aunque carezcan de la
5. 5
regularidad de un reloj. Los patrones de circulación, asociados a las teleconexiones, ayudan
a guiar tanto a los ciclones de latitudes medias y anticiclones como a las tormentas
tropicales, induciendo así variaciones en la temperatura y el hidroclima regional.
No todos los patrones, cuyas teleconexiones explican mucho de la variabilidad del tiempo
alrededor del planeta, tienen influencia sobre el tiempo y el clima, de México en general y
de Veracruz en particular. La influencia sobre el tiempo y clima regional generalmente no
es homogénea, ni a través de la región ni a través de todos los meses, inclusive de una
misma estación.
La presente investigación clasifica trabajos de acuerdo a los criterios de: variabilidad
climática, teleconexiones y cambio climático en el estado de Veracruz o la región del
sureste mexicano donde éste se ubica. Dentro de la clasificación de variabilidad climática
se incluyeron trabajos dedicados a entender la variabilidad natural del clima regional a
través del análisis de una o más variables constituyentes del sistema climático. En la
clasificación de teleconexiones se consideraron trabajos enfocados a analizar los efectos de
modos de variabilidad (natural) u oscilaciones en el clima regional. Y en la clasificación de
cambo climático se seleccionaron trabajos cuya orientación es la de estudiar los efectos del
cambio climático antropogénico en el clima regional o sus impactos en los sistemas
productivos o en la salud. Las particiones variabilidad climática y teleconexiones, en
realidad se traslapan cuando la variabilidad climática se intenta atribuir a uno o más modos
de variabilidad del sistema climático.
Variabilidad climática
Como se menciona en la introducción, la variabilidad climática se presenta en un amplio
espectro de escalas, desde la estacional hasta la de milenios, y se han encontrado trabajos
de investigación en todas ellas, aunque no todos los trabajos se enfoquen en el estado de
Veracruz. La lluvia, siendo de vital importancia para la subsistencia de la sociedad y sus
entornos, es objeto frecuente de análisis en esas escalas de tiempo.
6. 6
Ciclo anual y variabilidad estacional
A partir de los trabajos clásicos de Mosiño (1958, 1959, 1964), Mosiño y García (1966,
1973), y el más reciente de García (2003), sobre el ciclo anual de la precipitación y sus
causas sobre México, se sabe: 1) que la lluvia invernal sobre el territorio veracruzano tiene
origen en los frentes fríos que incursionan desde las latitudes medias, que al interaccionar
con la humedad del Golfo de México y la Sierra Madre Oriental producen vientos violentos
del norte, lloviznas y descenso de la temperatura generalizadas; 2) que las lluvias
convectivas durante el verano tienen su origen en el calentamiento superficial diurno y la
humedad transportada por los vientos alisios desde el Golfo; 3) que las ondas del este,
tormentas tropicales y huracanes ocasionan lluvias intensas en el territorio veracruzano
desde junio a noviembre; 4) que el sur y el sureste mexicanos presentan un mínimo de
lluvia durante el verano, fenómeno conocido como la sequía interestival o canícula, y que,
aunque no corresponde con una sequía, limita la disponibilidad del agua para el buen
funcionamiento de las comunidades; ésta generalmente ocurre en agosto para el estado de
Veracruz.
La sequía interestival, desde su evaluación inicial por Mosiño y García (1966), no había
recibido gran atención para explicar su existencia en la climatología regional sino hasta
años recientes. Los trabajos de Magaña et al. (1999) y de Small et al. (2007) representan
ideas encontradas respecto al origen y mantenimiento del mínimo en la lluvia a mitad del
verano. Mientras que en la hipótesis de Magaña et al. (1999) la interacción entre las
temperaturas de la superficie del océano y la nubosidad en el Pacífico oriental ocupan un
lugar preponderante, la hipótesis de Small et al. (2007) descansa sobre la retroalimentación
entre los vientos alisios del noreste y la subsidencia/divergencia a niveles bajos asociadas a
ellos.
