Breve historia de las enfermedades que aquejaron a la señora Blavatsky, pero que no le impidieron cumplir con su trabajo y compromiso de sus maestros de difundir LA DOCTRINA SECRETA y el conocimiento de la Teosofía para la humanidad.
2. HELENA BLAVATSKY
BOSQUEJO DEL CARÁCTER DE LA SRA. H.P.B
“Desde su juventud, a juzgar por sus retratos antiguos, era
una persona propensa a engordar en edad se puso muy
gruesa; esto parece haber sido herencia de familia. En Ella
esa tendencia se agravó
Mas por su vida sedentaria, pues no hacía nada de
ejercicio y comía mucho mientras no estuviera
verdaderamente enferma, En ese tiempo comía muchas
grasas y mojaba los huevos fritos en su comida con una
cantidad de manteca derretida. No poblaba jamás vinos ni
licores, sus únicas bebidas eran el te y café, sobre todo el
café, Su apetito era caprichoso en extremo; cuando la
conocí no se podía sujetar a comer a horas fijas; era el
terror de sus cocineras y la desesperación de su colega .
* Del Libro; “Historia de la Sociedad Teosófica”: H.S. Olcott.
3. HELENA BLAVATSKY
“ Los hombres y las mujeres más espirituales, suponiendo
que sean más valientes, son también los que viven las más
dolorosas tragedias; pero honran la vida precisamente
porque ésta se enfrenta a ellos con la mayor de las
hostilidades”
NIETZSCHE
La Sra. Blavatsky nació en la noche del 30 al 31 de julio de
1831 en Ekaterinoslav, población del sur de Rusia. De
complexión débil, sin que pareciese venir muy contenta a
este mundo, por lo que fue preciso apresurar el bautizo por
temor de que la criatura muriese con la “pesadumbre del
pecado original sobre su alma”
4. HELENA BLAVATSKY
“La autora ( la escritora más bien) siente la necesidad de
excusarse de lo mucho que ha tardado en aparecer esta obra.
La causa ha sido el más estado de su salud y la magnitud de la
empresa”.
PREFACIO DE LAPRIMERA EDICIÓN DE LA DOCTRINA SECRETA
Note cuando fui a verla en Londres, que no había variado en
nada su sistema, su apetito se había vuelto más caprichoso
que nunca, a medida que su mal hacía progresos.
Mientras tanto, sus amigos trataban de tentarla con toda clase
de delicadezas. !Pobre mujer!, no era culpa suya, aunque su
mala salud tuviese por causa principal su continuo desprecio
de las leyes de la digestión.
5. HELENA BLAVATSKY
No fue nunca una asceta, ni tampoco
vegetariana mientras yo viví a su
lado; la carne parecía serle
indispensable, como lo es para
muchos de la Sociedad Teosófica.
No creo que haya motivo de censura
ni de alabanza por cuestiones de
régimen alimenticio; lo que mancha
al hombre no es lo que entra por su
boca, sino lo que existe en el fondo
de su corazón”
Todo el mundo sabe que H.P.B. era
una fundadora inveterada.
Cada día fumaba una considerable
cantidad de cigarrillos que hacía con
maravillosa habilidad.
6. HELENA BLAVATSKY
Hasta podía hacerlos con la
mano izquierda mientras
escribía con la derecha. Mientras
escribía “Isis sin Velo” en Nueva
York, estuvo seis meses sin salir
de casa. Desde la mañana
temprano hasta altas horas de la
noche trabajando en su
escritorio; no era raro que se
pasase trabajando diez y siete
horas de las veinticuatro. Como
comía mucho la grasa se
acumulaba en masas en su
cuerpo, su papada se hacía
doble y triple, y una grasa
acuosa se formaba en sus
piernas y caía en rollos sobre
sus tobillos.
