El Nobel de la Paz de 2011 fue otorgado a tres mujeres por su lucha no violenta por los derechos de las mujeres y la paz: Ellen Johnson Sirleaf, presidenta de Liberia; Leymah Gbowee, activista liberiana; y Tawakkol Karman, activista yemení. Las tres mujeres destacaron en sus discursos de aceptación la importancia de la lucha de las mujeres por la paz y la justicia, así como el papel de los movimientos populares en la "Primavera Árabe".
Nobel de la Paz 2011 homenajea lucha de mujeres y Primavera Árabe
1. El Nobel de la Paz homenajea la lucha de las mujeres y la
"Primavera Árabe"
Panamá América, 10 diciembre 2011
Las tres laureadas con el Nobel de la Paz 2011, la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf (d), la también liberiana
Leymah Roberta Gbowee (izq.) y la yemení Tawakul Karman.
La ceremonia de entrega del Nobel de la Paz 2011, que por primera vez distinguió hoy
a tres representantes del género femenino, se convirtió en un homenaje a la lucha de
las mujeres de todo el mundo y a la "Primavera Árabe".
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y su compatriota Roberta Gbowee,
reivindicaron los movimientos de mujeres de África y Asia y recordaron a todas las
que han obtenido antes el Nobel de la Paz, con especial atención a la keniana Wangari
Maathai, la primera africana que lo obtuvo -en 2004- y que falleció este año.
Sin dejar de destacar la lucha de las mujeres, la yemení Tawakkol Karman, la última
de las tres en hablar en el Ayuntamiento de Oslo, centró su intervención en defender
las revueltas del mundo árabe.
Las tres fueron distinguidas con el centenario galardón por el Comité Nobel noruego
"por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y sus derechos a una
participación plena en el trabajo de construcción de la paz".
Y en sus discursos estuvieron muy presentes las mujeres, también "aquellas que con
su lucha privada y silenciosa ayudaron a formar nuestro mundo", en palabras de
Johnson Sirleaf.
2. 2
"No tengáis miedo de condenar la injusticia, aunque estéis en minoría. No tengáis
miedo de buscar la paz, aunque habléis con una voz débil. No tengáis miedo de exigir
la paz", dijo a sus hermanas de todo el mundo Johnson Sirleaf, de 72 años, que en
2005 se convirtió en la primera presidenta africana elegida de forma democrática.
Su compatriota Gbowee, de 39 años, comenzó recordando los inicios del movimiento
pacifista y multiétnico Women of Liberia Mass Action for Peace, que impulsó en 2002
con otras seis mujeres, "nuestras propias convicciones y diez dólares", y que luego
contribuyó a poner fin a la segunda guerra civil en su país.
"Usamos nuestro dolor, nuestros cuerpos destruidos y nuestros sentimientos heridos
para confrontar la injusticia y el terror en nuestro país. Éramos conscientes de que
sólo a través de la no violencia podríamos acabar con la guerra", dijo Gbowee,
recordando que las mujeres fueron "juguetes de guerra" en el conflicto.
De izquierda a derecha, Ellen Johnson Sirleaf, Leymah Gbowee y Tawakkul Karman
Gbowee opinó que la elección de las premiadas llega en el mejor momento, cuando
"mujeres que antes eran víctimas silenciosas y objetos del poder de los hombres,
derriban los muros de las tradiciones opresoras con la fuerza invencible de la no
violencia".
También al poder de la resistencia no violenta apeló Karman, de 32 años y la más
joven de las galardonadas, por su papel central en la lucha por los derechos de las
mujeres y la democracia en Yemen.
3. 3
Vestida con el hiyab y dirigiéndose a la audiencia en árabe, Karman aceptó el premio
"en nombre de la juventud revolucionaria de Yemen y otros países árabes", que
luchan contra "la guerra conducida por líderes despóticos que oprimen a su propia
gente".
Esa "revolución juvenil" es pacífica, popular, cuenta con la participación de miles de
mujeres y tiene "exigencias justas y objetivos legítimos", según Karman, que la
comparó con los procesos políticos surgidos en Europa del Este tras la caída de la
URSS.
"La conciencia humana no puede estar tranquila viendo cómo la juventud árabe, que
está floreciendo, es segada por la máquina de muerte que los tiranos sueltan contra
ella", dijo la activista yemení, reclamando el apoyo del mundo "democrático".
Karman defendió que los procesos en el mundo árabe deben de incluir
obligatoriamente la deposición de los dictadores, de sus cuerpos de seguridad y de su
"red de nepotismo"; la creación de instituciones para una fase de transición y la
creación de un estado "moderno, civil y democrático".
El discurso de Karman cerró la ceremonia, que duró casi dos horas, contó con la
asistencia de la familia real y el Gobierno noruegos y tuvo un variado repertorio
musical, con un guiño a las galardonadas al incluir a la liberiana Miatta Fahnbulleh, la
beninesa Angelique Kidjo y el egipcio Ahmed Fahti.
Las tres ganadoras de este año suceden en el palmarés del premio al activista chino
Liu Xiabo, quien no pudo viajar a Oslo el año pasado por estar preso.
El Comité Nobel noruego no elegía a tres ganadores desde 1994, cuando el premio fue
a parar a los entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin; ministro israelí de Asuntos
Exteriores, Simon Peres; y presidente de la autonomía palestina, Yaser Arafat.
4. 4
Johnseon Sirleaf, Gbowee y Karman se repartirán los 10 millones de coronas suecas
(1,1 millones de euros o 1,5 millones de dólares) con que está dotado el premio, al
igual que los otros cinco Nobel que se entregan también hoy en Estocolmo.
“Ustedes representan a una de las más importantes fuerzas motoras del cambio en el
mundo de hoy: la lucha por los derechos humanos en general y la lucha de las mujeres
por la igualdad y la paz en particular”, declaró el presidente del comité Nobel,
Thorbjoern Jagland, antes de entregarles el premio.
MITAD DEL CIELO
Jagland añadió que las tres premiadas “ofrecían un sentido concreto al proverbio
chino según el cual las mujeres sostienen la mitad del cielo”.
A pesar de la heterogeneidad del trío de premiadas, Jagland destacó que las tres eran
ejemplo de mujeres que se recusaron a ser relegadas al rol de víctimas, y en cambio
adoptaron una acción decisiva para poner fin a las guerras y promover la paz, la
democracia y los derechos humanos.
Se trata de la primera vez en la historia del Nobel que el premio de la paz es otorgado
a tres mujeres. Sirleaf, Gbowee y Karman vestían ropas típicas de sus países, que en el
caso de la periodista yemenita incluía un hijab multicolorido.