Un análisis descriptivo de la climatología del estado de Veracruz fue realizado por Tejeda
Martínez et al. (1989); en él se presentan mapas anuales y mensuales para meses
representativos de las estaciones de invierno, primavera, verano y otoño. En términos
generales se puede decir que enero es el mes más frío, mientras que mayo es el más
caluroso para el centro y sur del estado, así como junio es el mes más caluroso en el norte
de Veracruz; la invasión paulatina de las masas de aire tropical desde el sur explica el
7. 7
retraso en el mes más cálido. Respecto a la precipitación, el mes más lluvioso es
septiembre, tanto para el norte como para el sur, debido a la alta incidencia de tormentas y
ciclones tropicales en ambas regiones que es máxima en dicho mes (Tejeda Martínez et al.
1989; Jáuregui y Zitácuaro, 1995); julio es el mes de máxima lluvia para el centro del
estado, y ocurre justo antes de la canícula; la lluvia es mínima durante los meses de
invierno sobre la Sierra Madre, mientras que su frecuencia aumenta en los meses de
primavera sobre la llanura costera (Tejeda Martínez et al, 1989). A pesar de que los
ciclones tropicales impactan a Veracruz desde el Golfo de México, el Caribe y el Atlántico,
el estado presenta la incidencia más baja de éstos de todos los litorales del país (Jáuregui y
Zitácuaro, 1995); una característica de las tormentas y ciclones tropicales que impactan
sobre las costas veracruzanas es que éstos se desvían hacia el suroeste cuando interaccionan
con la Sierra Madre Oriental (Zehnder, 1993).
La variabilidad climática en Veracruz se ha detectado en la escala más baja del espectro
climático, esto es, a escalas estacionales. Se sabe que la Oscilación de Madden-Julian
(MJO, por sus siglas en inglés), es un modo de variabilidad estacional (o interestacional
inclusive) que influye sobre la lluvia en diversas partes de los trópicos (e. g. Madden y
Julian 1994; Jones et al. 2004); la MJO interrelaciona variaciones tanto en el viento y la
temperatura de la superficie del océano como en la nubosidad y la lluvia. Barlow y Salstein
(2006) muestran que la MJO es capaz de aumentar la lluvia diaria al menos en 25% más en
su fase positiva que en la negativa, y este valor se incrementa hasta 45% en el estado de
Veracruz y en la región del Golfo de México durante los meses de julio a septiembre.
Interanual a decenal
A escalas interanuales y decenales existen artículos cuyo enfoque no es de alguna
teleconexión en particular. El principal problema en estudios de variabilidad climática a
estas escalas es la falta de datos continuos y confiables. Por ello, Vázquez Aguirre (2007)
genera un conjunto de datos de precipitación sobre una rejilla regular a nivel nacional y a
escalas temporales, que van de las diarias hasta las mensuales, para estudiar la variabilidad
de la precipitación en el país. Aunque no se menciona puede observarse que la lluvia en el
territorio veracruzano experimenta variabilidad a escalas interanuales y decenales, tanto en
8. 8
el invierno como en el verano. Otro hecho interesante es la evidente tendencia negativa a
escala mensual y estacional durante el verano en la región.
El aumento de periodos tanto de lluvia excesiva como de déficit de la misma, es una de las
consecuencias de la variabilidad en las precipitaciones a estas escalas. Lluvias por debajo
de lo normal pueden causar sequías con grandes impactos en la agricultura regional; de
hecho las sequías pueden llegar a tener una escala continental y una duración de hasta
varios años. Aunque las sequías en México no han sido estudiadas de manera extensa,
Hernández Cerda (1994), en un análisis de anomalías anuales de precipitación (respecto a la
moda y no a la media), presenta una carta de sequía meteorológica por frecuencia de años
muy secos y extremadamente secos para el territorio nacional durante el periodo 1921-
1980. De dicho estudio se deduce que durante ese periodo la mayoría del territorio
veracruzano presenta sequías entre 10 y 15% de los años, y que la porción sur tiene sequías
entre 5 y 10% de los años.
