1. BALMIS Y EL SUEÑO DE LA MEDICINA
DE LA ILUSTRACIÓN
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna
JUAN CARLOS HERRERA
ANATOMÍA DE LA HISTORIA
2. Publicado bajo una licencia Creative Commons por:
Juan Carlos Herrera, 2011.
Anatomía de la Historia, 2011.
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Edición a cargo de:
José Luis Ibáñez Salas
Diseño:
Anatomía de Red
Ilustración de cubierta, BNE.
CC €
BY NC
3. Balmis y el sueño de la medicina de la Ilustración.
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna
Por Juan Carlos Herrera
La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna la difusión de la vacuna a los países de ultramar
más parece una gesta sacada del tiempo en el que y qué médicos serían los más adecuados para tal
vivían los héroes épicos, que de la época de la que intento. A partir de marzo del año 1803, se empieza
proviene: el Siglo de las Luces y de la Ilustración; a plantear la posibilidad de transportar la vacuna de
siglo que fue testigo, en palabras del historiador la viruela descubierta por el inglés Edward Jenner
francés Jean Sarrailh, del “esfuerzo gigantesco de un a los territorios hispanoamericanos. Se presentaron
puñado de hombres ilustrados y resueltos que, con varios proyectos para la empresa, el primero a cargo
todas las fuerzas de su espíritu y todo el impulso de del médico de Cámara José de Flores, el segundo
su corazón, quisieron dar prosperidad y dicha, cul- fue planteado por el gobernador del Consejo de
tura y dignidad a su patria”. Sin duda, entre estos Indias, el marqués de Bajamar, y, por último, el 18
ilustrados descuella la figura del médico alicantino de junio de 1803, el del doctor Francisco Javier de
Francisco Javier de Balmis y Berenguer, cirujano de Balmis, que dirigió un oficio al ministro de Gracia
Carlos IV y de su hijo Fernando VII. En él se encar- y Justicia José Antonio Caballero en el que le
nan los ideales de la Ilustración: el deseo de romper presentó un derrotero para llevar el fluido vacunal
con el oscurantismo de épocas anteriores, la apertura y un reglamento que dirigía la convivencia entre
a los nuevos conocimientos científicos y el deseo de los miembros de la expedición y las obligaciones de
dignificar al ser humano. cada uno de los comisionados.
Todo empezó el 19 de junio de 1802, cuando El proyecto de Balmis fue remitido a la Junta de
el Ayuntamiento de Santa Fe de Bogotá solicitó Cirujanos de Cámara y, con fecha de 28 de junio
la intercesión del rey de España Carlos IV para de 1803, Carlos IV procede a los nombramientos y
erradicar la epidemia de viruelas que amenazaba da el visto bueno para la organización de la mayor
la ciudad, ya que temían sufrir de nuevo en dicha hazaña médica de la Ilustración: la Real Expedición
población los estragos causados por una parecida Filantrópica de la Vacuna. Peor para llevar a cabo
dieciocho años atrás. La viruela, desde tiempos dicha misión, era necesario solventar un problema:
inmemoriales, ha sido un azote apocalíptico para cómo llevar la vacuna a tan largas distancias y
todos los pueblos. El obispo de Yucatán, Diego de durante tanto tiempo, sin que perdiese su propiedad
Landa, describe una epidemia variólica datada ya curativa. Balmis ya conocía la solución de antemano
en el año 1518 en su obra Relación de las cosas de porque ya la había practicado previamente en el
Yucatán. A partir de aquí, la viruela se va a extender Hospital General de Madrid y porque la había
por todo el territorio del Nuevo Mundo, siendo descrito en su traducción del Tratado histórico y
la principal causa de mortandad de la población práctico de la vacuna, del médico francés Jacques
nativa. Así pues, tras la petición de ayuda por Louis Moreau de la Sarthe. Debía llevar el fluido
parte del Cabildo o Ayuntamiento de Santa Fe, el vacunal mediante la denominada “vacunación brazo
rey Carlos IV pidió su parecer a los miembros del a brazo”, de tal manera que la inoculación se hiciera
Consejo de Indias preguntándoles si creían viable extrayendo el fluido del grano de un vacunado en
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4. una lanceta y posteriormente introduciéndolo en el ellos mientras dormían podrían transmitir el virus
brazo del futuro vacunado. El segundo problema se de manera accidental, los miembros de la expedición
planteaba al determinar quiénes serían las personas mantenían una vigilancia de los niños, a modo de
que pudieran transportar la vacuna; para ello se imaginaria, de día y de noche. Lo cual va dando ya
eligió a veintidós niños de la Casa de Expósitos de La una idea de las penalidades y dificultades a las que
Coruña, que se convertirían en los llamados “niños van a estar sometidos todos los componentes de la
vacuníferos”, verdaderos héroes de la expedición, expedición. En las Islas Canarias empieza la primera
bajo el mando de una mujer excepcional, la rectora vacunación en masa, hasta que en la tarde del 6 de
de dicho orfanato, Isabel Sendales (Sendala o enero de 1804 la expedición partió hacia las Antillas.