7. HELENA BLAVATSKY
Cuando termino “Isis sin Velo”
y nuestro viaje al Indostán
comenzó a parecer cierto,
pesaba 215 libras, entonces
declaró que iba a reducir a un
peso conveniente para viajar, lo
fijó en 156 libras,
Lo cual lo logró, Conservó ese
peso hasta mucho tiempo
después de nuestra llegada a la
India, pero después volvió la
obesidad, persistió y se agravó
con hidropesía hasta que
murió.
8. HELENA BLAVATSKY
La sosegada vida que llevábamos
en Rugodevo se conturbó por una
terrible enfermedad que contrajo la
Sra. Blavatsky. Años antes,
mientras viajaba sobre las estepas
de Asia, sufrió una grabe herida sin
que nunca supiéramos la causa.
Baste decir que de cuando en
cuando se le reabría la herida, y
entonces eran tan angustiosos sus
padecimientos que le daban
convulsiones y la ponían en trance
de muerte.
Libro: “Incidentes en la vida de la Sra.
Blavatsky”; Sinnet
9. HELENA BLAVATSKY
El accidente le duraba por lo
general tres a cuatro días, al
cabo de las cuales se volvía a
cerrar la herida tan rápidamente
como se había abierto, cual si
una mano invisible la cerrase sin
d e ja r r a s t r o d e l a c c i d e n t e .
El Medico en el momento de
examinar la herida de la enferma,
postrada sin sentido en el lecho,
notó que se interponía entre su
mano y la herida otra mano,
grande y sombría en actitud de
ungirla. La herida estaba cerca
del corazón y la misteriosa mano
se movía lentamente a varios
intervalos desde el cuello hasta
la cintura de la enferma.
10. HELENA BLAVATSKY
El Medico sintió temor, pues se oyó
en el aposento un tan horrible
estrépito, una caótica baraúnda de
ruidos y golpetazos en el techo,
suelo, ventanas y muebles, que el
asustado que el asustado Doctor
pidió que no le dejaran solo en el
aposento con la desvanecida
enferma.
En “Incidentes en la vida de la
señora Blavatsky”
Libro editado por el Sr. P. A Sinnet,
se lee: En otoño de 1882 la Sra.
Blavatsky paso la mayor parte del
tiempo en Bombay, cayó
gravemente enferma; en una
esquela que de ella recibí, se
despedía de mi Esposa y de mi,
suponiendo que muy luego iba a
morir:
11. HELENA BLAVATSKY
“Mis querido amigos Sra. Y Sr. Sinnet. Temo que pronto nos
despediremos. Esta vez la he cogido buena. Nefritis aguda, la
sangre volviéndoseme agua, llagas en donde menos podía
figurarme, la sangre o lo que sea estancada en bolsas
parecidas a las del canguro y otras menudencias y etc.
Me sobrevino el mal en primer lugar por la cálida humedad de
Bombay, y en segundo lugar por molestias y enfados. Me he
puesto tan estúpidamente nerviosa, que hasta los inesperados
pasos de los desnudos pies de Babula me estremecen con
violentísimas palpitaciones del corazón.
12. HELENA BLAVATSKY
Duley dice; y se lo obligue a
decírmelo, que puedo durar aún uno
o dos años, aunque también sólo
unos cuantos días, porque me puedo
morir en cualquier momento a
consecuencia de una emoción, !Oh!
Señores de lo creado; de tales
emociones tengo veinte cada día.
¿Cómo podré durar tanto?.
Apenas puedo escribir y en verdad
estoy muy débil.
Ayer me llevaron a Fort para que
viese al Médico. Me levanté con las
dos orejas hinchadas en tamaño tres
veces del natural.
Adiós a todos, y si me muero antes
de veros, no me creáis “impostora”,
porque juro que os dije la verdad,
aunque mucho de ella os oculté.
13. HELENA BLAVATSKY
Libro: Cartas de los Mahatmas M. y K. H. a
A.P. Sinnet; A.T Parker.