La variabilidad a escala de décadas en el estado no ha sido estudiada, y por ello no
detectada explícitamente. Sin embargo, el trabajo de Jáuregui (1997) apunta a un
incremento de los vientos máximos del norte en la década de 1960, sugiriendo una mayor
presencia de las invasiones de aire polar en dicho periodo en la vertiente del Golfo de
México y, en consecuencia, la ocurrencia de temperaturas invernales anormalmente bajas.
Siglos a milenios
Cambios en el clima a escalas de tiempo, de siglos a milenios, han afectado a Veracruz.
Episodios a estas escalas generalmente son de carácter global, como las Edades de Hielo
que ha experimentado el planeta. Las Edades de Hielo se han podido relacionar con
variaciones periódicas de la órbita de la Tierra alrededor del Sol que reducen la cantidad de
radiación solar que llega al planeta3
(e. g. Adem, 1981), el factor externo más importante
del sistema climático. Sin embargo, las causas de la Pequeña Edad de Hielo (LIA, por sus
siglas en inglés), no son tan claras (e. g. Bond et al., 1997). La LIA se extendió entre los
años de 1400 y 1850, y fue el último periodo de frío intenso de varios eventos de escalas de
3
Dichas variaciones en la órbita terrestre se deben al movimiento de presesión del eje de rotación del planeta,
a cambio de la inclinación angular del eje de rotación respecto a la perpendicular de la órbita del planeta (u
oblicuidad) y al cambio de la excentricidad de la órbita del planeta.
9. 9
centurias a milenios del Holoceno, cuya región fuente fue el Atlántico Norte.
Específicamente, la LIA tuvo un impacto sobre la duración de la época seca sobre la Sierra
de Los Tuxtlas, que fue acortada debido al aumento de las lluvias invernales (Lozano-
García et al., 2007). A su vez, el aumento de lluvias modificó el ecosistema de la región al
favorecer las condiciones para la expansión de la vegetación.
Caso de estudio: inundaciones 2005
Durante el verano del 2005 se presentaron en el estado de Veracruz lluvias intensas que
provocaron que la media mensual se rebasara en tan sólo 24 horas en varias localidades del
estado. Dichas lluvias provocaron inundaciones y afectaciones en los distintos puntos de la
entidad, y son analizadas tanto desde el aspecto social hasta el meteorológico (Tejeda
Martínez y Welsh Rodríguez, 2007). Una de las zonas afectadas fue la región de Tecolutla,
que en el año de 1999 también fue afectada por lluvias torrenciales; reportes no publicados
parecen indicar que la zona ha sido recurrentemente aquejada por este tipo de lluvias desde
tiempos prehispánicos. Eventos en esta zona de Tecolutla deberían de ser puestos en el
contexto de la variabilidad climática en estudios futuros. Casos de estudio y análisis
retrospectivos de anomalías ayudarían a un mejor entendimiento de la variabilidad
climática regional.
Teleconexiones
Las teleconexiones o patrones de teleconexión pueden durar varias semanas, meses o
inclusive años, reflejando así la variabilidad climática interanual o interdecenal de la
atmósfera. Algunos de esos patrones o modos de variabilidad pueden abarcar las cuencas
oceánicas enteras y los continentes, y por su estructura pueden influir en el tiempo y clima
sobre el territorio nacional. Tres modos de variabilidad destacan en la literatura: El
Niño/Oscilación del Sur, la Oscilación Decenal del Pacífico y la Oscilación Multidecenal
del Atlántico (ENSO, PDO y AMO, respectivamente, por sus siglas en inglés).