Cendala, ya que no hay certidumbre acerca de su
nombre exacto) y Gómez. La María Pita llegó a Puerto Rico el 9 de
febrero de 1804, catorce días más tarde de lo que
La Expedición Filantrópica de la Vacuna la había planificado Balmis en su derrotero, algo que
formaban: el director (Francisco Javier de Balmis y demuestra con toda seguridad que el viaje tuvo en
Berenguer), el subdirector (José Salvany y Lleopart), su navegación más de un problema. Pero no sería
dos ayudantes (Manuel Julián Grajales y Antonio la única decepción que tendría Balmis al arribar a
Gutiérrez Robredo), dos practicantes (Francisco Puerto Rico, ya que allí se enteró de que la vacuna
Pastor y Balmis, sobrino del director, hijo de su había llegado antes que él, de la mano del doctor
hermana Micaela Balmis y de su cuñado Salvador Francisco Oller Ferrer, que, tras enterarse de la
Pastor; y Rafael Lozano Pérez), cuatro enfermeros existencia de la vacuna en la isla danesa de Santo
(Basilio Bolaños, Pedro Ortega, Ángel Crespo y Tomás, isla virgen situada en el mar Caribe, había
Antonio Pastor) y la rectora de la Casa de Expósitos conseguido, ayudado por el doctor Tomás Prieto,
de La Coruña, junto con los mencionados veintidós pasar la linfa o suero vacunal, mediante una niña
niños vacuníferos. Tras solventar multitud de esclava de dos años. Balmis se siente frustrado ya que
problemas relacionados con el contrato del barco todas sus ilusiones, después de organizar un viaje tan
en el que tenían que zarpar, con el hospedaje de heroico como el realizado, se habían diluido, al traer
los niños en La Coruña, con los permisos para la a Puerto Rico algo que ya no era necesario.
travesía, la expedición parte el 30 de noviembre de
1803 del puerto coruñés en la fragata María Pita, Así, pues, el 12 de marzo de 1804 la expedición
bajo las órdenes del capitán Pedro del Barco. La partió para La Guaira, en Venezuela. El viaje volvió
primera escala la hacen en Santa Cruz de Tenerife. a ser una pesadilla para la expedición, puesto
que había partido de Puerto Rico con sólo cuatro
Debido al número tan grande de componentes niños que podían ser inoculados con la vacuna,
de la tripulación de la María Pita, las condiciones ya que al quedar el resto inmunizados no servían
a bordo hacían que estuvieran hacinados en sus para transportarla. Además, tras cuatro días de
compartimentos. Lo más importante durante toda navegación, el navío no logra orientar su rumbo
la travesía era que la cadena de vacunaciones no se hacia La Guaira. La amenaza de quedarse sin
rompiera. Dos niños eran vacunados cada nueve vacunación era un peligro inminente, porque sólo
o diez días; así, si uno rompiese, inutilizándola, había un niño con vacuna y nada más que tenía un
su ampolla de vacunación, el otro serviría para la día para poder utilizar este fluido vacunal, todo por
siguiente vacunación. Balmis calculó que veintidós no poder inocular a los otros niños que le quedaban
niños eran suficientes para sostener la cadena y por su débil constitución, debido a los mareos y a
así conseguir que el fluido llegara activo y sano las incomodidades del viaje. Ante esta circunstancia,
al Nuevo Mundo. Pero para que esto ocurriera, que supondría el fracaso total de la expedición,
los niños necesitaban una atención constante, malogrando todos los esfuerzos realizados hasta
porque la picazón de las vejigas producidas por la ese momento, Balmis decide desembarcar en
inoculación haría que los niños estuvieran tentados cualquier lugar de la costa; así, la María Pita, por
de rascarse. Dado que los contactos fortuitos entre un error de rumbo llegó a echar anclas en la rada
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5. de la ciudad venezolana de Puerto Cabello, el 20 en La Habana y había enviado la linfa a algunas
de marzo. Esta era la primera vez que la expedición provincias del interior. Aún así, Balmis coopera con
llegaba al continente. Agraciadamente, tras todas el doctor Romay para la implantación de la vacuna
estas penalidades, la vacunación en Venezuela fue y su extensión por toda la isla. A mediados de junio,
todo un éxito. Asimismo, en dicha tierra Balmis Balmis y sus compañeros estaban preparados para
tomó dos decisiones capitales para el futuro de la continuar el viaje a México.