31, P.D. Nuestra desventurada “ Vieja Dama” está enferma. El
hígado, los riñones, la cabesa, el cerebro, las piernas, todos sus
órganos y miembros se resisten y se burlan de sus esfuerzos por
ignorarlos. Uno de nosotros tendrá que “arreglarla”, como dice
nuestro digno señor Olcott, o Ella lo pasará mal” K.H.
138: “A pesar de los Doctores ( que diagnosticaron para mí cuatro
días de agonía y la imposibilidad de recuperación), de repente me
siento mejor gracias a la intervención protectora del Maestro.
Arrastro conmigo dos dolencias incurables: el corazón y los
riñones me pueden llevar en pocos días.
No veré el amanecer de otro año. Y todo esto es debido a los
cinco años de angustia constante, de preocupaciones y de
emoción reprimida”.
14. HELENA BLAVATSKY
Una mujer vieja y moribunda, confinada en su habitación, a quien se
le ha prohibido subir escaleras para que su corazón no estalle; que
nunca lee un periódico por miedo a encontrar en ellos los insultos
personales más viles; que de Rusia recibe sólo cartas de sus
parientes, esa mujer !es una espía, una persona peligrosa!, !Oh,
Ingleses de la India ¿Dónde está vuestro valor?
“Esa es mi vida durante mi convalecencia en la que según el Doctor,
cada emoción puede ser fatal. Tanto mejor”.
Probablemente ésta será la última carta que le envíe, querido Sr.
Sinnett. Me llevó casi una semana escribirla, tan débil me siento; y
por eso no creo que tenga otra oportunidad”.
“Adiós queridos Sr. Y Sra. Sinnett, tanto si me muero dentro de pocos
meses como si permanezco dos o tres años en soledad, es como si
ya estuviera muerta. Estoy cansada, cansada, cansada y tan
asqueada por los engaños, que la misma muerte, con sus primeras
horas de pavor, es preferible a esto”.
15. ISIS SIN VELO
Por: H. P. BLAVATSKY
Esta, obra es, por lo tanto, un alegato en pro de la filosofía
hermética y la antigua y universal Religión de la sabiduría son la
única clave posible de lo Absoluto en ciencia y teología. En
prueba de que no se nos oculta la dificultad de nuestra empresa,
decimos desde luego que no será extraño que los sectarios
arremetan contra nosotros.
Los cristianos verán que ponemos en tela de juicio la pureza de
su fe. Los científicos advertirán que medimos sus presunciones
con el mismo rasero que las de la Iglesia romana, y que en ciertos
asuntos, preferimos a los sabios y filósofos del mundo entero.
Los sabios postizos nos atacarán furiosamente desde luego. Los
clericales y librepensadores verán que no admitimos sus
conclusiones, sino que queremos el completo reconocimiento de
la Verdad.
También tendremos enfrente a los literatos y autoridades que
ocultan sus creencias íntimas por respeto a vulgares
preocupaciónes .
16. HELENA BLAVATSKY
Los mercenarios y parásitos de la prensa, que
prostituyen su poderosa eficacia y deshonran tan
noble profesión, se burlarán fácilmente de cosas
demasiado sorprendentes para su inteligencia,
pues dán más valor a un párrafo que a la
sinceridad. Algunos criticarán honradamente; los
más son hipocresía; pero nosotros dirigimos la
vista al porvenir.
La lucha entre partido de la conciencia pública y el
de la reacción ha desarrollado una saludable
tónica de pensamiento, que en último resultado
determinará el triunfo de la verdad sobre el error.
Lo repetimos, de nuevo, Trabajamos para la
alborearte porvenir.
Y al considerar la acerba oposición que ha de
darnos un rostro, creemos que el mejor mote para
nuestro escudo, al entrar en el palenque, es la
frase del gladiador romano: !Ave Cesar! Morituri te
salutant.
Nueva York Septiembre 1877.