10. 10
El Niño/Oscilación del Sur (ENSO)
Este fenómeno tiene su origen en inestabilidades del sistema atmósfera-océano sobre el
Pacífico ecuatorial (e. g. Rasmussen, 1985; Trenberth, 1997). Durante su fase cálida, El
Niño, el Pacífico ecuatorial central presenta anomalías positivas de la temperatura de la
superficie del océano y se extienden un par de cientos de metros abajo; durante un evento
canónico, dichas anomalías se propagan hacia el Este. La consecuencia de tal calentamiento
es la disrupción del tiempo, no sólo en la zona de las anomalías sino sobre las áreas
continentales también: lluvias intensas se presentan en las regiones donde climáticamente
no llueve mucho, y la lluvia escasea sobre áreas donde climáticamente la lluvia cae en
abundancia (e. g. Ropelewski y Halpert, 1987, 1989, 1996). En la fase fría de ENSO, La
Niña, los patrones anómalos del tiempo se invierten nuevamente. ENSO es una oscilación
irregular que tarda de 3 a 7 años para pasar de un evento cálido a uno frío, y viceversa, si
bien no siempre un evento cálido es seguido por otro frío.
Aunque en las pasadas dos décadas varios trabajos han analizado los efectos de ENSO
sobre el clima de México (e. g. Cavazos y Hastenrath, 1990; Magaña, 1999; Mendoza et al.
2006), muy poco se ha hecho en específico sobre el estado de Veracruz. Uno de esos pocos
es el trabajo de Pereyra Díaz et al. (1994), que analiza el efecto que tiene ENSO sobre la
sequía interestival, encontrando que el déficit de lluvia es menor o desaparece en años de El
Niño para casi todo el estado, excepto para la región montañosa del centro. A pesar del
posible aumento anómalo de la lluvia durante el mes de la canícula durante años de El
Niño, Pereyra Díaz y Sánchez Rodríguez (1995) encuentran que El Niño es capaz de
inducir sequías multianuales sobre el territorio veracruzano. En esta misma línea, Jáuregui
y Zitácuaro (1995) hacen notar que, durante años de El Niño, la disminución de la actividad
ciclónica en el Atlántico tropical y en el Golfo de México incide en la disminución del
número de ciclones que afectan a Veracruz.
El impacto de ENSO sobre territorio mexicano ha sido evaluado recientemente por Magaña
et al. (2003) y Vázquez Aguirre (2007), encontrando que durante inviernos en periodos de
El Niño se observan más lluvias en el norte y centro del país, así como en la península de
Yucatán, pero disminuyen a lo largo del territorio veracruzano (y de los estados de Oaxaca
y Guerrero). En inviernos bajo periodos de La Niña, la precipitación disminuye/aumenta en
11. 11
las mismas zonas del país que tenían más/menos lluvia bajo condiciones de El Niño; en
Veracruz, sin embargo, la mitad norte sigue experimentando déficit de lluvias pero en la
mitad sur del territorio veracruzano, donde se observa un aumento en la precipitación
invernal. Otro aspecto importante del clima invernal es la presencia de nortes, que se
incrementan durante episodios de El Niño más que en los de La Niña; el aumento en los
nortes acarrea un descenso de la temperatura en la región al aumentar así la incursión de
masas de aire polar en la zona.
En periodos de El Niño, durante el verano, las condiciones conllevan a severas sequías en
la mayor parte del territorio mexicano, exceptuando las penínsulas, mientras que en los
veranos, bajo condiciones de La Niña, la lluvia regresa a su esquema normal o inclusive se
presentan lluvias por debajo de lo normal en la mayor parte del país. El territorio
veracruzano es uno de los más afectados por el déficit de lluvias durante los eventos de El
Niño, y aunque la situación mejora en los veranos de La Niña, la lluvia se presenta por
debajo de lo normal, particularmente en el centro del estado. La sequía que se observa
durante El Niño está asociada a mecanismos tales como una subsidencia reforzada por
causa de un desplazamiento hacia el sur de la zona intertropical de convergencia y un
menor número de ciclones tropicales en los mares intra americanos, como muestran
Jáuregui y Zitácuaro (1995).
Resultados similares obtienen Miranda et al. (2007), quienes encuentran también para el
territorio veracruzano una disminución de la precipitación anual bajo condiciones de El
Niño, principalmente en el norte y centro del estado. Mientras tanto, las condiciones de La
Niña traen consigo precipitaciones anuales normales e incluso por encima de lo normal en
todo el territorio veracruzano, más aún en el sur de la entidad.