expedición. Por un lado, la instalación de la primera
Junta Central de Vacunación, que servirá de modelo Hacia el 17 de junio recibe la noticia de que el San
para las que inaugurará en sus viajes posteriores; Luis, el barco en que viajaban Salvany y el resto de
por otro lado, la que conllevó el fraccionamiento la expedición había naufragado en las bocas del río
definitivo de la expedición en dos subexpediciones, Magdalena. También se le comunicaba que ningún
para que así pudieran llegar a todos los puntos del miembro del cuerpo expedicionario había resultado
inmenso territorio colonial español. De esta manera, herido, y que la vacuna también estaba a salvo.
el subdirector Salvany, el ayudante Manuel Julián El 18 de junio, la corbeta María Pita partió hacia
Grajales, el practicante don Rafael Lozano Gómez México, en dirección a la península de Yucatán. Para
y el enfermero don Basilio Bolaños, junto con el transporte del fluido tuvo que comprar cuatro
cuatro niños, se embarcaron en La Guaira rumbo a esclavos jóvenes porque no llegaron a tiempo los
Cartagena, para internarse hasta Santa Fe, y desde muchachos que lo iban a acompañar.
allí hacia toda la América meridional; por otra parte,
con Balmis fueron el ayudante Antonio Gutiérrez La travesía desde La Habana al Yucatán fue otra
Robredo, el practicante Francisco Pastor, los odisea, ya que durante el trayecto enfermaron los
enfermeros Ángel Crespo, Pedro Ortega y Antonio expedicionarios. Aún así, los problemas no van a
Pastor y la rectora de la Casa de Expósitos, Isabel terminar ni mucho menos para Balmis al llegar
Sendales, con ocho niños. La subexpedición liderada a tierras mexicanas. En Sisal se entera de que ya
por Balmis iría al puerto de La Habana, para ha sido introducida la vacuna en Nueva España
continuar luego rumbo a Nueva España. Con todo, por el doctor Miguel José Monzón. Balmis y
las dos expediciones salen, después de algo más de sus colaboradores determinan que la vacuna es
dos meses en Venezuela, el día 8 de mayo de 1804. totalmente válida, es decir, que tiene capacidad
Esa será la última vez que se vean Balmis y Salvany. preventiva contra la viruela, y continúan su periplo
hacia Veracruz. Durante la travesía vuelven a caer
En un principio, Balmis planeó navegar desde enfermos de disentería, y el mismo Balmis cree
La Guaira hasta Santiago de Cuba, pero una que ha contraído la fiebre amarilla. A pesar de esto,
tempestad le obligó a ir a La Habana. El viaje había de la actitud del virrey José de Iturrigaray y del
sido espantoso; la salud de los niños se había visto gobernador de Veracruz, Conrado García Dávila,
afectada por los penosos avatares de la navegación. Balmis consigue que se perpetúe la vacuna, ya que
Para colmo de males, al llegar a La Habana el 27 se había perdido en Veracruz, aunque en primera
de mayo de 1804, la expedición se enteró de que la instancia no encuentra ningún voluntario para
vacuna había sido ya introducida en febrero de ese la inoculación. Una vez realizada su misión en
mismo año por una ciudadana portorriqueña, María Veracruz, continúan los expedicionarios hasta Jalapa
Bustamante, que desde la Aguadilla de Puerto Rico y después hasta la capital del virreinato, donde no
había llegado a La Habana tras haber inoculado a encontraron ninguna recepción oficial a su llegada
su propio hijo de diez años y a dos niñas mulatas, el 8 de agosto de 1804. Este desplante por parte
de seis y ocho años de edad. El doctor habanero del virrey y de los miembros de su gobierno se unió
Tomás Romay y Chacón con la linfa de los tres también a las condiciones infrahumanas de los
portadores comenzó la vacunación en la capital alojamientos en los que fueron acomodados.
cubana inoculando primeramente a sus cinco hijos
y después a otros treinta y cinco. Hacia el 26 de Mientras, otro revés le acaecía a Balmis en la
marzo había vacunado casi a cuatrocientas personas Ciudad de México. Algunos de los niños de la
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6. Casa de Expósitos a los que él había vacunado a pesar de que crearon una red de juntas de vacuna y
recientemente, habían muerto. Cuando se enteró de de que gracias a ellos la profesión médica mexicana fue
esta infausta noticia, el virrey organizó una comisión instruida en las más modernas técnicas de vacunación,
de investigación. Después de todas las pesquisas e el virrey Iturrigaray le recomendó a Balmis no regresar a
indagaciones realizadas por los médicos comisionados Nueva España, ya que si decidiese hacerlo, tendría que
para tal caso, ningún facultativo observó anomalía costearse por sí mismo todos los gastos que acarrease el
en la vacuna de Balmis, por lo cual la inoculación no viaje y la estancia; esto no era más que una venganza
podía ser la causa de las muertes. Ofendido por tener por parte del virrey debido a los enfrentamientos que
que defender su vacuna, Balmis argumentó que, con tuvo con el director de la Expedición y a las quejas
toda seguridad, las muertes de los niños se debían a presentadas por este último.
las insalubres condiciones en las que malvivían en el
hospicio de la Ciudad de México, ya que, debajo de La expedición arribó a la bahía de Manila el
los dormitorios del piso bajo, había una cloaca con 15 de abril de 1805. En el trayecto también hubo
aguas sucias, humedades constantes y toda clase de problemas con el capitán, Ángel Crespo, porque,
inmundicias. Argüía que las niñas, que vivían en el además de cobrar el doble del dinero del pasaje a los
piso superior, no habían sufrido ningún contratiempo expedicionarios, les asignó los peores acomodos, de
ni ningún efecto secundario con la vacunación. Los tal manera que no había habilitado camas para los
médicos de la comisión refrendaban las razones veintiséis niños, sino que los hacinó en el suelo en
argumentadas por Balmis. Al final, este contencioso una zona mugrienta de la santabárbara, es decir en
sólo sirvió para que el director de la expedición el pañol o compartimento donde se almacenaba la
realizase una feroz crítica a las pésimas e inhumanas pólvora. Esto suponía un peligro para la vacunación
condiciones en las que estaban los niños en los porque, por los vaivenes del barco, los niños podían
hospicios y asilos de pobres. inocularse por accidente debido a los contactos
casuales. Para ello los miembros de la expedición
Balmis continuó su vacunación por toda Nueva debían vigilarlos día y noche. Pero las vigilias no
España: Puebla, Celaya, Guanajuato, Valladolid, podían evitar estas vacunaciones accidentales. Si los
Guadalajara, Guadalupe, Fresnillo, Sombrerete, vientos favorables no hubieran acortado el viaje, los
Zacatecas, Querétaro. Tras un agotador viaje de restantes portadores habrían sido insuficientes para
cincuenta y tres días por las provincias norteñas, en llevar el fluido activo. Sin demora, un día después de
el que fueron recogiendo a los niños mexicanos que su llegada a Manila, Balmis inicia las vacunaciones,
más tarde llevarían la vacuna hasta Asia, regresaron de nuevo sin apoyo de las autoridades del lugar. Aun
a la Ciudad de México el 27 de diciembre de 1804. así, a principios de agosto de 1805, más de 9.000
Desde la llegada a dicha capital, empezaron los personas habían sido vacunadas en Manila, a pesar
preparativos de la siguiente etapa de su periplo: las Islas de que la fiebre contraída por Balmis en América
Filipinas. En ese momento, dio comienzo un nuevo no había cesado en las Filipinas y la disentería iba
enfrentamiento entre el director de la expedición y el minando su salud. Por ello, el 8 de julio Balmis
virrey, ya que este no veía prioritario el embarque de pidió al gobernador Aguilar que autorizara su
la expedición en el buque que partía hacia Manila. Si marcha a Macao o Cantón, desde donde retornaría a
bien, al enterarse Iturrigaray de que la vacuna no había España a la primera oportunidad. Con su misión en
sido aun introducida en las Islas Filipinas, accedió a Manila totalmente completada, ya no era necesaria
que embarcara la expedición en el buque Magallanes, su presencia allí. Antonio Gutiérrez, su ayudante,
en el que partieron la mañana del 8 de febrero de 1805 podía perfectamente asumir la dirección de la
desde Acapulco, donde habían vacunado a 377 niños expedición, hasta su vuelta a España. Balmis haría el
y el propio Balmis había instruido al médico Juan de viaje, si fuera necesario, con su propio dinero.
Molino para que siguiera propagando el fluido salvador.