La agricultura en el estado de Veracruz depende en gran medida de las condiciones
climáticas óptimas que, como se mencionó arriba, pueden ser perturbadas por fenómenos
como ENSO. Afectaciones a la agricultura de la región debido a ENSO no sólo se asocian
al exceso o défict de lluvias, sino también a la presencia de eventos tales como heladas y
granizadas durante fases críticas del desarrollo de los cultivos. Tales asociaciones entre
ENSO y heladas y granizadas con impacto en el cultivo del maíz han sido identificadas por
Contreras Hernández (2003).
12. 12
Oscilación Decenal del Pacífico (PDO)
Esta oscilación se constituye como un modo de variabilidad del clima en la cuenca del
Océano Pacífico, con una estructura espacial similar a la de ENSO sobre el trópico, pero
con una escala latitudinal más amplia que alcanza las latitudes medias y una escala
temporal de décadas (Mantua et al., 1997); sus fases frías y cálidas tienen una duración del
orden de 20 a 30 años con anomalías importantes sobre el sector del Pacífico norte y
América del Norte, y anomalías secundarias en los trópicos. Las fases frías y cálidas de
dicha oscilación afectan el clima de América del Norte no sólo en invierno sino en verano
también (Nigam et al., 1999; Barlow et al., 2001), y de manera distinta a los efectos de
ENSO.
La modulación del clima por la PDO sobre el territorio mexicano, y en especial sobre
Veracruz, no es clara. En el análisis de variabilidad de la precipitación hecho por Vázquez
Aguirre (2007) se sugiere, de manera subjetiva, a la PDO como un posible modulador de la
precipitación sobre México. En el trabajo de Pavia et al. (2006) se intenta vislumbrar el
papel que juega la PDO en la modulación de anomalías de temperatura y precipitación,
cuando eventos de ENSO sobre territorio mexicano pero la escasez de datos sobre territorio
veracruzano no permite trazar conclusión alguna.
Oscilación Multidecenal del Atlántico (AMO)
Este fenómeno se caracteriza por una oscilación de la temperatura de la superficie del
Océano Atlántico a escala de décadas que influye en el clima de la región, afectando tanto a
Europa como África y América del Norte. Esta oscilación se define a partir de las
temperaturas superficiales del Atlántico norte después de haber eliminado cualquier
tendencia lineal (e. g. Kerr, 2000; Enfield et al., 2001). Cambios en la frecuencia de
huracanes y anomalías en la lluvia en varias partes del globo, incluyendo sequías en
América del Norte, se han asociado a esta oscilación (e. g. Knight et al., 2006; Zhang y
Delworth, 2006).
En el análisis realizado por Vázquez Aguirre (2007) se sugiere, subjetivamente, que la
AMO tiene un efecto sobre la lluvia del verano en el país. En particular, la fase positiva de
13. 13
la AMO se relacionaría con anomalías positivas de la lluvia sobre el territorio veracruzano,
tanto a escala mensual como estacional, siendo el mayor impacto sobre la parte central del
estado. Dada la relación que tiene la AMO con la frecuencia de huracanes sobre el Caribe,
sería benéfico analizar esta relación y su impacto sobre el territorio veracruzano.
Cambio climático antropogénico
Existe el consenso científico de que el calentamiento global es consecuencia de la acción
del hombre, por su continua emisión de gases de efecto invernadero hacia la atmósfera
(Solomon et al., 2007). Ante esta circunstancia, el clima durante el presente siglo a escala
global se verá alterado, y con él los distintos ecosistemas. Indudablemente, las respuestas
de los ecosistemas y de las comunidades dependientes de ellos serán de vital importancia
para su supervivencia ante el eventual cambio climático, que a pesar de ser global en su
alcance, tendrá características regionales.
La respuesta de una sociedad ante esos cambios comienza con estudios de impacto ante los
posibles escenarios que pueden darse por el cambio climático. De especial interés para
Veracruz son las modificaciones del ciclo hidrológico, su impacto en la agricultura, en la
ganadería, así como en sus recursos forestales y en el control de inundaciones y
propagación de enfermedades; igualmente importante es el impacto del ascenso del nivel
del mar a lo largo de las zonas costeras, que conllevan pérdidas de zonas habitables y
hábitat naturales, así como la intrusión de agua salina por los sistemas rivereños y la
contaminación de los mantos acuíferos.