Aunque los expedicionarios, en menos de siete meses, Por fin, el director de la Expedición parte en
vacunaron en las ciudades más importantes de Nueva solitario hacia Macao el 2 de septiembre con tres
España, así como en muchos pueblos del virreinato, portadores del fluido. Tras una plácida navegación,
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7. Balmis y los tres niños llegan el 10 de septiembre a tus lástimas oír, ¡ah!, que negado
Macao, pero un tifón les impide desembarcar. Cinco eternamente a la virtud me vea,
días permanecen en el barco que está a punto de y bárbaro y malvado,
naufragar. El día 16, Balmis toca tierra en una canoa, cual los que así te destrozaron, sea.
llevando en sus brazos a los niños, tras poder salvar
así sus vidas y la vacuna que transportan. En Macao, Con sangre están escritos
ayudado por el obispo y el juez oidor Miguel de en el eterno libro de la vida
Arriaga, se dedica a establecer la vacunación. Desde esos dolientes gritos
Macao se dirige a Cantón junto con un portador que tu labio afligido al cielo envía.
de la linfa para extender la vacuna. Sin embargo, Claman allí contra la patria mía,
Balmis no encuentra ningún apoyo en los factores y vedan estampar gloria y ventura
de la Compañía de Filipinas y pide ayuda a la en el campo fatal donde hay delitos.
Compañía Británica, gracias a la que pudo vacunar ¿No cesarán jamás? ¿No son bastantes
a 22 personas. tres siglos infelices
de amarga expiación? Ya en estos días
De vuelta a Macao el 30 de noviembre, inicia su no somos, no, los que a la faz del mundo
regreso a España en el barco portugués Bom Jesus, las alas de la audacia se vistieron
que tras una breve estancia en la isla inglesa de Santa y por el ponto Atlántico volaron;
Elena, donde Balmis también realizó vacunaciones aquéllos que al silencio en que yacías,
a parientes de los médicos del lugar, arribó a Lisboa sangrienta, encadenada, te arrancaron.
el 14 de agosto del año 1806. Después de una
breve estancia allí, Balmis alquiló un coche que lo «Los mismos ya no sois; pero ¿mi llanto
llevó a Madrid. Ya en la capital, Balmis es recibido por eso ha de cesar? Yo olvidaría
por el rey Carlos IV en audiencia el domingo día el rigor de mis duros vencedores:
7 de septiembre de 1806. El hecho tan memorable su atroz codicia, su inclemente saña
de esta gesta que llevó la vacuna de la viruela por crimen fueron del tiempo, y no de España.
todo el mundo quedó reflejado no sólo en la Gaceta Mas ¿cuándo ¡ay Dios! los dolorosos males
de Madrid del 14 de octubre del mismo año, sino podré olvidar que aun mísera me ahogan?
también en la composición poética que, dedicada Y entre ellos... ¡Ah!, venid a contemplarme,
a tan memorable expedición, compuso el poeta si el horror no os lo veda, emponzoñada
madrileño Manuel José Quintana, el poeta de la con la peste fatal que a desolarme
patria y el progreso, la Oda a la expedición española de sus funestas naves fue lanzada.
para propagar la vacuna en América bajo la dirección Como en árida mies hierro enemigo,
de don Francisco Balmis. como sierpe que infesta y que devora,
tal su ala abrasadora
¡Virgen del mundo, América inocente! desde aquel tiempo se ensañó conmigo.
Tú, que el preciado seno Miradla abravecerse, y cuál sepulta
al cielo ostentas de abundancia lleno, allá en la estancia oculta
y de apacible juventud la frente; de la muerte mis hijos, mis amores.
tú, que a fuer de más tierna y más hermosa Tened, ¡ay!, compasión de mi agonía,
entre las zonas de la madre tierra, los que os llamáis de América señores;
debiste ser del hado, ved que no basta a su furor insano
ya contra ti tan inclemente y fiero, una generación; ciento se traga;
delicia dulce y el amor primero, y yo, expirante, yerma, a tanta plaga
óyeme: si hubo vez en que mis ojos, demando auxilio, y le demando en vano».
los fastos de tu historia recorriendo,
no se hinchesen de lágrimas; si pudo Con tales quejas el Olimpo hería,
mi corazón sin compasión, sin ira cuando en los campos de Albión natura
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8. de la viruela hidrópica al estrago va allí, no la aneguéis, guardad el trueno,
el venturoso antídoto oponía. guardad el rayo y la fatal tormenta
La esposa dócil del celoso toro al tiempo en que, dejando
de este precioso don fue enriquecida, aquellas playas fértiles, remotas,
y en las copiosas fuentes le guardaba de vicios y oro y maldición preñadas,
donde su leche cándida a raudales vengan triunfando las soberbias flotas.
dispensa a tantos alimento y vida.