En la década de 1990, y bajo los auspicios del Departamento de Estado de Estados Unidos,
se inició en México lo que se conoce como Estudio de País, para hacer estudios de impacto
ante el cambio climático (e. g. Gay et al., 1994 y 1995). De esos estudios destacan el de
Ortíz-Pérez (1994) y el de Garduño (1995), quienes señalan los daños que sufrirían los
recursos naturales y de infraestructura de las costas veracruzanas por un posible aumento
del nivel del mar. Similarmente Conde Álvarez y Palma Grayeb (2007) analizan, con
proyecciones más recientes emanadas del Tercer Informe de Evaluación (Houghton et al.,
14. 14
2001), el impacto del ascenso del nivel del mar sobre tierras veracruzanas y concluyen que
existe una situación de vulnerabilidad en el territorio tanto para la infraestructura de las
comunidades como para la agricultura regional.
Cambios regionales tanto en la temperatura como en el ciclo hidrológico, consecuencia de
un cambio climático inducido por el hombre, impactarían negativamente tanto en la
agricultura como en la propagación de enfermedades infecciosas. Estudios hechos por
Conde Álvarez (2003), Palma Grayeb (2005), Conde Álvarez y Palma Grayeb (2007) y
Gay et al. (2006) concuerdan que los cultivos de maíz, caña y café en general se verían
afectados negativamente, tanto por un incremento en la temperatura, como por una
disminución en la precipitación de la región. Asimismo, cambios en la temperatura y lluvia
en el estado podrían influir en la incidencia de brotes epidémicos de enfermedades
infecciosas, como lo sugiere Ramírez Salvador (2006) en su análisis de brotes infecciosos y
su relación con las condiciones atmosféricas para la ciudad de Coatzacoalcos.
Consideraciones finales
La presente recopilación de trabajos publicados sobre los temas de variabilidad climática,
teleconexiones y cambio climático, que incluyen de alguna manera en sus resultados y/o
discusiones al estado de Veracruz, tiene por meta la de evaluar las líneas de investigación
más recurrentes y las más necesitadas de desarrollar para avanzar en el entendimiento del
sistema climático regional. Obviamente, el desarrollo de las líneas de investigación
dependerá siempre del interés de las autoridades y de la disponibilidad de recursos, pero
fundamentalmente del interés de los investigadores.
Es claro que el clima del territorio veracruzano es conocido razonablemente bien. Sin
embargo, los cambios regionales mes a mes a los modos de variabilidad natural del clima a
gran escala, y que cubren un amplio espectro de escalas temporales, necesitan ser
estudiados con más objetividad y detalle que lo que se ha hecho hasta ahora.
Aunque existen publicaciones en cada una de las tres líneas, habría que destacar los
siguientes puntos: 1) la falta de estudios donde el tema central sea la variabilidad en el
15. 15
territorio veracruzano, 2) la necesidad de usar los datos del Cuarto Informe de Evaluación
(Solomon et al., 2007) para poder contar con proyecciones de los modelos más recientes en
los estudios de impacto ante el cambio climático, y 3) incrementar las publicaciones en
revistas con arbitraje.
Variabilidad en Veracruz
Llama la atención que, excepto por los trabajos de impacto del cambio climático en
territorio veracruzano (Ortiz-Pérez 1994; Garduño 1995; Conde Álvarez 2003; Conde
Álvarez y Palma Grayeb 2007, y Gay et al., 2006), y los del análisis de la canícula y
sequías ante eventos de El Niño (Pereyra Díaz et al., 1994; Pereyra Díaz y Sánchez
Rodríguez, 1995; Miranda et al., 2007), no existen estudios de variabilidad climática cuyo
dominio de interés sea el territorio veracruzano; lo que se sabe sobre el tema en el estado de
Veracruz es por medio de trabajos a escala nacional, primordialmente.