Jenner lo revelaba a los mortales; A Balmis respetad. ¡Oh heroico pecho,
las madres desde entonces que en tan bello afanar tu aliento empleas!
sus hijos a su seno Ve impávido a tu fin. La horrenda saña
sin susto de perderlos estrecharon, de un ponto siempre ronco y borrascoso,
y desde entonces la doncella hermosa del vértigo espantoso
no tembló que estragase este veneno la devorante boca,
su tez de nieve y su color de rosa. la negra faz de cavernosa roca
A tan inmenso don agradecida donde el viento quebranta los bajeles,
la Europa toda en ecos de alabanza de los rudos peligros que te aguardan
con el nombre de Jenner se recrea; los más grandes no son ni más crueles.
y ya en su exaltación eleva altares Espéralos del hombre: el hombre impío,
donde, a par de sus genios tutelares, encallado en error, ciego, envidioso,
siglos y siglos adorar le vea. será quien sople el huracán violento
que combata bramando el noble intento.
De tanta gloria a la radiante lumbre, Mas sigue, insiste en él firme y seguro;
en noble emulación llenando el pecho, y cuando llegue de la lucha el día,
alzó la frente un español: «No sea», ten fijo en la memoria
clamó, «que su magnánima costumbre que nadie sin tesón y ardua porfía
en tan grande ocasión mi patria olvide. pudo arrancar las palmas de la gloria.
El don de la invención es de Fortuna,
gócele allá un inglés; España ostente Llegas en fin. La América saluda
su corazón espléndido y sublime, a su gran bienhechor, y al punto siente
y dé a su majestad mayor decoro, purificar sus venas
llevando este tesoro el destinado bálsamo: tú entonces
donde con más violencia el mal oprime. de ardor más generoso el pecho llenas;
Yo volaré; que un Numen me lo manda, y obedeciendo al Numen que te guía,
yo volaré: del férvido Oceano mandas volver la resonante prora
arrostraré la furia embravecida, a los reinos del Ganges y a la Aurora.
y en medio de la América infestada El mar del Mediodía
sabré plantar el árbol de la vida». te vio asombrado sus inmensos senos
incansable surcar; Luzón te admira,
Dijo; y apenas de su labio ardiente siempre sembrando el bien en tu camino,
estos ecos benéficos salieron, y al acercarte al industrioso chino,
cuando, tendiendo al aire el blando lino, es fama que en su tumba respetada
ya en el puerto la nave se agitaba por verte alzó la venerable frente
por dar principio a tan feliz camino. Confucio, y que exclamaba en su sorpresa:
Lánzase el argonauta a su destino. «¡Digna de mi virtud era esta empresa».
Ondas del mar, en plácida bonanza
llevad ese depósito sagrado ¡Digna, hombre grande, era de ti! ¡Bien digna
por vuestro campo líquido y sereno; de aquella luz altísima y divina,
de mil generaciones la esperanza que en días más felices
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9. la razón, la virtud aquí encendieron! y al acercarte al industrioso Chino
Luz que se extingue ya: Balmis, no tornes; es fama que en su tumba respetada
no crece ya en Europa por verte alzó la venerable frente
el sagrado laurel con que te adornes. Confucio, y que exclamaba en su sorpresa:
Quédate allá, donde sagrado asilo ”¡Digna de mi virtud era esta empresa!”
tendrán la paz, la independencia hermosa;
quédate allá, donde por fin recibas
el premio augusto de tu acción gloriosa. ¡Digna, hombre grande, era de ti! ¡Bien digna
Un pueblo, por ti inmenso, en dulces himnos, de aquella luz altísima y divina,
con fervoroso celo que en días más felices
levantará tu nombre al alto cielo; la razón, la virtud aquí encendieron!
y aunque en los sordos senos Luz que se extingue ya: Balmis, no tornes;
tú ya durmiendo de la tumba fría no crece ya en Europa
no los oirás, escúchalos al menos el sagrado laurel con que te adornes.
en los acentos de la musa mía. Quédate allá, donde sagrado asilo
tendrán la paz, la independencia hermosa;
A BALMIS respetad. ¡Oh heroico pecho, quédate allá, donde por fin recibas
que en tan bello afanar tu aliento empleas! el premio augusto de tu acción gloriosa.
Ve impávido a tu fin. La horrenda saña Un pueblo, por ti inmenso, en dulces himnos,
de un ponto siempre ronco y borrascoso, con fervoroso celo
del vértigo espantoso levantará tu nombre al alto cielo;
la devorante boca, y aunque en los sordos senos
la negra faz de cavernosa roca tú ya durmiendo de la tumba fría
donde el viento quebranta los bajeles, no los oirás, escúchalos al menos
de los rudos peligros que te aguardan en los acentos de la musa mía.
los más grandes no son ni más crüeles.