¿Será que la región del Golfo de México, donde se encuentra Veracruz, o el mismo estado
de Veracruz, carecen de zonas de variabilidad en los elementos del sistema climático que
sean de importancia? Si así fuera, no se tendrían situaciones como las analizadas por Tejeda
Martínez y Welsh Rodríguez (2007). Por ejemplo, sólo basta analizar la variabilidad de la
lluvia en el territorio nacional durante los meses de verano para darse cuenta que el estado
de Veracruz presenta una de las zonas de mayor variabilidad interanual, no sólo en el país
sino en América del Norte. ¿Qué impone esa variabilidad a la lluvia? ¿A qué escala
temporal lo hace? ¿Qué papel juega el Golfo de México? Estas son preguntas básicas que
se deberían estar analizando dentro de la variabilidad climática en el territorio veracruzano.
Por otra parte, ahora que se tiene una visión general del impacto de El Niño/La Niña sobre
el clima de México en general, y de Veracruz en particular, para un año o una estación,
sería oportuno analizar su influencia mes por mes. Por ejemplo, basta con destacar las
aparentes contradicciones de los trabajos de Pereyra Díaz et al. (1994) y de Miranda et al.
(2007) con el Magaña et al. (2003) respecto a la lluvia veraniega bajo los efectos de El
Niño y La Niña para darse cuenta de dicha necesidad. Mientras que Pereyra et al. (1994)
sugieren lluvias por arriba de lo normal para casi todo el territorio veracruzano durante la
canícula (es decir, una canícula menos intensa) al usar datos mensuales, Magaña et al.,
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(2003) indican lluvias por debajo de lo normal en verano usando datos estacionales; en
ambos casos se analizan veranos durante El Niño. Similarmente, Miranda et al. (2007)
usando datos anuales parece contradecir los resultados de Magaña et al. (2003) de
condiciones normales o por debajo de lo normal durante veranos influenciados por La Niña
obtenidos a partir de datos estacionales. Estas aparentes contradicciones parten del hecho
de que la influencia media en una estación, o en año pueden ser el producto de adiciones
y/o cancelaciones en los distintos meses que lo conforman (e. g. Barlow et al., 2001). Saber
qué es lo que pasa mes por mes durante eventos de El Niño/La Niña sería más benéfico
para nuestras sociedades que sólo saber las condiciones medias de una estación o del año
entero.
Estudios de impacto con modelos recientes
Sería útil actualizar los estudios de impacto ante el cambio climático con resultados de los
modelos participantes en el último informe de evaluación del Panel Intergubernamental
sobre Cambio Climático (Solomon et al., 2007), y confirmar o modificar los resultados ya
reportados.
Llama la atención también que, entre la literatura revisada, no haya trabajos dedicados a
validar los modelos empleados ni a escala del país ni mucho menos a escala del territorio
veracruzano. Dichas evaluaciones bien podrían hacerse analizando el clima del siglo XX y
su variabilidad, simulados por los modelos del mencionado último reporte del IPCC
(Solomon et al., 2007).
Diseminar resultados en revistas con arbitraje
La gran mayoría de los estudios encontrados, que tratan aspectos del clima en el estado de
Veracruz y su variabilidad, provienen de ponencias en congresos, tesis y publicaciones sin
arbitraje. La investigación en los temas objeto de la presente revisión se beneficiaría
enormemente si análisis futuros fueran sometidos a la consideración de expertos de otras
partes. A la postre eso redituaría en una mayor visibilidad de dichos temas que beneficiaría,
primordialmente, a la comunidad científica, pero fundamentalmente a la sociedad, al irse
incrementando la investigación y la información en dichas áreas.
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El objetivo final de todo este ejercicio es el de estar lo mejor preparado ante la eventualidad
del cambio climático, y para lograrlo se necesita una mayor investigación que genere un
mejor entendimiento, tanto de la variabilidad climática regional del clima presente como de
las limitaciones y alcances de los modelos generadores de los escenarios de cambio
climático.
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