Espéralos del hombre: el hombre impío, Aunque, en puridad, todos los componentes
encallado en error, ciego, envidioso, de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna
será quien sople el huracán violento por América y Asia fueron verdaderos héroes
que combata bramando el noble intento. abnegados –desde el director hasta el último de
Mas sigue, insiste en él firme y seguro; los niños vacuníferos–, no podemos pasar por alto
y cuando llegue de la lucha el día, a uno de ellos, personaje capital, cuya función
ten fijo en la memoria dentro de la empresa fue fundamental para el
que nadie sin tesón y ardua porfía desarrollo y buen fin de la misma; nos referimos
pudo arrancar las palmas de la gloria. al subdirector de la Expedición, el médico catalán
José Salvany y Lleopart, ya que junto a Manuel
Llegas, en fin. La América saluda Grajales, como ayudante, el practicante Rafael
a su gran bienhechor, y al punto siente Lozano y el enfermero Basilio Bolaños, dirigiera
purificar sus venas la subexpedición destinada a internarse por todo
el destinado bálsamo; tú entonces el virreinato de Santa Fe o virreinato de Nueva
de ardor más generosos el pecho llenas, Granada, que comprendía territorios de las actuales
y, obedeciendo al numen que te guía, repúblicas hispanoamericanas de Colombia,
mandas volver la resonante prora Ecuador, Panamá y Venezuela, por el virreinato del
a los reinos de Ganges y a la Aurora. Perú y finalmente por el virreinato de Buenos Aires
El mar del Mediodía o del Río de la Plata.
te vio asombrado sus inmensos senos
incansable surcar; Luzón te admira El viaje por esta parte del continente americano
siempre sembrando el bien en tu camino se convirtió en un verdadero calvario para los
Balmis y el sueño de la medicina de la ilustración 9 www.anatomiadelahistoria.com
10. expedicionarios, ya desde el principio, pues, como ya parten el 9 de enero de 1806, en dirección a Trujillo.
hemos referido, al embarcarse en La Guaira, a bordo Según relata el mismo Salvany, al llegar al pueblo
del bergantín San Luis, sufren un naufragio la noche de Chocope, los indios “viendo la sencillez de la
del 13 de mayo de 1804, al varar junto a las bocas operación dudaron de ella y no faltaron algunos
del río Magdalena, cerca del pueblo de Barranquilla. diciendo que les había engañado y que yo era el
Logran salvar sus vidas y las de los cuatro niños anticristo, en cuyo lance a no haberme tenido el cura
vacuníferos que van con ellos; sin embargo, se escondido toda la tarde en un corral, no sé lo que
pierden durante tres días “sufriendo en aquellas me hubiera sucedido, aunque discurro por los gritos
playas los rigores del ingrato clima y el cruel martirio de todos ellos y llantos de las madres y criaturitas
de los insectos”. Al llegar a Cartagena de Indias, los que lo habría pasado algo mal. Salí a media noche
miembros de la Expedición caen enfermos, lo que y al inmediato día 17 del referido enero, llegué a
supone el primer problema grave de salud de Salvany Trujillo”.
a lo largo de la travesía; aun así, él mismo mandará
vacunar a los pueblos vecinos (como Portobelo, De Trujillo sale Salvany hacia Lambayeque
Riohacha) y establecerá una Junta de Vacunación. y Cajamarca. El 23 de mayo de 1806, llega la
Sale un mes después de su llegada de Cartagena, Expedición a Lima. En esta ciudad se encontrarán
el 24 de julio, rumbo a la villa colombiana de con la indiferencia del Cabildo, ya que la vacuna los
Santa Cruz de Mompós. Salvany, a pesar de haber había precedido y el Ayuntamiento de Lima les dijo
enfermado de ambos oídos, sigue con su ayudante claramente que ya no la necesitaban. Sin embargo,
Bolaños el curso del río Magdalena hasta Nares, el hallarán el reconocimiento de la Universidad de San
28 de septiembre de 1804. Allí han de parar por las Marcos de Lima por su esfuerzo y valía. En efecto,
violentas lluvias y huracanes, hasta el 10 de octubre, Salvany consigue el grado de licenciado en Medicina
día en que parte de Nares hacia villa Honda, en en dicha Universidad el 8 de noviembre de 1806, y
Venezuela, último punto de su navegación por el río 24 días después el de doctor.
Magdalena. El mismo día de la salida de Honda, el
10 de noviembre de 1804, llega a Guaduas, donde El 28 de enero de 1807 sale la Expedición de
sufre una ceguera, que terminará produciéndole la Lima para llegar tres días más tarde a Chilca, donde
pérdida del ojo izquierdo; su salud se deteriora tanto Salvany sufre un “fuerte garrotillo” o difteria en la
que el virrey de Nueva Granada, Antonio Amar y garganta, que le mina aún más su precaria salud.
Borbón, mandó un facultativo y niños “para que Después pasa a Santiago de Almagro y el día 28 de
se hiciera cargo, para la conservación del fluido, abril a Ica, lugar en el que ha de demorarse a causa
si llegaba a morir Salvany”. El 18 de diciembre de de un fuerte cólico y rigurosas tercianas hasta el 28
1804 entra la Expedición en Santa Fe de Bogotá. El de julio. En esta ciudad le es difícil vacunar a los
8 de marzo de 1805 sale de allí hacia Trujillo, Llano niños, por el rumor que pasa de boca en boca entre
Grande y Chocó, hasta Popayán. En esta ciudad, los indios, según el cual la expedición de Salvany se
Salvany vuelve a recaer “con la misma enfermedad llevaba a todos los niños para poblar una isla, en un
de ojos y efusión de sangre por la boca que había viaje tan largo que cuando llegaban a su lugar de
padecido en Santa Fe”. Aun así, la Expedición destino son ya hombres.
continúa hasta Quito, donde fue recibida por el
Cabildo, los tribunales, representantes de la Iglesia y El 30 de julio de 1807 llega a la Villa de Nazca, de
el pueblo, dándoles grandes muestras de afecto. donde parte el 7 de agosto en dirección a Acarí, para
llegar el 15 de septiembre a Arequipa. En esta ciudad
El 13 de septiembre sale la Expedición de se agrava su enfermedad. Ante la falta de salud que
Quito en dirección a Cuenca, después a Loja, en viene sufriendo Salvany y con la intuición de que le
Ecuador. La víspera de Nochebuena del año 1805 va a ser imposible regresar a la Península, solicita al
llega al primer punto del Perú, Piura, donde vuelve ministro de Gracia y Justicia, José Caballero, algún
a convalecer Salvany, por la diferencia de clima de cargo público para poder vivir en América, en
los Andes con el excesivo calor de Piura. De aquí concreto en la ciudad de La Paz. Sin embargo, al no
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11. concedérsele ningúno, continúa con su cometido. organización y de mando; ciertamente, no supo ser
Así, deja esa ciudad y se dirige a La Plata, luego a diplomático en algunas situaciones de la Expedición,
Oruro, después a Potosí, hasta llegar en el verano, en las que su testarudez e incluso intolerancia
antes del 17 de julio de 1810, a la ciudad boliviana llegaron a poner en peligro el futuro de su misión.
de Cochabamba. Aquí se agrava de manera crítica Sin embargo, en todo momento demostró una
su enfermedad hasta el punto de que el día 21 de energía y una capacidad de trabajo innegables. Esto
julio de ese año José Salvany fallece en esa ciudad, le hacía ser un perfeccionista, un individuo que se
y es enterrado al día siguiente en la Iglesia de San exigía a sí mismo el máximo y también a los demás.
Francisco, tan lejos de su Barcelona natal, en las Balmis fue, en relación con su labor, un médico
tierras donde tantas vidas él salvó. moderno y adelantado para su tiempo, ya que fue
un defensor de la medicina pública, gratuita; un
Por su parte, Francisco Javier de Balmis murió precursor de la medicina preventiva; un gran gestor
el 12 de febrero del año 1819, a los sesenta y cinco que supo organizar equipos sanitarios formados por
años de edad, en su casa de la calle de Valverde, nº médicos, cirujanos y enfermeros, que, a través de las
12 de Madrid, la ciudad en la que se había fraguado Juntas Locales de la Vacuna, prevenían a los distintos
la Expedición Filantrópica de la Vacuna. pueblos de las enfermedades. Pero, sin lugar a dudas,
la mayor cualidad de Balmis, la que supera a todas
Las repercusiones a nivel político, social y, sobre las otras y la que hizo de él un hombre único, es
todo, médico de la Expedición de Balmis y Salvany su entrega a los demás, su preocupación por todos
y su propia finalidad, atajar las epidemias de viruela, aquellos que le rodeaban: por los niños vacuníferos,
institucionalizando la lucha contra ella a través de las por los que mostró en todo momento un gran
Juntas de Vacuna, hicieron que dicha empresa fuera desvelo y, en fin, por todos sus conciudadanos, al
alabada por los núcleos intelectuales de su época y embarcarse en una empresa filantrópica que marcó
que no pasase desapercibida para sus coetáneos. un hito en la Historia de la medicina y de la sanidad
El médico alicantino demostró un gran poder de universal.
Juan Carlos Herrera Hermosilla
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